MURCIA (EFE). Cuenta Viva Suecia que su cuarto disco, El amor de la clase que sea, habla de lo que queda de ellos después de la pandemia, lo que se refleja en un sonido más desprejuiciado, con colaboraciones impensables para un grupo 'indie' y, sobre todo, el salto a una multinacional tras el desengaño con su anterior sello.
"Tomamos esa decisión en el momento en que la relación personal y los objetivos no iban de la mano. Nos fuimos de Subterfuge porque estábamos sobreexplotados para cubrir necesidades que iban más allá de la música y que eran de otras personas", responden sin ambages al ser preguntados por las razones de este movimiento.
El cuarteto murciano, integrado por Rafa Val (voz y guitarra), Alberto Cantúa (guitarra), Jess Fabric (bajo) y Fernando Campillo (batería), dejan claro que la relación no acabó en buenos términos con quien editara sus tres primeros álbumes.
"La única meta era tocar mucho y hacer mucho dinero muy rápido, quemar el proyecto y quemarnos a nosotros. No había nada humano y el valor artístico quedaba en un segundo plano. Además hubo faltas de respeto en muchos momentos y no nos sentíamos cómodos", señalan.
Fue con el parón de la pandemia, una vez fuera de esa "vorágine", cuando dicen que se dieron cuenta de ello y dedicaron medio año solo a "recapacitar" hasta que el cuerpo les pidió volver a hacer música y se reunieron en "una casa perdida en el monte" a hacer canciones, un proceso en el que Universal Music entró en la ecuación.
"Derribó el muro de que una multinacional es un monstruo malo que te come. Nunca hemos estado mejor tratados y atendidos. La gente que trabaja con nosotros presta una atención y pone un cariño en todo como si estuvieran tratando con Rosalía", destacan.
El salto a la gran industria ha generado sin embargo suspicacias de una parte del público que los acusa de haber perdido su identidad y prestarse a colaboraciones con artistas que antes no habrían estado en el radar de una banda como esta, especialmente la de Dani Fernández en el tema Lo siento.
"Hacer algo así estaba prohibido en el 'indie' y nosotros mismos nos lo decíamos", reconocen, molestos por haber leído comentarios con un propósito despectivo como "Viva Suecia colabora con un exAuryn", en alusión a la'boy band' en la que militó su acompañante.
La pérdida de prejuicios se percibe en el sonido del disco, producido por el binomio de Santos & Fluren, en el que este grupo antes conocido por su épica cósmica y grandilocuente ha apostado por tomarse menos en serio a sí mismo e incluir elementos como el saxofón o reforzar la presencia de sintetizadores.
"Antes había una cosa atmosférica que era muy seña de la banda pero que poco a poco nos ha ido interesando menos. Ya en 'El milagro' (su anterior disco, de 2019) había poco y ahora no estamos en ese momento", justifican ante unas canciones que tenían como premisa de partida "que hubiese más luz".
Y tanto que lo consiguieron, pues además de la presencia de Leiva en Justo cuando el mundo apriete, cabe destacar además la participación de Luz Casal en La parte difícil, un corte de bella factura en el que hubo un esfuerzo consciente por hacer algo que se saliera de su "rollo".
"Al componerla, ya decíamos que era para una voz femenina. Santos había trabajado con Luz y propuso su nombre. Cuando contestó que sí, queríamos llorar porque es un tótem. Cualquier persona con un mínimo de sensibilidad no puede escucharla cantar y quedarse igual", subrayan.
Más que un disco, insisten en que esta vez han buscado crear "once canciones de puta madre" y que así ha salido una que puede resultar "más Springsteen, otra más Duncan Dhu o Led Zeppelin, otra más Justice...".
Defienden que es una decisión coherente con quiénes son: "Sobre todo con los dos primeros discos no había relación muy directa entre lo que pasaba en las canciones y lo que veías si te tomabas una caña con nosotros. No somos unos cortavenas, sino todo lo contrario".
Se percibe especialmente en No hemos aprendido nada, "que habla de algo muy duro, pero no deja de ser un tema para bailar y disfrutar".
"Este disco sale después de un hecho realmente significativo a nivel histórico y era inevitable la conexión, pero más que hablar de la pandemia, trata de lo que queda de nosotros después de ella, de cómo deberíamos relacionarnos y no lo hacemos...", explican, y añaden: "Y de todo el amor recibido de una u otra manera", ya sea de sus familias, del público o de su nueva compañía.
En breve arrancarán su nueva y extensa gira por salas. Será el 4 de noviembre en la Santana 27 de Bilbao y pasará por ciudades como Valencia (Repvblicca, 10 y 11 de noviembre), Barcelona (Razzmatazz, 19 de noviembre), su Murcia natal (Plaza de Toros, 26 de noviembre) o Madrid (La Riviera, 28, 29 y 30 de diciembre).