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atracón de pantallas

‘Coup 53’, el año en el que Occidente aprendió a destruir democracias sin apenas despeinarse

El documental, disponible en Filmin, detalla las operaciones encubiertas realizadas por EEUU y Gran Bretaña para derrocar al primer ministro democrático de Irán, Mohammed Mosaddegh, en 1953, con motivo de la nacionalización de su industria petrolífera. En su lugar, auparon como líder despótico al Sah Mohammad Reza Pahleví, abierto a repartir con ellos los beneficios de la extracción del crudo

14/08/2021 - 

VALÈNCIA. Cuando el general Eishenhower llegó a la presidencia de los EEUU en 1953, tenía una amplia experiencia en ganar guerras a costa de decenas de miles de vidas. Sin embargo, desconocía la táctica en la que, con tan solo 60.000 dólares, se podía cambiar la dirección política de un país sin perder además a ni un solo estadounidense. Este presidente recién llegado aprendió rápidamente de los servicios secretos estadounidenses y británicos cómo cargarse el sistema democrático de un país reacio a compartir sus materias primas. A partir de entonces, a los dirigentes occidentales se les abrió todo un mundo. EEUU repitió la misma operación en Guatemala (1954), el Congo (1960), la República Dominicana (1961), Vietnam (1963), Brasil (1964), Indonesia (1967), Chile (1973), Argentina (1976) y un largo etcétera.

El documentalista iraní Taghi Amirani, afincado en Londres, ha estado obsesionado toda su carrera con el golpe de estado que deslegitimó al primer ministro Mohammed Mosaddeg, elegido democráticamente. En 1951 el líder progresista hizo algo insólito en Oriente Medio: nacionalizó el petróleo procedente de su país. Hasta entonces eran los británicos, a través de la Anglo-Persian Oil Company (actual BP), quienes se ocupaban de extraer el crudo para después repartir los beneficios, eso sí, trampeados al máximo, con el gobierno de Irán. Se suponía que Reino Unido debía darles el 15% de los beneficios, una cantidad ya de por sí irrisoria, aunque gracias a su contabilidad creativa, dicha proporción era mucho menor de lo que debía ser. Para mayor gozo de los colonialistas británicos, además les birlaban parte del carburante a través de una tubería que los iraníes desconocían.

“Los británicos nos sonreían como si sonrieran a un animal”, testifica un jardinero como contrapunto a las declaraciones de los engreídos empresarios y políticos británicos de entonces. Los llamaban Wogs, una expresión peyorativa que utilizaban para designar a los “extranjeros” (iraníes en Irán, sic) de cabello oscuro.  Buena parte de este material procede de un documental de Channel 4 titulado End of Empire.  

La serie documental, rodada en 1985, en concreto, su capítulo séptimo, es una pieza clave en esta revisitación del suceso. Gracias a los archivos fílmicos del Reino Unido, Amirani junto  con el legendario editor de Apocalypse Now, Walter Murch, cuentan no solo con la emisión final, sino con todos los materiales en bruto. En un golpe de suerte, gracias al nieto de Mossadegh, asesor durante el documental, aparecieron en su desván las entrevistas transcritas durante el proceso de investigación de la obra audiovisual. Es ahí cuando descubren que existe una entrevista a un exagente del MI6 llamado Norman Darbyshire, que no está presente en el documental ni se encuentra entre el material de archivo.

Con la colaboración especial de Ralph Fiennes

“¿Estuvo involucrado Reino Unido en el asesinato de Afshartous (jefe de policía del gobierno de Mosaddegh)?”, transcribe una redactora al papel. “Sí. Pero no hubo intención de matarle. Algo salió mal”, responde el desconocido protagonista. 

En 2013, Estados Unidos había admitido oficialmente su participación en el golpe de estado contra Mossadegh. Por el contrario, Gran Bretaña jamás había aceptado públicamente ser parte activa, aunque algunos historiadores sí. En el documental de Channel 4 escuchamos a un diplomático teorizar sobre lo importante que sería que Mossadegh dejase de gobernar Irán. Con esta entrevista hasta ahora inédita, el agente del servicio secreto británico admite su responsabilidad (y la de su país) en el suceso concreto. 

Dado que únicamente contaban con la entrevista escrita, el cineasta iraní decidió darle vida en el documental a través de la participación del actor Ralph Fiennes en el papel del vanidoso agente Darbyshire, un tipo que parece haber salido de una novela de John Le Carré. 

Fascinante aunque imperfecto

La visión del cineasta contiene, por tanto, las entrevistas del antiguo documental para televisión, como otras nuevas, además de la representación en cámara del agente jamás visto a manos de Fiennes, todo ello entremezclado con fotografías, material cinematográfico, periódicos de la época y algunas animaciones exquisitas.

No obstante, el relato pierde el tiempo, a mi entender, en darle demasiada importancia (en metraje) al proceso de investigación del propio realizador y su montador, y sobre todo, en dejar en entredicho la posibilidad de que la entrevista a Norman Darbyshire hubiera sido censurada y destruida.

De hecho, los productores del reportaje de los 80 acusan a Amirani de esconder intencionadamente las pruebas que aclaran por qué el ex agente no apareció en documental de Channel 4: “El hombre del MI6 no será visto ya que se negó a ser filmado para proteger su anonimato”, había publicado el periódico The Observer cuando reseñó la obra para televisión en 1985, información que el documental obvia para dar alas a la teoría de que se trataba de una mano intencionada. Probablemente esta sea la razón por la que este magnífico documental no haya sido visto en las plataformas internacionales bajo demanda más populares. Por suerte, en España contamos con Filmin para lograr ver episodios de la historia tan suculentos como este, pese a no ser del todo perfectos.

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