LAS SERIES Y LA VIDA

‘Cormoran Strike’: cómo usar y superar los clichés del noir

16/08/2021 - 

MADRID. Strike en el original inglés, C. B. Strike en USA y Cormoran Strike en HBO España son los diversos títulos por los que pueden encontrar la serie británica basada en las novelas detectivescas escritas por J. K. Rowling bajo el seudónimo Robert Galbraith. La saga está protagonizada por Cormoran Strike y su socia Robin Ellacott y comienza cuando se conocen, al llegar ella a la oficina de Strike para realizar unas prácticas en una agencia de detectives. La conexión que se establece entre ambos, fundada en el respeto mutuo, es grande, lo que supone el inicio de una colaboración profesional en la que acabarán convertidos en socios. 

Son un total de once capítulos, divididos en tres temporadas que no siguen ninguna pauta respecto al número de episodios y que adaptan los cuatro primeros libros de los cinco que integran, por ahora, la saga: la adaptación televisiva llegó en 2017 con cinco capítulos correspondientes los tres primeros a El canto del cuco y los otros dos a Gusano de seda; en 2018 se estrenaron los dos episodios que conforman El oficio del mal y en 2020 los cuatro de Blanco letal. 

Los casos son relevantes y aportan buenos personajes e intrigas, además de la habitual colección de excelentes intérpretes británicos y la cuidada ambientación. Pero, en realidadla serie mantiene el interés por la dinámica de la pareja protagonista, felizmente interpretada por Tom Burke y Holliday Grainger, que despliegan una gran química juntos. Difícilmente disfrutaremos de una serie detectivesca si no nos gustan los investigadores, y aquí nos gustan mucho. Esa es la fortaleza principal de Cormoran Strike.

Cormoran Strike es un veterano de guerra inteligente, taciturno, de pocas palabras, poco sociable y con su buena carga de traumas, entre ellas la pérdida de una pierna en combate. Pero la serie no carga las tintas y consigue superar el cliché construyendo un personaje creíble y con capas, cuya razón de ser no es obedecer a los estereotipos y rasgos de estilo del noir, como sucede en demasiadas series y películas del género negro. A pesar de lo vivido no es un cínico, conserva la empatía necesaria para entender las emociones y ejercer un oficio que trata de las flaquezas y debilidades humanas, es capaz de sonreír y no da lecciones de moral. 

Por su parte, Hollyday Grainger aparece al principio como el prototipo de la ingenua, tan explotada desde siempre en este tipo de ficciones, pero rápidamente, como Cormoran, nos damos cuenta de que es mucho más que eso. Es inteligente, sabe del mundo, es calmada, no pierde fácilmente los nervios y aunque también lleva su trauma incorporado, de eso sí que no se libra, tiene muchas otras facetas y complejidades.  

Su relación está muy bien construida a lo largo de los capítulos y eso hace que la posibilidad de una relación amorosa se vaya instalando de forma bastante natural en el relato y que, conforme esta idea va asentándose, mejor funcione. Aún no sabemos en que desembocará esta posibilidad, por ahora es algo que flota en el ambiente. Ya saben a qué me refiero: aquello tan manido de que todos sabemos que han de estar juntos, y puede que ellos también lo sepan, pero no acaban de ajustar sus respectivos ritmos. Sí, cliché, solo que muy bien jugado en la serie, sin tratarnos a los espectadores como tontos porque nos ofrece personajes interesantes y creíbles, en los que percibimos verdad y no tópico. No es exactamente la tan conocida tensión sexual no resuelta, porque no es lo sexual lo que se está jugando y no se explicita como tal.  

Otra forma de escapar de determinados clichés del género es el ritmo y el tono, pausado desde el principio: se toma su tiempo tanto para presentar los ambientes en que se desarrollan las investigaciones como a los personajes, sean los principales o los que están vinculados a cada uno de los casos. No es, precisamente, una serie de acción, aunque haya su dosis de tiroteos y persecuciones. La variada duración de cada caso, que va de dos a cinco capítulos, ya nos da una idea del modo en que se plantean estas cuestiones: no se trata de cubrir metraje porque sí o porque esté previamente delimitado, sino de contar cada historia con su ritmo y según sus necesidades. 

En un género tan estilizado y tan gastado como el noir abundan las ficciones que remiten a otras ficciones y a otras imágenes. El equilibrio no es fácil, porque, como espectadores, nos gusta disfrutar de algunos de esos tópicos que tan bien conocemos pero, al mismo tiempo, queremos algo más, algo más real y también diferente o novedoso. En mi opinión, Cormoran Strike consigue bastante bien ese balance y, al final de cada temporada, logra que queramos saber más de la pareja de detectives y del modo en que se desarrolla su interacción, pero también verles resolver nuevos casos. En definitiva, Cormoran Strike resulta una serie con personajes atractivos, buenos intérpretes, bien escrita, bien rodada y bien contada. No es poco para un rato de entretenimiento inteligente.