GRAND PLACE / OPINIÓN

Caballo de Troya

29/01/2020 - 

Sí…, ya sé que los británicos se van. Bueno, todos hemos afrontado pérdidas mayores en nuestra vida: una madre, un gatito, una amiga, un amante, el jefe… Por este orden, please. Pero que me da igual, que ya está bien, que ellos se lo pierden. Como el amigo que se pierde en los caminos del “ya nos veremos”, “a ver si me llamas”, “cuando quieras, un café”. Como los que están on-line, jiji-jaja, pero les cuesta dar la cara, especialmente los hombres. Ya lo he dicho antes, el sexo masculino está muy cómodo en la realidad virtual. Mira…, piensan ellos, más barato, más higiénico y menos comprometido. Ahora, hay que tener cuidado con borrar el whatsapp, que lo carga el diablo…

Pero, bueno, que más se perdió en Cuba. Lo digo por lo del Brexit, que se consuma esta semana y que no me preocupa ni aún teniendo intereses personales en el asunto. Ya lo he superado, como se superan otras pérdidas…. No vuelvo a lo del gatito, ¿eh? Y que ya lo he dicho. Me preocupa Libia. Y vuelvo a mi tema porque no lo veo en grandes titulares ni en la agenda del Consejo de la Unión Europea que se celebraba este martes. Y lo digo porque Libia será el caballo de Troya que entrará en Europa sin que ésta se dé cuenta de que está abriéndole la puerta al 'ejército griego'.  

Me ponía este ejemplo un amigo ante un plato de sushi y después de una sesión de cine  espectacular, con el caso Dreyfus como centro de la historia que nos cuenta el último Polanski. Como siempre, con la ya acostumbrada presencia de su mujer, Emmanuelle Seigner, que está estupenda en el papel de esposa del ministro de Exteriores y amante del teniente coronel que descubre la trama. 'J’accuse' cuenta una historia de espías en el seno del ejército francés a finales del siglo XIX que no nos han contado en las escuelas, pero que significó el nacimiento del periodismo moderno, el que ahora está feneciendo, con el escritor Emile Zola denunciando la falsa historia de una traición en los periódicos de la época. La recomiendo.

Sigo. ¿Que qué pasa en Libia? Pues además de una guerra a las puertas de Europa, de nuestra casa, ahora me entero de que el tema de los mercenarios sirios 'teletransportados' por Turquía, además de un asunto feo, es una broma de mal gusto. Ya han aterrizado dicen que 2.400. Y hay previsto que se movilicen hasta un total de 6.000 ex combatientes sirios procedentes del ejército rebelde y Daesh, islamistas radicales que han salido de una guerra y que dormitaban en una prisión o escondidos en un campo de refugiados. Turquía los exporta a Libia. ¿Para hacer otra guerra?

No. Están cruzando el Mediterráneo para llegar a Europa, desde la ruta de Italia y desde la de Argelia, hoy descabezada y sin gobierno. Ojo, esto nos toca bien de cerca, porque las pateras que llegan desde Argel acaban atracando en la costa mediterránea. La alerta acaba de darla el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, en contacto directo con Interpol, que ya ha activado un protocolo de control anti yihadista. Y lo ha contado, de forma muy breve, la agencia de noticias Europa Press, además de alguna revista especializada en el tema como Atalayar. Se han hecho eco algunas webs en redes sociales como Sahel Intel. Y poco más. 

No lo hemos visto en grandes titulares de primera plana de los grandes y menos grandes medios de comunicación tradicionales. Ni siquiera 'escondidito' en la sección de  internacional de los periódicos o abriendo el Telediario. Tampoco los tertulianos de radio y televisión, que han dedicado horas y horas a la escala técnica en Madrid de la ministra venezolana, se han molestado en preguntarse qué hacen 17 mercenarios yihadistas cruzando el mar hacia Italia u otros 147 huyendo hacia la ruta migratoria del Mediterráneo Occidental, léase España.

Las cifras son aleatorias, porque ni están controlados cuando aterrizan en Libia ni cuando salen. Está previsto que entren hasta 6.000, de los que muchos ya salieron de Siria, con la idea de viajar a Europa y con el billete pagado de antemano a las mafias de la migración. ¿Alguien lo dudaba? ¿Pensaban que iban a arriesgar de nuevo su vida en una guerra que no es la suya, cuando pueden defender la Yihad más cómodamente desde París o Bruselas? ¿Alguien pensaba que iban a perder la oportunidad de cruzar a Eldorado?

No van a perderse en los desiertos de arena de Libia ni en los tortuosos caminos del Mediterráneo, como lo hace un amante que da la batalla por perdida y prepara la derrota sin lucha, sin ni siquiera llorar. A veces, se acepta resignadamente perder en buena lid, con la esperanza de cruzar a la otra orilla, antes que hacer trampas al solitario. Mientras tanto, Libia seguirá abriendo su panza, como el caballo de Troya…