El economista considera que la autoridad monetaria quiera asegurarse que no utiliza sus instrumentos demasiado pronto
MADRID. El Banco de Inglaterra (BoE) prevé la peor recesión de la que se tenga constancia y tal vez quiera asegurarse de que no utiliza todos sus instrumentos de política monetaria demasiado pronto.
Que haya mantenido los tipos no es una sorpresa. Actualmente no creemos que la institución vaya a seguir a otros bancos centrales en el camino hacia tipos negativos, pero es probable que la autoridad monetaria decida a finales de este año aumentar sus compras de activos en al menos 100.000 millones de libras esterlinas.
Michael Saunders y Jonathan Haskel, que en el pasado tendieron a ser más dovish, votaron a favor de hacerlo este mes, tal vez los miembros más halcones quieren que el Banco se guarde toda su munición para una fecha posterior. Pero, ciertamente hay más QE en camino.
El pronóstico del BoE sobre una rápida recuperación económica en 2021 y más allá, con el nivel de actividad volviendo a un nivel cercano al de la tendencia anterior a la crisis para 2023, es optimista. Vemos que la economía será al menos un 5% inferior en 2023 de lo que habría sido antes del ataque del virus.
Aún más sorprendente es que el principal escenario de la autoridad monetaria espere que la inflación vuelva al 2% en 2022. Las cifras para 2020 y 2021 son del 0,6% y el 0,5%, respectivamente. Esto parece extremadamente optimista dada la enorme brecha de producción que abre la crisis así como a otras fuerzas desinflacionarias que pesan sobre la economía, por lo que prevemos una inflación de sólo el 1,2% en 2022.
Luke Bartholomew es economista de Aberdeen
Standard Investments