MURCIA. "En Hollywood, a las actrices nos trataban como si no tuviéramos alma", dijo en una ocasión Ava Gardner. La que fuera bautizada como “el animal más hermoso del mundo” -apodo que, por cierto, ella detestaba- es una de las protagonistas, junto a Grace Kelly, Rita Hayworth y Elizabeth Taylor de Diosas de Hollywood (Plaza & Janés), el último libro de Cristina Morató, donde la escritora y periodista descubre el lado más humano de estas cuatro grandes estrellas, las glamurosas representantes de una época dorada del cine en la que no era oro todo lo que relucía. Abusos, malos tratos, adicciones, divorcios, inseguridades,… se ocultaban detrás de las actrices más deseadas y admiradas de la época. Sobre ellas, las mujeres de carne y hueso que se escondían detrás de estas 'diosas', hablará Morató este jueves en Escritores en su tinta, el ciclo que organiza la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Molina de Segura. La cita será a las 20.00 horas y, dadas las circunstancias, se celebrará de manera telemática, a través de la plataforma Zoom.
-¿Por qué un libro sobre la vida de estas cuatro estrellas de cine?
-Soy muy mitómana y me encanta el cine clásico. He elegido a estas cuatro actrices porque fueron las divas de la época dorada de Hollywood, las más deseadas y admiradas. Pero, como en mis anteriores libros, lo que he intentado es mostrar a través de mi mirada, una mirada femenina, el lado más humano de estas mujeres, más allá del glamour, del lujo y del star system. Ha sido una investigación ardua, pero al final lo que el lector descubre es que Ava, Rita, Grace y Liz fueron mujeres de carne y hueso, muy vulnerables, más de lo que pudiera parecer, muy tímidas e inseguras; y con unas vidas que no fueron un cuento de hadas, ya que estuvieron marcadas por los divorcios, las adicciones, la soledad y los malos tratos.
- La suya es una mirada femenina, pero ¿también feminista sobre el papel de las actrices en aquel Hollywood?
-Yo no creo en la literatura femenina o masculina; lo que creo es que el autor tiene una mirada y se fija en una temática. En mi caso, claro que soy feminista, porque llevo años recuperando en mis libros a grandes mujeres de la historia, como en Viajeras intrépidas y aventureras, sobre exploradoras que fueron injustamente olvidadas por la historia. Detrás de todo esto está el querer visibilizar a las mujeres en unos mundos en los que han pasado de puntillas.
- ¿Qué trato recibían las actrices en los grandes estudios de aquella época?
-El libro nos traslada a la época dorada de Hollywood, que también tuvo su lado oscuro, sobre todo para las actrices que sufrieron abusos y humillaciones por parte de los productores; y que no pudieron denunciarlo como ha hecho ahora el movimiento Me Too. Entonces, los grandes magnates de la industria del cine, como el señor Louis B. Mayer, decidían sobre los matrimonios, los divorcios y hasta los abortos de sus estrellas. Cuando la Taylor pidió un millón de dólares por protagonizar Cleopatra lo hizo, según confesó después, como su particular venganza contra la tiranía de la Metro Goldwyn Mayer y contra el señor Mayer por haberle robado la infancia.
-¿Qué es lo que más le ha sorprendido investigando sobre las vidas de estas cuatro mujeres?
- Algo que me ha sorprendido es que Rita Hayworth, Elizabeth Taylor y Ava Gardner fueron víctimas de la violencia machista en algún momento de sus vidas, por parte de sus esposos o, a veces, por parte de compañeros de rodaje que se convirtieron en sus amantes. Impacta saber que en aquel tiempo sufrieran esas vejaciones y no pudieran contárselo a nadie. El segundo marido de Ava, por ejemplo, el músico Artie Shaw, la maltrató psicológicamente hasta tal punto que ella tuvo que ir al psicólogo; la anuló completamente y le hizo creer que no valía nada.
-Mi debilidad está en la portada del libro y es Ava Gardner. Fue hasta el final de sus días la estrella más rebelde y bohemia de la meca del cine. Amó apasionadamente y se equivocó, pero vivió con intensidad. Y luego, su historia es la de la Cenicienta. Fue una niña que creció descalza y salvaje en un pueblo de Carolina del Norte, un cazatalentos la descubrió y acabó convertida en una deslumbrante diosa del amor en la gran pantalla. Una historia que interpretó en La condesa descalza. Ella nunca se creyó buena actriz, aunque trabajó con grandes directores, y la encasillaron como la vampiresa que arrastra a los hombres a la perdición, un papel en el que ninguna de estas actrices se sintió a gusto.
-¿Cuál de ellas se llevaría el premio a la mejor actriz?
-Sin duda alguna, Elizabeth Taylor. En el libro me explayo mucho en su infancia, porque fue una niña prodigio que con nueve años ya tenía un club de fans con miles de seguidores y antes de cumplir los 30 ya era la actriz mejor pagada de Hollywood. Como le pasó a otras actrices, su capacidad interpretativa quedó eclipsada por su belleza, que fue un arma de doble filo. La consideraban el rostro más hermoso del cine, la niña de los ojos violetas, y lo tuvo muy difícil para que le ofrecieran papeles en los que demostrar su talento. Aceptó el papel en ¿Quién teme a Virginia Wolf?, una de sus mejores películas, porque sabía que tenía que engordar, aparecer desaliñada y envejecida. Y ganó su segundo Oscar.
-¿Y la que más infeliz fue?
-La historia más triste es la de Rita Hayworth, Margarita Cansino, porque de niña sufrió los abusos sexuales de su padre, que la sacó de la escuela a los 13 años y la obligó a formar pareja artística con él. Junto actuaron en antros y sórdidos locales de Tijuana. Fue algo que le marcó mucho en su relación con los hombres. Se casó en cinco ocasiones y ninguno de sus maridos estuvo a su altura. Era una mujer muy vulnerable, sencilla, muy hogareña, que le hubiese encantado formar una familia y que odiaba ser tratada como una estrella. Ya se conoce aquello que decía: "Los hombres se acuestan con Gilda y se levantan conmigo", porque su nombre quedó asociado para siempre a este personaje de vampiresa y devora hombres.
-¿Fue Elizabeth Taylor la que tenía más claro lo que quería en la vida?
-Sí, junto a Grace Kelly. Elizabeth Taylor protagonizó la historia de amor más escandalosa de la historia del cine con Richard Burton pero, como digo en el libro, también la más dañina. Lo que hay que destacar de ella es que nunca ocultó al mundo sus flaquezas y cuando parecía que había tocado fondo con sus problemas con el alcohol y las pastillas, se reinventó como empresaria de éxito y se convirtió en la primera celebrity, mucho antes que Beyoncé y que todas las demás, en crear una fragancia con su nombre, con la que se hizo millonaria. De todas, la Taylor fue una estrella dentro y fuera de la pantalla.
Grace Kelly fue quizás la que más amantes tuvo, superando incluso a Ava Gardner
-Todavía no hemos hablado de la princesa de América... ¿Qué destacaría de Grace Kelly?
- Destacaría que tras ese aspecto remilgado de niña bien, era una joven rebelde y apasionada, con una voluntad de hierro y que de todas ellas fue quizás la que más amantes tuvo, superando incluso a Ava Gardner. Se enamoraba de todos los galanes con los que actuaba y ellos caían rendidos a sus pies. Fue una gran actriz, en contra de lo que muchos pensaron al principio, con unos modales y una forma de ser aristocrática que la distinguía de otras rubias de la época. Su carrera fue meteórica, ya que antes de cumplir los 25 años había rodado once películas con los grandes directores y había ganado un Oscar. También plantó cara a los estudios cuando la quisieron encasillar en papeles de rubia tonta.
- ¿Cómo se llevaron Grace Kelly y Ava Gardner en el rodaje de Mogambo?
-En Mogambo se conocieron, pudieron trabajar juntas y fue el inicio de una amistad. Durante el rodaje de esta película en África, Ava se quedó embarazada de Sinatra, pero el matrimonio ya había tocado fondo. Ella fue a Londres y abortó muy discretamente. Cuando regresó al rodaje, en unos momentos muy duros para ella, encontró el apoyo y la complicidad de Grace Kelly. A pesar de ser opuestas, se hicieron muy buenas amigas. Fue de las pocas actrices que Grace invitaría a su boda de cuento de hadas con Rainiero.
- ¿Qué paralelismo se puede hacer entre estas grandes estrellas del celuloide con las que hay actualmente?
- En el cine me cuesta encontrarlos, porque ya no hay actrices con ese glamour y esa elegancia. Eran actrices del star system, que se encargaba de fabricarlas, porque cuando una chica les interesaba la cambiaban por completo para convertirla en una deslumbrante estrella: le cambiaban el nombre, la sometían a operaciones estéticas y se inventaban hasta su biografía. Por fortuna ahora ya no existe esa situación. Lo que sí que veo son algunas diosas comparables, por personalidad y por ser mujeres inspiradoras y con muchos seguidores, en personajes como Madona o Lady Gaga; ellas también son auténticas diosas, en este caso de la música, que se podrían poner a la altura de estas de Hollywood.
-En su momento, fueron mujeres que despertaron un gran interés mediático y a las que se juzgaba de alguna manera. ¿Con qué ojos cree se las ve ahora?
-Yo creo que a estas mujeres no se las puede juzgar por su comportamiento, porque hay que entender la época que les tocó vivir. Hay que entender que ese Hollywood dorado era un sistema feudal, donde los dueños de los estudios se creían propietarios absolutos de sus actores. El star system era muy perveso. Lectores me han comentado que después de leer el libro han vuelto a ver Gilda o Mogambo y lo han hecho con otros ojos. Porque ahora saben lo que Ava Gardner estaba sufriendo después de haber abortado o que Rita Hayworth llegaba para rodar los numeros musicales con lágrimas en los ojos porque había descubierto que Orson Welles la había abandonado y le era infiel. Yo lo que hago es intentar entenderlas.
Para participar en el encuentro con Cristina Morató el jueves a las 20.00 horas, las personas interesadas deberán pinchar en el siguiente enlace de Zoom: https://us02web.zoom.us/j/85605661620?pwd=SXRhMUtMNGNyZm5WMlRFREZOWnlSUT09 Y a continuación introducir las claves de acceso siguientes: ID de reunión: 856 0566 1620. Código de acceso: 764611