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De Anakin Skywalker a Trump, o por qué Star Wars te ayuda a entender la política contemporánea

Publicado por la editorial Pireo, La fuerza está contigo. Poder y política en Star Wars recurre a personajes de La Guerra de las Galaxias para abordar conceptos como el trabajo esclavo, la tiranía o la antipolítica

14/12/2020 - 

MURCIA. Para empezar, reconozcamos la evidencia: la gestión de los asuntos y recursos colectivos, la gobernanza de la vida en común, en definitiva, la política, está repletita de recovecos difíciles de entender para aquellos humanos no especializados en el tema de la res pública. Pero, claro, esto de ser un ciudadano pleno pasa también por estar al día de qué sucede en nuestras instituciones y, al fin y al cabo, la política impregna cada aspecto de nuestra cotidianeidad, desde los barrios en los que vivimos hasta nuestro horario laboral. Cerrar los ojos y fingir que nada de eso va con nosotros no suele acabar muy bien. Total, que con el objetivo de facilitar la digestión de estos asuntos, la editorial Pireo acaba de publicar La fuerza está contigo. Poder y política en Star Wars, un viaje intergaláctico a base de celulosa en el que distintos autores recurren a la saga de George Lucas como herramienta pedagógica. Y es que, como sabemos desde hace tiempo, las ficciones no solamente nos ayudan a conocernos mejor a nosotros mismos, sino también a entender aquello que nos resulta lejano. Poco importa si sucede en Russafa o en Naboo.

En este sentido, la cultura popular, el mainstream más mainstream, esa comunidad de sentidos compartidos que generan los productos de masas ejerce de vehículo todopoderoso a la hora de abordar conceptos académicos complejos y retirarles ese halo de oscurantismo. Porque incluso el BOE parece más fácil de entender si hay un jedi de por medio. “Abordar las relaciones entre política, poder y economía es un clásico en la ciencia crítica al que desde la academia nos acercamos en artículos y libros que, en demasiadas ocasiones, salen poco de las bibliotecas. Saltar más allá de las revistas especializadas y de las colecciones de obras para autoconsumo académico es imprescindible para ampliar debates y compartir las reflexiones teóricas con conjunto de la ciudadanía desde una óptica que vincula emocionalmente a la persona”, apunta Adoración Guamán, profesora en la Universitat de València y coordinadora del volumen junto Rubén Dalmau, que aquí deja a un lado su papel como vicepresidente segundo del Gobierno valenciano y conseller de Vivienda y Arquitectura Bioclimática, y se centra en su faceta de docente y fan de El Imperio Contraataca, “una película visualmente impactante, estéticamente muy atractiva y que cuenta el nudo gordiano de la historia de Star Wars: el retorno del héroe”.

Y claro, en pleno siglo XXI, si hablamos de cultura pop parece imposible no acabar recalando en Darth Vader, quintaesencia de los símbolos cinematográficos compartidos por medio mundo. Películas, series, dibujos animados, nuevos personajes y más merchandising del que hubiera podido concebir cualquier responsable de marketing, desde figuras articuladas hasta pijamas, pasando por vajillas, felpudos, juegos de mesa y cualquier otro objeto en el que se pueda estampar el Halcón Milenario Una hiperproducción continua de cacharros, que, admitámoslo, habla más de la voluntad de estimular un consumismo salvaje que de la cinefilia en sí misma. Pero ahí está su público fiel, dispuesto a comprar tantos llaveros y camisetas de Han Solo como salgan al mercado. Y a ver quién no ha tenido un amigo supuestamente gracioso empeñado en demostrar lo bien que sabe imitar a Constantino Romero con el ya manidísimo “Luke, yo soy tu padre” (un consejo de servicio público para todos ellos: no, no sabéis poner la voz de Constantino, acabemos ya con este bochorno). O el boom en redes sociales de Baby Yoda tomándose un cafecito mañanero, un toque cuqui para un 2020 muy poco cuqui.

Para Guamánla saga de George Lucas “fue pionera en casi todo, creó un universo que ya dura 43 años, popularizó el fenómeno fan, promovió una industria gigantesca y ha permeado la creación de muchas otras grandes historias. Esa conexión no se pierde generación tras generación porque, más allá de la moda, la música o los efectos especiales, la saga se vertebra en un elemento fundamental: la esperanza en la bondad, ese concepto de fuerza, de lado luminoso, de resistencia, que lleva a que capítulo a capítulo ganen “las buenas” pero que también muestra como hasta los mejores personajes pueden tropezar con el lado oscuro. Y, en sentido contrario, iconos como Vader exponen que, incluso en el lado oscuro, hay una bondad encapsulada que puede despertar”. Admiradora declarada de Leia Organa, la autora, que en este volumen aborda el trabajo esclavo, subraya que Star Wars resulta “especialmente interesante en términos de ciencia política por su relato sobre las instituciones, las y los políticos, la democracia, el autoritarismo y el republicanismo. De igual manera, el tratamiento de la depredación económica, la explotación y las estrategias de acumulación permiten que nos enfoquemos en los más actuales problemas respecto de la relación existente entre capital y trabajo en nuestra realidad”.

 “Para la mayoría de espectadores y críticos de cine la saga es cultura de masas o cultura popular, para mí esa es la punta del iceberg. Debajo de la superficie, hay un desarrollo de ideas culturales muy complejas. Ese fue el gran acierto de George Lucas desde el principio: utilizar un formato accesible al gran público para transmitir planteamientos filosóficos, mitológicos, psicológicos, morales o políticos muy elaborados. Cada película de Star Wars está formada por una estructura narrativa de una gran complejidad, con tramas y subtramas que se entrecruzan y con una gran cantidad de personajes secundarios que suelen llevar el peso de la narración tanto tiempo como el protagonista. Cuando las veo tengo la misma sensación que cuando veo El Padrino”, afirma Manuel Benítez Bolorinos, docente en la Universidad de Alicante y uno de los autores del libro.

Apología del ewok

Durante décadas, y especialmente en ciertos círculos de narices elevadas, mucha pompa y más circunstancia, el ocio de masas, en general, y el cine comercial en particular era considerado un divertido frívolo sin más. Casi una vulgaridad. Si no lo habían dirigido Bergman, Godard o Lars von Trier no había nada de interés que extraer de ahí. Y, como te descuidaras, te caía la sentencia de “pan y circo” en boca del intelectualoide de turno. Con el 2020 en pleno canto del cisne, toca preguntarse si esos prejuicios hacia la ficción mainstream siguen vivos o las distinciones entre alta y baja cultura se han quedado ya en el cajón de los elitismos desfasados. Dalmau cree que ese recelo continúa vigente: “existen prejuicios, y vienen causados principalmente por un enfoque elitista de la cultura. Gente que simplemente menosprecia la cultura popular y que entiende una frivolidad que se utilice en ambientes académicos para mejorar el aprendizaje y divertirse”. “El elitismo en la cultura ha constituido históricamente un hecho diferenciador entre los poderosos que podían acceder a cierta cultura para minorías y ‘el vulgo’ que tenía más dificultades de acceso. El Entartete Kunst, ‘arte degenerado’ de los nazis, traduce muy bien esa idea: solo es arte aquello que los que mandan dicen que lo es. Al pensamiento oligárquico le molesta la cultura popular porque es esencialmente democrática: llega a todos sin distinguir entre unos y otros, y llega con similar intensidad”, apunta el dirigente valenciano, quien ha elaborado para este volumen colectivo un capítulo sobre política y antipolítica. Por cierto, fuera caretas: los jedis y los sith son muy pintones, sí, pero no hay nada más carismático que un ewok enfadado.

En su capítulo, los profesores Francisco Olucha y Jorge Ramos, de la Universidad de Salamanca, abordan la estrategia política que tenían los Sith para perpetuarse el poder: “Aprovecharon un sistema político obsoleto y frágil, donde las élites políticas y económicas y la ciudadanía estaban distanciados”. “Creemos que es una muy buena lección para entender el juego político del poder aplicando algunos de los autores clásicos de la teoría política como Marx, Weber o Schmitt”, señala Olucha. No sorprende demasiado, pues, que cite La Venganza de los Sith como su entrega favorita de la saga.

La gestión del coronavirus por parte de la Unión Europea es el asunto que centra el texto de Ainhoa Lasa. En Tatooine no ha habido covid, ni falta que hace: “la crisis está presente de forma latente en todos los episodios de Star Wars, por eso he tenido que hacer una selección previa, y, me he centrado en las precuelas, que fueron objeto de fuertes críticas que acusaban a George Lucas de haber traicionado el espíritu de la trilogía original. Sin embargo, considero que esas tramas nos permiten comprender cómo las contradicciones y diversidades que existen entre las galaxias (los distintos Estados miembros de la Unión) son aparentes, y cómo esta apariencia puede degenerar en la imposición de un único orden político de dominación (Imperio galáctico) que no respeta a las múltiples diversidades como condición previa para la existencia de la República galáctica (la aspiración de una Europa más política)”, explica la investigadora de la de la Universidad del País Vasco.

Por otros derroteros se va Benítez, quien sitúa al Episodio IV “Una nueva esperanza” como su título favorito de la saga: “la mayoría de las space opera se basan en la idea del enemigo exterior que ataca a la Tierra o a los seres humanos, por lo que se justifica una respuesta violenta y xenófoba. El diferente, el extraño, es peligroso y hay que defenderse. En cambio, en Star Wars el ‘enemigo’ proviene de la propia sociedad y pretende transformar un régimen democrático decadente en una tiranía militarista. Me estoy refiriendo al Emperador Palpatine, claro”. Así, el investigador ha realizado un análisis “de todos los pasos que da para hacerse con el poder desde dentro. Lo defino como ‘cinco cómodos pasos para convertirse en tirano’. Se trata de una amenaza interna que podríamos comparar con los movimientos fascistas de los años 30. No es extraño que los oficiales imperiales tengan uniformes parecidos a los que llevaban los nazis

Además, La Fuerza está contigo, cuenta con las ilustraciones de Juan Pedro Quilón, quien ha asumido la tarea nada sencilla de reinterpretar algunos de las imágenes más icónicas del cine contemporáneo. “Por el tema y enfoque quise acercarme al estilo de los carteles republicanos. Quería darles a las imágenes un aire retro y pulp que me encanta. Por eso añadí grano y sinteticé elementos icónicos de una manera casi geométrica, como los antiguos carteles del ‘Art Deco’. De hecho, me permití una referencia muy evidente a Josep Renau y uno de los carteles ("Victoria: Hoy más que nunca") que me parecía inevitable”, explica. ¿Su película favorita? El imperio contrataca.

Aunque la familia Skywalker cuenta con miles y miles de fans enfervorecidos en los distintos rincones del globo terráqueo (y suponemos que en otros planetas también, pero este extremo no está confirmado y aquí nos gusta el periodismo basado en datos contrastados), tampoco es diminuta la facción de humanos que no se declaran especialmente aficionados de esta saga.

No es cuestión de generar más crispación en un panorama tan polarizado como el actual, pero algo tendremos que hacer con toda esa gente a la que no le gusta Star Wars. Para Lasa, adoradora de Chewbacca, la clave está en “intentar acercarles a partir de cuestiones que les preocupan. El universo de George Lucas es plural, lo que permite establecer múltiples conexiones con las necesidades presentes en nuestras sociedades. No hay una única clase, sino una que consigue imponer su dominio, pero no puede evitar que en los márgenes del sistema existan una multiplicidad de clases que luchan por resistir o por subsistir, el dilema de la humanidad”. Por su parte, Quilón tira de pragmatismo y actualidad y les recomienda “ver The Mandalorian. A ver si así se enganchan un poquito...”. “Si es una falta de aprecio por un juicio estético, pero conocen la saga, poco más que comentar: el lado oscuro muy poderoso es, y seguro que se vive muy bien en él. Si es desconocimiento por prejuicios a la cultura popular, quizás darle una primera oportunidad a la saga les sorprendería”, sostiene Dalmau

Llegados ya a la despedida, tocaría cerrar con un “Que la fuerza os acompañe”, pero eso sería un recurso demasiado fácil y aquí hemos venido a jugar. Así que, esta humilde redactora se despide con una confesión: a mí me caía bastante bien Jar Jar Binks, jamás entenderé esa campaña de odio hacia el pobre bicho. Esa es la causa en la que creo y la defenderé hasta sus últimas consecuencias. Ups, creo que acabo de escuchar el zumbido de una espada láser.

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