La institución trata de estimular la recuperación económica de la Eurozona, al tiempo que monitoriza los efectos adversos y desiguales de la pandemia
MADRID. El Banco Central Europeo (BCE) anunció este jueves un paquete de medidas expansivas mayormente en línea con el consenso de expertos, aunque marginalmente más generoso en algunos detalles. En particular, el Banco incrementó el tamaño del programa de emergencia de compras de activos PEPP por unos 500.000 millones de euros y extendió su duración por nueve meses –en lugar de seis- hasta marzo del 2022. Esta decisión no es trivial, ya que garantiza al banco la disponibilidad de múltiples opciones para implementar las compras bajo PEPP en función de los efectos desbalanceados de la pandemia.
Así, el BCE podría continuar sus compras semanales alrededor de 20.000 millones de euros (similar al ritmo promedio desde el inicio del programa en marzo); a un ritmo más moderado de 15.000 millones semanales (similar al promedio desde agosto); o al ritmo que sea necesario según las condiciones del mercado. En cualquier caso, Lagarde destacó que la cobertura del programa no tenía que ser utilizada en su totalidad necesariamente y que, de igual forma, el programa podría ser nuevamente recalibrado en el futuro.
Con ello, Lagarde enfatiza la flexibilidad otorgada al programa tanto en el tiempo, magnitud como destino, sin dejar de reconocer que la extensión de la hoja de balance del BCE podría deteriorar gradualmente el apetito de los inversores. Sin embargo, los mercados de deuda parecen recibir la extensión con júbilo, mostrando rendimientos mínimos históricos en los bonos de deuda a 10 años en países de mayor riesgo relativo como Portugal, España e Italia.
La flexibilidad de los términos de financiamiento también se extendió a otra de las herramientas claves en respuesta a la pandemia: el programa de préstamos a largo plazo TLTRO. En este caso, el programa será extendido durante otro año a una atractiva tasa de interés de -1%, sujeto al ritmo de préstamos bancarios al sector privado. Lagarde enfatizó que el nivel de oferta crediticia en la Eurozona no estaba necesariamente limitado por el costo asociado a los préstamos, sino por las condiciones vinculadas al perfil de los prestatarios. Mientras la jefa del BCE señaló que la calidad de los préstamos no debería quedar comprometida, Lagarde subrayó que el objetivo de este instrumento es incentivar a la banca a otorgar más préstamos al sector privado.
En relación a los nuevos pronósticos macroeconómicos ofrecidos por el BCE, los cambios al escenario proyectado en septiembre son apenas cosméticos. La revisión a la baja del crecimiento económico a corto plazo es una consecuencia esperada de la tercera ola de infecciones a finales del año, aunque sus efectos serán parcialmente compensados por el sorpresivo repunte de la actividad económica en el tercer trimestre del año. En los próximos años, el panorama de crecimiento converge con las proyecciones previas, dado que los supuesto de base en relación a la situación sanitaria son prácticamente los mismos.
El BCE espera que para mediados del 2021, una parte importante de la población europea sea vacunada, aunque no será hasta finales del próximo año que la actividad económica (especialmente los servicios) pueda retornar a una relativa normalidad. En cuanto a la inflación, la revisión bajista en 2022 está en línea con la señal persistentemente baja ofrecida por las encuestas y las expectativas implícitas del mercado.
Para aquellos que esperaban pistas más jugosas sobre la postura del BCE en relación a la apreciación del euro, Lagarde rebatió cualquier indicio de especulación al referirse al tema con una respuesta de manual: el tipo de cambio no es un objetivo específico de la política monetaria, aunque su impacto sobre la inflación es estrechamente monitoreada por el banco. Nuestra lectura al respecto es que el BCE mantendrá un bajo perfil de atención sobre la apreciación del euro, a menos que esta sea muy sostenida y rápida y su efecto de traspaso sobre los precios domésticos sea considerable. La relación euro/dólar osciló poco menos de medio punto porcentual sobre los comentarios de Lagarde durante la conferencia de prensa, indicando que los mercados parecen creer lo mismo.
En conclusión: el BCE refuerza su mensaje de amplia acomodación monetaria para estimular la recuperación económica de la Eurozona, al tiempo que monitoriza los efectos adversos y desiguales de la pandemia en los distintos sectores y estados de la zona euro. Aunque al BCE parecieran quedarle pocas herramientas adicionales para devolver la inflación a la meta de 2%, la institución ha hecho un buen trabajo hasta el momento garantizando una holgura de las condiciones de financiamiento sin precedentes.
Olivia Álvarez es analista de Monex Europe