BRUSELAS. Laura se subió al primer dron rumbo a la ZonaZero-BXL. Iba ensimismada en sus propias pensamientos hasta que se dio cuenta de que su rostro mostraba la congoja de no haber podido ver a David. Ni siquiera había podido confirmar una cita en la terraza, esos momentos de esperanza que ya era lo único que le quedaban. Inmediatamente, el biplaza, que iba medio vacío, activó el hilo musical con una canción alegre, típica del verano que acababan de estrenar. Eva María se fue buscando el sol en la playa sonaba sin discernir que era una canción triste, de despedida, ya centenaria… -para los post-covid, pinchar el link-.
Hasta ahí no llegaba AIDA, el sistema de inteligencia artificial (IA/AI) vigente desde primeros del XXI a.C -antes de la covid-. LaPlataforma podía identificar las emociones de las personas, pero no interpretaba las letras de las canciones y mucho menos la ironía que los humanos aún podían leer entre líneas. En aquellos tiempos, Siri ya había comenzado a interactuar con la especie humana a través del móvil. “Siri, te quiero”. Al principio, la pobre, respondía siempre respetuosa: “Yo también te respeto”. Las conversaciones con Alexa también fueron en aumento durante los intermitentes confinamientos que se iban sucediendo. “Alexa, te quiero”. La respuesta era más sutil y activaba una canción: “Gracias por decir ‘te quiero’, eres un ser humano genial…”., de una calidad musical bastante inferior que la de Eva María, todo sea dicho.
A Laura le vino a la memoria el DOC365 de la SIM que le dejó en herencia la Tieta, antes de pasar al OtroLado. El Gobierno de la Unión seguía luchando contra la pandemia en el verano de 2021, AñoUno, cuando se comenzaba a implantar el 5G en todo su esplendor, el internet de las cosas. No podía quedarse atrás en el advenimiento del 6G, el internet de las emociones.
-“Por eso, era importante legislar en unos momentos en los que los Derechos Humanos aún se respetaban”, dice el DOC365 de forma ininteligible. ¿No te parece, David? Tengo que investigar esto un poco más. LaPlataforma es esencial para el trabajo diario y también para la estabilidad emocional.
“Teniendo en cuenta los riesgos extremadamente altos que plantea la identificación biométrica remota de personas en espacios de acceso público, el EDPB (Consejo Europeo de Protección de Datos) y el SEPD (Supervior Europeo de Protección de Datos) piden una prohibición general de cualquier uso de IA para el reconocimiento automatizado de características humanas en espacios de acceso público, como el reconocimiento de rostros, marcha, huellas dactilares, ADN, voz, pulsaciones de teclado y otras señales biométricas o de comportamiento, en cualquier contexto. Del mismo modo, recomiendan una prohibición de los sistemas de IA que utilizan datos biométricos para categorizar a las personas en grupos basados en la etnia, el género, la orientación política o sexual, u otros motivos por los que la discriminación esté prohibida en virtud del artículo 21 de la Carta de los Derechos Fundamentales”.
Ésta era la propuesta de la Comisión Europea, en prevención a un control de las emociones por parte de LasTech. De hecho, en aquélla época, ya existía la IA de Microsoft, una plataforma de inteligencia emocional interactiva. El EDPB y el SEPD consideraban que “el uso de la IA para inferir emociones de una persona física es altamente indeseable y debe prohibirse, excepto en casos muy específicos, como algunos fines de salud, donde el reconocimiento de emociones del paciente es importante, y que se debe prohibir el uso de IA para cualquier tipo de puntuación social”. Sólo el eHealth podía entrar en nuestras emociones, como hasta ahora.
Por aquellos tiempos, Andrea Jelinek, presidenta del EDPB, y Wojciech Wiewiórowski, SEPD, alertaron públicamente que "implementar la identificación biométrica remota en espacios de acceso público” significaba “el fin del anonimato” en esos lugares. “Aplicaciones como el reconocimiento facial en vivo interfieren con los derechos y libertades fundamentales hasta el punto de que pueden cuestionar la esencia de estos derechos y libertades”, declararon sin mucho éxito.
El viaje se hizo largo. Laura no había llegado aún al dronódromo, cuando comenzó a pintarse los labios y retocarse el maquillaje. Debía pasar por el arco de reconocimiento facial biométrico y quería estar guapa. Para una vez que podía quitarse la mascarilla en público… Lástima que David no la podría ver. Tampoco podría escuchar sus conversaciones con Alexa27. Lástima…