MURCIA. Un pintor alejado de sus paisajes; un profesor privado de sus alumnos; una persona que echa de menos la presencia de otros. Y una pregunta: ¿Puede el arte sustituir temporalmente las propias vivencias? La respuesta se puede contemplar a partir de este viernes en la galería Babel de Murcia, donde el artista José Manuel Peñalver (Murcia, 1967) presenta su exposición La clase ambulante, compuesta por una treintena de obras pintadas en los últimos meses durante los distintos periodos de confinamiento.
Cuenta Javier Cerezo, director de Babel -quien además de galerista es psicólogo- que "el artista ha querido mostrarnos en estas pinturas algunas de las actividades que más ha echado de menos durante el periodo de reclusión más estricto: su relación presencial con los demás y las clases de pintura con sus alumnos". Así, en estas obras, casi todas de pequeño tamaño, Peñalver ha profundizado en "algunas cuestiones intrínsecas al ser humano, como son su vínculo con la naturaleza y sus relaciones sociales".
El galerista añade que en esta colección, que permacerá expuesta hasta el 20 de febrero, se pueden encontrar pinturas muy elaboradas y otras de ejecución más intuitiva y austera. En cualquier caso, indica que Peñalver desarrolla a traavés de su pintura construcciones narrativas, ya que su obra se basa en la apariencia de las cosas, en escenas pintadas con gran dinamismo que, cómo la realidad misma, cambian continuamente.
Todos los cuadros, sigue explicando Cerezo, "plantean situaciones no resueltas, porque una historia nunca termina completamente; se encadena a otras para permanecer siempre viva". Pedida frente al museo, Encuentro en la catedral, Clase de pintura frente al bosque, Pintores dirigiéndose al lugar de las clases, Pintando palmeras… son algunos de los títulos de los cuadros en los que el artista ha rememorado las clases de pintura con sus alumnos.
El director de Babel también destaca en las pinuras de José Manuel Peñalver "la profundidad que tienen sus secuencias: en ellas se plasma por igual lo definido y lo indefinido. Al artista le gusta que el espectador divague en sus cuadros, se divierta y conviva con ellos. La pintura es un lugar de encuentros, parece querer decirnos". Pintores frente a la profundidad del cielo, La clase ambulante, Ciclistas, Pintores frente al lienzo en blanco… son una prueba de ello.
Azules, verdes, rojos y ocres reinan en el universo cromático de Peñalver, habitado por personajes idefinidos que se mueven en una amplia gama de colores... "hasta recurrir a nuevos tonos que parecen surgir de una paleta inventada por él y le permiten configurar un universo de figuras y paisajes que, mucho más que explicar, preguntan", describe el galerista.
Finalmente, Javier Cerezo se fija en la obra Clase de pintura en dos momentos por la captura del movimiento que lleva a cabo el artista, retratando el transcurrir del tiempo a través de dos escenas. Esto le lleva a plantearse si el arte no sólo puede sustituir las propias vivencia, sino además llegar a convertirse en una realidad más intensa que la propia vida. "Las obras del confinamiento de José Manuel Peñalver nos acabarán mostrando que, en situaciones excepcionales, se puede conseguir", asegura.