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tribuna libre / OPINIÓN

Des-ingeniería financiera

13/11/2019 - 

El último número de la revista Finanzas y Desarrollo (septiembre 2019), editada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), contiene algunos artículos muy relevantes referidos a los "paraísos fiscales".

Para este organismo –nada sospechoso de "heterodoxia financiera" – el uso por parte de las multinacionales y las grandes fortunas de la elusión fiscal, gracias a los "paraísos fiscales", empieza a constituir el principal freno al desarrollo económico y el bienestar del planeta.

Concretamente, Nicholas Shaxson (1) –periodista especializado en finanzas–, recoge estimaciones de las pérdidas por la elusión en el pago de Impuesto de Sociedades entre quinientos mil y seiscientos mil millones de dólares anuales. Además, cita una horquilla de entre 9 y 36 billones de dólares (según distintos estudios económicos), depositados por personas físicas en estos mismos paraísos fiscales y que eluden el pago de impuestos.

En otro artículo del mismo número, los economistas Jannick Damgaard, Thomas Elkjaer y Niels Johannesen (2) evalúan las "inversiones fantasmas" (Inversiones Extranjeras Directas no productivas) en 40 billones de dólares, la mayoría en y desde una red de "paraísos fiscales" que incluye Luxemburgo, Países Bajos, Hong Kong, las Islas Vírgenes británicas, Bermuda, Singapur, Islas Caimán, Suiza, Irlanda y Mauricio.

La conclusión es que, si todos estos fondos pagaran los impuestos correspondientes, no sería difícil llegar a recaudaciones adicionales en impuestos, de 1 billón de dólares anuales. Con una simple regla de tres, tomando el tamaño de la economía española con respecto a la mundial, significaría una recaudación de entre quince mil y veinte mil millones de dólares, lo que prácticamente "arreglaría" el déficit primario del estado, evitando además el pago futuro de los intereses correspondientes al endeudamiento necesario para compensar esta pérdida recaudatoria. Y esto, sin tocar una coma de las actuales leyes de hacienda en sus tipos impositivos.

El objetivo de esta recaudación, no es una ficción económica (entre otras cosas, y como señala el mismo número de la revista del FMI, algunos organismos financieros internaciones empiezan a tomar conciencia real del serio problema), pero su implementación con mayor o menor celeridad dependerá en gran medida de la colaboración internacional para su puesta en marcha. Solo una acción coordinada de todos los países de la Unión Europea permitiría su aplicación. Lamentablemente, asistimos en Europa a lo que indicaba un viejo proverbio: "Si miras al gusano, te perderás el eclipse". Los gobernantes de varios países europeos (Gran Bretaña, Polonia, Hungría, Italia) están mirando –y lo que es peor, señalando a los ciudadanos–, no ya los gusanos, sino las hormigas o las pulgas bajo las alfombras. Gobernantes de otras regiones –como Cataluña, aquí en España–, ni siquiera eso: están dedicándose a la caza de quiméricos gambusinos, fruto de leyendas urbanas, desatendiendo flagrantemente la gestión de "la cosa pública" (a pesar de reivindicarse como "republicanos").

Paraísos fiscales. Foto: Google Maps/Europa Press

Recientemente, en su congreso de Zaragoza, celebrado la semana pasada, se publicó que "la Asociación de Inspectores de Hacienda (IHE) defiende el establecimiento de una tasa para gravar los movimientos de fondos con origen o destino en ‘paraísos fiscales’ –las comillas son mías– para ayudar a combatir el fraude", junto con otras iniciativas como el no reconocimiento de los actos jurídicos celebrados ni de la personalidad jurídica de las sociedades constituidas en o cuyos socios provengan de esos territorios. Incluso, promueven la protección del confidente y el pago de la información sobre fraudes, como, al parecer, ya se realiza en Estados Unidos.

El problema suele residir en desembarullar las complicadas madejas financieras tejidas para hacer opacos los propietarios reales de los fondos que se mueven en estos sumideros fiscales, y que evitan así el pago de impuestos. Es lo que se llama comúnmente "ingeniería fiscal", que exige grandes esfuerzos de cooperación internacional, además de legiones de inspectores y jueces, con gran entrenamiento y conocimientos especializados, para desenmarañar esas redes complejas de evasión.

Pues bien, yo propongo invertir la regla de los esfuerzos, y que recaiga en los propietarios de cuentas off shore, la carga de desenmarañar sus complejas estructuras societarias, si quieren utilizar tanto nuestros territorios como nuestra moneda –el euro– para el manejo espurio de sus movimientos financieros y especulativos.

El sistema es simple en su esencia, a falta de ser 'pulido' en sus detalles técnicos y financieros por los expertos: Se trata de gravar con una tasa inicial del 50% todas las operaciones financieras (que no respondan a transacciones económicas) con origen o destino en los sumideros fiscales.

Esta tasa quedaría reducida automáticamente a un 5% en caso de que ambas personas jurídicas (emisor y receptor de los fondos) estuvieran debidamente identificados y ratificado el territorio de pago de sus impuestos fuera de estos sumideros. Correspondería a estas personas jurídicas la demostración veraz de estos datos para optar a esta tasa reducida.

En caso de que alguno de los socios que componen estas personas jurídicas fuera a su vez una personalidad jurídica radicada en algún sumidero fiscal, se le aplicaría proporcionalmente la tasa del 50% sobre la transacción en proporción a su porcentaje de propiedad en la sociedad. Para que este 'segundo escalón' propietario pudiera beneficiarse de la tasa reducida del 5%, tendría que detallar a su vez su composición societaria, comprobando fehacientemente la dirección fiscal de todos los socios.

Por este método iterativo, si la estructura societaria presenta una ingeniería fiscal de 6 escalones de empresas pantalla hasta el propietario final transparente, este pagaría una tasa acumulada de un 30% sobre el valor de la transacción, además de transparentar su identidad fiscal. La alternativa entonces para el promotor de la ingeniería fiscal estribaría en permanecer en el anonimato, pagando una tasa del 50% de los fondos transferidos, o transparentarse fiscalmente. Valga un simple cálculo como ejemplo:

Toda esta información aportada por las sociedades off shore que pretenden actuar en nuestra Unión Europea, sería de público conocimiento, permitiendo a los estados conocer en profundidad las estructuras societarias y así trasladar a sus propietarios las bases fiscales adecuadas para sus impuestos; esto permite también a sus propietarios que se diviertan –si así lo desean– en la planificación y desarrollo de sus marañas societarias, sin repercusión recaudatoria.

Desde el desarrollo de los sumideros fiscales en los 70’ y la desregulación financiera de los 80’, se ha acentuado una flagrante paradoja, que ya intuyó Margrit Kennedy (3) y que consiste en que los impuestos eludidos por las grandes fortunas (una forma impersonal de llamar a los grandes millonarios, dado que detrás de las fortunas están las personas) digo, esta elusión fiscal provoca la necesidad de déficits financieros crecientes de los países, que se satisfacen con los préstamos que vienen muchas veces de estos evasores fiscales, generando un círculo vicioso de necesidades financieras, incrementadas paulatinamente para equilibrar los presupuestos de los estados. El dinero que no nos pagan en impuestos, posteriormente nos lo prestan cobrando interés, lo que constituye un “hermoso refuerzo” a su comportamiento. La dejación de funciones que hacemos en este aspecto constituye una herencia de deuda envenenada que legamos a las siguientes generaciones.

Quizás, para paliar en parte los efectos de esta deuda transmitida, una porción de lo recaudado con estas tasas pudiera dedicarse al refuerzo de la educación y la economía circular y sostenible, que ayuden a revertir la inercia del cambio climático puesto en marcha por nuestra actividad económica, matando dos pájaros de un tiro.

Con motivo de las elecciones al Parlamento Europeo del pasado mes de mayo, se promovió una campaña de implicación ciudadana, poniendo de manifiesto el valor real de los logros de la Unión y el valor del voto y la acción ciudadana para el mantenimiento de estos logros.

"Unida en la diversidad" es el lema oficial de la Unión. Después de ver un documental referido a los cambios experimentados en Europa sobre el bienestar y la libertad de sus habitantes, de los que somos referencia para todo el planeta, a mí se me ocurrió otro lema: "Europa, paraíso vital". Pienso que no hay ninguna otra estructura socio-política del planeta en que las conjunciones de la acción política, social y económica de ciudadanos libres, permita un grado de bienestar general, con la más alta posibilidad de formularse un proyecto de vida y llevarlo a cabo, como en Europa.

Pero este Paraíso Vital se nos puede ir por el desagüe si no taponamos adecuadamente las fugas. 

"Paraíso Vital, pero sin Sumidero Fiscal".

Joaco Alegre. Asociación Divert. Artesano librepensador para la Economía Colaborativa

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 (1) Nicholas Shaxson: Combatir los paraísos Fiscales. Finanzas y Desarrollo. Septiembre de 2019.

(2) Jannick Damgaard, Thomas Elkjaer y Niels Johannesen: El auge de las inversiones fantasma. Finanzas y Desarrollo. Septiembre de 2019. 

(3) Referida a los trasvases de fondos entre deciles de población prestamistas y prestatarios en Alemania. Margrit Kennedy: Interest and inflation free money. Diciembre 1998. Editorial del Nuevo Extremo.

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