MURCIA. La fusión entre CaixaBank y Bankia, tan avanzada que las dos entidades pretenden culminar el proceso este mismo año, ha abierto la caja de los truenos en el sector. Los bancos españoles andan buscando opciones para ganar tamaño y solvencia en este proceso de consolidación bancaria bajo la atenta mirada de Europa, y el Banco Sabadell, protagonista del anterior periodo de concentración del sector, no es una excepción. Una semana después de que trascendieran las negociaciones entre Bankia y CaixaBank, este miércoles Bloomberg publicaba que la entidad que preside Josep Oliu ha acudido a Goldman Sachs para encargarle que busque 'opciones estratégicas'.
Un eufemismo tan vago que cabe prácticamente cualquier cosa. Precisamente, también una fusión. Una opción para la que los principales analistas financieros ven a la entidad como un candidato idóneo. Según Bloomberg, las 'opciones estratégicas' que contemplaría el encargo a Goldman Sachs serían desde una posible fusión hasta una desinversión (Sabadell es, por ejemplo, dueño del banco británico TSB). Y en el amplio abanico que queda entre ambas opciones, cabe cualquier otro tipo de operación estratégica.
Fuentes financieras consultadas por este periódico confirman el encargo a Goldman Sachs y los términos del mismo, pero también advierten de que el Banco Sabadell no está pensando específicamente en una fusión, aunque tampoco se descarte. Al menos, en este momento. Con el 'baile' iniciado por CaixaBank y Bankia, esta opción podría ir ganando enteros, aunque a día de hoy no hay nada en firme al respecto, según estas fuentes. Desde el Banco Sabadell evitaron valorar esta información, pero su consejero delegado, Jaume Guardiola, descartaba hace menos de mes y medio que el banco tuviese entre sus planes de futuro inmediato explorar alguna fusión.
Guardiola asumía con "cierta normalidad" que la entidad apareciese en las quinielas, dado el contexto, pero replicaba que el foco del Sabadell estaba fijado en lidiar con la crisis y mejorar su rentabilidad de forma orgánica. "Sí" podemos seguir solos en esta recesión, aseguraba a preguntas de los periodistas en la presentación de resultados. En todo caso, hace meses que la entidad con sede en Alicante calibra todas las posibles opciones, ya que todos los bancos trabajan desde hace tiempo buscando alternativas para ganar solvencia, especialmente tras el estallido de la crisis del coronavirus, por lo que la encomienda a Goldman Sachs tiene todo el sentido en estos momentos, según las fuentes consultadas.
En los últimos meses, el Sabadell se ha desprendido de su servicer inmobiliario, Solvia, de suelos y promociones en marcha, de 17.000 millones en exposición al ladrillo, y estudia poner en venta otros 1.000 millones en dudosos. Asimismo, acaba de completar la venta de su gestora Sabadell AM. Todo ello para reforzar su ratio de capital y mejorar su solvencia. El siguiente paso podría ser una nueva (y fuerte) desinversión o una fusión que por ahora no está sobre la mesa, pero que tampoco puede descartarse completamente. Especialmente una vez que se ha abierto la 'caja de los truenos' y en un contexto en el que desde Bruselas se alientan las fusiones bancarias, incluso transnacionales.
Al cierre del primer semestre del año, como publicó Plaza, la entidad reducía su beneficio a 145 millones de euros, un 72,7% menos respecto al mismo periodo del año pasado, tras acumular las provisiones requeridas por un total de 1.089 millones de euros por la actualización de los modelos de la normativa contable IFRS9 que incorporan los nuevos escenarios macroeconómicos por la pandemia de la covid-19. El ratio de primera calidad CET1 aumentaba en 55 puntos básicos en el trimestre, situándose en el 12,7% 'phase-in' y en el 11,9% 'fully-loaded' en junio. La ratio de morosidad, por su parte, se quedaba al cierre del primer semestre en el 4,95%.
Mientras, el Banco Sabadell aprovechó la adaptación al escenario de pandemia en España para acelerar su plan de reducción de la red de oficinas: elevó de 140 a 230 los cierres previstos para 2020 y los concentró en el primer semestre del año, al no volver a abrir muchas de las sucursales que cerraron (en principio temporalmente) durante el estado de alarma. Con todas las oficinas que el banco pensaba reabrir tras el confinamiento operativas, el cierre de sucursales y la digitalización del servicio se han acelerado y se seguirán potenciando, tras la 'prueba' del estado de alarma. El futuro, según el CEO del banco, pasa por "menos oficinas, más grandes y con mayor valor añadido, más volcadas en la consultoría".