MURCIA. En los 80 había dos tipos de seres gomosos y malvados, pero entrañables y divertidos, que poblaban los videoclubes. Por una parte, los Gremlins eran muy divertidos y macarras, y Gizmo, era adorable. Por otra, aparecieron unos años más tarde unos seres más gamberros (sí, se podía ser más gamberro) que provenían del espacio exterior e iban a crear el caos en la Tierra. Eran los Critters.
Octavio López, escritor incansable sobre el cine de género, ha devuelto a la vida a esos seres dentudos y con pinchos que ya impactaban desde la portada del VHS a cualquiera que los descubriera. Critters. Devoradores del Espacio Exterior (Ed. Applehead), es la biblia de lo que ha dado de sí la saga.
En muchas ocasiones es el autor el que desea fervorosamente escribir sobre un tema. Sin embargo, en otras, la editorial es la que les pone el dulce en la boca. “Aunque la saga Critters me encanta, tengo que admitir que fue un proyecto que me propusieron Frank Muñoz y Pedro José Tena, los editores de Applehead Team”, reconoce el sanvicentero. “Me preguntaron si me gustaría hacerme cargo de un volumen que recogiese toda la saga, dándole el formato de mis libros anteriores”.
Además de la editorial también hubo gente que le animó a realizar el libro. “Por otro lado, mi prima Laura es una entusiasta total de estos granujas insaciables, y cuando le comenté lo que me habían propuesto desde la editorial, me dijo que tenía que ocuparme de cuidar a los crites ¡No pude decir que no!”.
En 1986 aparecen los Critters, unos años antes ya estaban pululando por ahí los Gremlins, para muchos fue una película de explotación. Sin embargo, Octavio nos comenta que no fue así exactamente. “La premisa original de Critters estaba escrita varios años antes de la llegada de Gremlins. Fue Brian Domonic Muir quien lo escribió cuando apenas había cumplido la mayoría de edad. Al poco, decidió coger ese guión y marcharse a Hollywood a probar fortuna”.
Gremlins abrió un camino, que luego exploraron otras producciones, ya que ese tipo de seres funcionaban muy bien en la taquilla. “Es cierto que cuando los gremlins llegaron a las pantallas parecía el momento adecuado para quitarle el polvo a ese libreto. Así, es probable que sin el éxito del filme de Joe Dante, no hubieran llegado los critters. Pero si uno presta atención, salvo su tamaño y su aspecto, entre peludo y escamoso, poco tienen en común las dos premisas”, sentencia López.
El libro, como suele ser habitual en sus ensayos, suele estar trufado de muchas entrevistas, por ejemplo de la primera entrega habla con Dee Wallace, actriz que había participado en ET, M Emmet Walsh (que hacía de Sheriff) o Barry Opper (productor de la saga original, las cuatro) “Es un trabajo arduo de investigación y mucha paciencia”, apunta.
“Hay que buscar a los agentes, proponerles la entrevista, y esperar a ver si aceptan. No hay en realidad una fórmula mágica, sino exponer bien en qué consiste el proyecto, ser respetuoso y esperar una buena respuesta. Barry Opper fue clave, porque fue al primero que contacté. Era uno de los dos padrinos de la saga, y me pareció el comienzo perfecto”.
Es increíble en nivel que alcanza el libro, tanto en entrevista como en detalles sobre la saga, probablemente sea el libro más ambicioso que se ha realizado sobre la saga en el mundo, y eso debe ser complicado. “Aunque en esta ocasión el proceso fue bien, hay que tener en cuenta que es un proceso laborioso. Por ejemplo, recabar todas estas entrevistas me ha llevado un año y medio”.
“De todas ellas, además de las que mencionas me siente especialmente orgulloso de poder presentar las declaraciones de los hermanos Chiodo, que se ocuparon de crear a estas inolvidables criaturas. Y aunque no es una entrevista en sí misma, me siento muy halagado de poder contar con un prólogo de Charles Austin Muir, el primo de Brian y albacea de su legado creativo”.
El autor repasa la banda sonora de David Newman, desde su inquietante Main Title hasta Critters Hunt for Lunch, no siempre en un libro de estas características se hace tanto hincapié en ese aspecto. “Para empezar, soy un amante de la música de cine. Me parece uno de los elementos más importantes de una producción, a decir verdad. Tiene un poder increíble a la hora de atar imágenes y escenas en tu recuerdo, amén de potenciar ciertos aspectos o contar una historia adicional al largometraje”, señala.
Hay bandas sonoras sin las que no se entendería el filme. “Sin olvidar que muchas bandas sonoras tienen encapsulado el espíritu del largometraje. De igual modo, se da la circunstancia que las bandas sonoras de la saga de critters son especialmente divertidas”.
Hacía años que no la escuchaba, y volver a ponerla hizo que se erizaran los vellos. Era como regresar a la infancia. “La primera de David Newman es un buen ejemplo, con una mezcla muy llamativa entre orquesta para los momentos más bucólicos, y sintetizador para las gamberradas de los crites. Por no hablar de la canción Power of the Night, icónica en sí misma”.
En las otras películas de la saga también hubo muy buena música. “El resto de bandas sonoras también tienen elementos de interés, especialmente la segunda de Nicholas Pike, que compuso una música también muy granuja, pero muy épica en algunos tramos ¡Incluso ganó el premio a mejor banda sonora en Sitges de 1988!”
Después de la película original dirigida por Stephen Herek y su segunda entrega, también muy buena, dirigida por Mick Garris, quizás el nivel de la saga bajó. “Teniendo en cuenta que se realizaron con la idea que saliesen en video (en España, milagrosamente salió en cines, algo anómalo para el recorrido de la película en el resto del mundo) y tenían un presupuesto muy exiguo, no me parecen totalmente desdeñables”, comenta. “Y puesto que estaban los mismos artífices en la saga, Barry Opper y Rupert Harvey, en esas cuatro primeras películas se detecta el mismo espíritu, a pesar de las divergencias tonales y presupuestarias”.
Jordan Downey en 2014 realizó un fan film, Critters: Bounty Hunter muy bueno. El fandom de los critters parece no haberse dormido. “El cortometraje de Downey es una pequeña maravilla, más teniendo presente que lo pagó todo de su bolsillo y sus recursos eran muy limitados”, aclara López. “Por desgracia, creo que las nuevas entregas de los critters no han terminado de funcionar, y me da la impresión que su universo parece haberse quedado en suspenso por el momento”.
Como toda buena saga de terror ochentera, tiene cientos de miles de seguidores por todo el mundo, y eso hace que siempre esté vigente. “Ahora bien, seguidores de la franquicia por todo el mundo se ocupan de mantener vivo el legado, especialmente el de las cuatro primeras películas. En este sentido, Chris Lacks —quien probablemente sea el mayor fan del planeta de los crites— realiza un podcast periódicamente sobre el tema, amén de recolectar todo lo que encuentra sobre las producciones.”
En España también tenemos a fans de la saga. “Tenemos al gran José Manuel Sarabia, que desde su canal Video Club Weird ya ha analizado y comentado el fervor que las películas clásicas le producen. En resumen, diría que el fandom de los critters es pequeño pero resistente”.
En 2019 se creó una serie, Critters: A New Binge de ocho capítulos y rodada en escasamente 20 días. Una serie con poco tiempo sumado a poco presupuesto, aunque efectiva. Critters: A New Binge fue una producción realizada con vistas a emitirse de manera online en plataformas de esta naturaleza, como móviles y tablets. A tal efecto, fue una apuesta modesta. Pero que esto no nos lleve a engaño”, señala.
“A mi personalmente me parece lo más atrevido y original de la franquicia desde los tiempos de Critters 2. Tiene un humor absurdo encantador, la personalización de los critters es demencial, y alguna sorpresa argumental descacharrante. Se nota el bajo presupuesto, por descontado, y quizá por ello la recepción ha sido en general muy tibia. Además que se aleja bastante de la fórmula que tenemos asociada a la franquicia, pero en mi opinión merece mucho la pena. Por no hablar de la interpretación de Kirsten Robek, que es brutal”.
Algo que Octavio siempre mima mucho, y se agradece, es lo que aporta él a la obra con una extensa galería de fotos promocionales realizadas por Laura Sanjuán, en este caso en la "cueva" de Robert Ramos Cata de Freakland Shop. Para terminar, en el libro hay un capítulo donde aborda a los primos hermanos de Critters y Gremlins, seres gomosos como Ghoulies, Torok el Troll, Munchies.
“Gremlins fue todo bombazo, y era relativamente sencillo y accesible sacarse de la manga criaturas parecidas, y realizar un largometraje a tal efecto”, comenta el escritor. “De inmediato, surgieron varias imitaciones, como las que has citado, además de Hobgoblins y otras tantas. Era relativamente sencillo realizar una producción con cuatro bichos de goma, para aprovechar el apetito del público. Sin embargo, esta tendencia duró poco”.
Aunque parece que aquel fenómeno no fue muy duradero. “Bien podríamos decir que se abrió con el primer filme de Gremlins y se cerró con el segundo”, señala. “Joe Dante confeccionó una deconstrucción total de la fórmula, por lo que artísticamente poco más se podía hacer. La taquilla no respondió de manera tan entusiasta, y poco a poco el fervor por este tipo de criaturas se apagó”.
Quizás fue un fenómeno de su tiempo, difícil de que vuelva a suceder. “Pasaron los años, y aunque tímidamente han aparecido largometrajes con algún engendro similar, ni siquiera los propios critters con sus nuevas propuestas han conseguido alcanzar la repercusión que tuvieron a mitad de los ochenta. Personalmente, creo que hace falta un nuevo enfoque y por supuesto un presupuesto a la altura, y sobre todo, mucho cariño por este tipo de criaturas”, apunta.
Pese a ser unos seres tan maligno, indudablemente la gente cuando los recuerda esbozan una sonrisa. Se les ha cogido cierto cariño. “La gente recuerda mucho a los critters, desde luego. Su fisonomía, una bola rodante con muchos dientes es muy atractiva y sugerente a nivel visual, no cabe duda. Pero además de su personalidad gamberra, creo que lo que la gente adora es ese contraste cómico entre su voracidad y su destino de dibujos animados”, comenta.
Algo que les hizo populares fue ese sentido del humor tan negro. “Son antropófagas sin medida, pero lo que la gente adora y recuerda son esos momentos en que terminan reventados en pedazos”.
En la saga habían muchas escenas donde te podías reír a gusto. “Creo que el momento más emblemático en este sentido ocurre en la primera parte, cuando dos crites se regodean del escaso poder armamentístico de la familia protagonista, y aparece un cañón de escopeta por la puerta, reventando a uno de ellos. Cuando el superviviente suelta un improperio, el espectador explota en carcajadas. Creo que situaciones así son las que convirtieron a icónicos a estos sinvergüenzas siderales”, recuerda López.