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‘XEITO I ESPENTA’ DESDE MADRID

Segunda vuelta

  • Hemiciclo del Ayuntamiento de València, durante un debate del Estado de la ciudad. Foto: ESTRELLA JOVER

Elecciones Municipales y Autonómicas. Nunca fueron tan importantes. Dicen los expertos, politólogos y sociólogos que no es lo mismo elegir a tu alcalde, al que ves todos los días, a tu Presidente autonómico que se supone defiende lo tuyo, que al del Gobierno del país. Lo de las extrapolaciones de distintos comicios no suele funcionar. Sin embargo en este momento, con dos convocatorias electorales en apenas un mes pueden cambiar estas percepciones o realidades. Estamos ante la clásica segunda vuelta electoral como ocurre en otros países de nuestro entorno político.  Esta eterna campaña electoral  en la que estamos instalados marcará el futuro del gobierno del país. De nuevo todos estarán pendientes del error del contrario y se supone que del acierto propio. Habrá debates, menos, y mítines, también parece que menos. Mientras, Pedro Sánchez está estirando el chicle institucional que le permiten los plazos para hablar con unos y con otros , -Casado, Rivera e Iglesias y no Abascal-,  pero sin comprometerse demasiado. Nadie se fía de nadie. Como en las generales y valencianas, hay mucha incertidumbre. No se adivina por donde irán los ciudadanos. Y así tiene que ser, para eso se vota. Ayuntamientos como Madrid, Málaga, Zaragoza  o València o  también comunidades como Madrid, Castilla La Mancha, Castilla León, Aragón,...pueden marcar esas estrategias futuras, no solo por esos pactos sino por la consolidación de liderazgos individuales en los partidos respectivos. Puede haber importantes vuelcos y cambio de dirigentes. Pero también cansancio electoral y caer la participación y por lo tanto aumentar la abstención. También se pueden producir reacciones tipo causa-efecto, es decir corrección o cambio de voto. Algunos que han sido castigados piensan no sé si ilusamente o con fundamento que puede haber voto arrepentido. Y otros esperan recoger mejores frutos.

Elecciones al Parlamento Europeo. Única circunscripción que probablemente va a contar con mayor índice de participación al coincidir con otros comicios. Como van en el mismo pack adquieren otra dimensión. Además de la política europea en sí, con la situación económica derivada del Brexit o nuestras cuitas agrícolas, pesqueras, o de financiación , o de política internacional como es el caso de la situación de Venezuela y demás asuntos europeos, la batalla política nacional se traslada y mimetiza con estos comicios. Si no que se lo digan al ínclito Carles Puigdemont que pelea ya en los tribunales su presencia en una candidatura a la que por cierto los sondeos no le marcan buenos augurios. ¡Otra vez el culebrón del irredento hombre de Waterloo!

Será otra noche electoral rara y apasionante. El 26M primero se conocerán los resultados europeos, después los municipales y por último los autonómicos. Y a partir de ahí las emociones propias del momento, comparecencias de unos y otros valorando el resultado. Unos celebrando su consolidación, otros ofreciéndose al pacto, algunos con caras largas y otros tantos con cara de nada. En ese momento habrá que pensar en  resolver el rompecabezas o sudoku del gobierno . Así que nos aprestamos a vivir capítulo de idas y venidas a la Zarzuela para las protocolarias conversaciones con el Rey y eternas negociaciones para investidura y gobierno. Si no hay dudas, que está por ver, podría haber gobierno en junio, pero si se tuercen las cosas tendremos un verano apasionante y no sé si un otoño caliente con otra convocatoria electoral. A día de hoy a esta última opción no parece que lleguemos. Todo va a depender de la consolidación o no de resultados de los contendientes.

Hombre de Estado. Alfredo Pérez Rubalcaba es lo que se define como un servidor público. Lo ha hecho desde numerosas instancias. Vicepresidencia del Gobierno, Ministerio del Interior, de Educación… hábil negociador, responsable e institucional y muy político y enredador por naturaleza. Jugó un papel importante en el relevo en la Jefatura del Estado, cuando ya había decidido abandonar la política ante los malos resultados electorales en las últimas elecciones europeas. Y ha estado en todos los entresijos políticos de este país en las últimas décadas. Más que brillante, listo, muy listo. Más que conciliador, muñidor de acuerdos imposibles y sorprendentes. Hábil conversador, deportista, e insisto enredador y conspirador nato, que se lo cuenten a sus compañeros socialistas. Muy apreciado por sus interlocutores políticos que le han sufrido en arduas negociaciones. Y a lo mejor no tanto por los propios compañeros de formación como mandan los cánones partidarios. Muchos han dicho que es el último hombre de Estado en la clase política española por aquello de la responsabilidad y saber que es lo que demanda el país en cada momento. Es decir, saber donde estar cuando corresponde.

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