Opinión

tribuna libre

Los congresos del PSPV-PSOE (I): 1978-1982

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En al proceso de la Transición española la CV entró en un tiempo de convulsión política y social que impidió un trámite sosegado del texto estatutario que finalmente aprobaron las Cortes españolas en 1982. Y en esa perspectiva se juzga aquel tiempo como una etapa de enfrentamientos entre valencianos que provocó un clímax de gran tensión, con resultados traumáticos para la convivencia política por el debate de su identidad que condujo a una fractura social. No fue un conflicto exclusivo entre derecha e izquierda, en los términos clásicos, sino un debate trasversal sobre los orígenes históricos, lingüísticos y su proyección política de futuro. En el caso de la Comunidad Valenciana la Transición no fue un lecho de rosas, pero tampoco un periodo de gran enfrentamiento y violencia política. Como señaló el historiador Pere Ysás, la transición no fue ni modélica ni inmodélica. Incluso la llamada batalla de la lengua y los símbolos estuvo circunscrita a ambientes concretos en la ciudad de Valencia y algunos municipios de l'Horta. Sostengo que el número de intervinientes en el conflicto fue reducido, a pesar de la magnificencia que algunos autores le han dado. La mayoría de la población de la Comunidad Valenciana no se implicó de manera directa en un proceso conflictivo, en la sociedad valenciana el tránsito político fue más suave que en otras partes de España, y la nueva situación constitucional fue asimilada con normalidad. 

Una mayoría de electores centró su voto entre los años finales de los 70 y mediados de los 90 en PSPV-PSOE, convirtiéndolo en un partido central de la política española.  Ha sido un tema de debate sobre como el PSOE renació en la nueva coyuntura: la memoria colectiva, la tendencia europea vigente, los jóvenes dirigentes salidos del Congreso de Suresnes, el apoyo de la II Internacional, especialmente del SPD alemán… Algunos dirigentes como Julio Anguita, enclavado en la plataforma de Izquierda Unida promovida por el PCE, interpretaron que la Historia se había equivocado puesto que eran los comunistas quien se merecía capitalizar la hegemonía de la izquierda. partía de la idea del marxismo ortodoxo y doctrinario de que la historia tiene una dirección determinada donde el comunismo alcanzará su fin. La derecha española, o el centro derecha, tuvo una dificultad mayor para la creación de partidos políticos. Como tenían escasa   experiencia, o la habían olvidado con el paso de los años, y muy pocos lo habían intentado durante el franquismo, solo aparecieron en el llamado tardofranquismo.

La tradición socialista en la Comunidad Valenciana se remonta a la Primera Internacional que, al dividirse en 1872, escogió Valencia para establecer la sede del Consejo Federal marxista por el respaldo logrado por esta fracción. Entre 1882 y 1905, los socialistas contribuyen a la formación de cerca de 180 sociedades obreras en la Comunidad Valenciana que serán los mayores artífices de la organización de los trabajadores. En Elche, una de las poblaciones en que el PSOE tuvo gran arraigo en la Comunidad Valenciana, existen núcleos de simpatizantes socialistas en la década de 1880. Pablo Iglesias fue candidato al Congreso de los Diputados por Elche en 1891 (primeras elecciones por sufragio universal de la Restauración), 1893, 1899, 1901 y 1905. El crecimiento del PSOE tuvo su expansión durante la dictadura de Primo de Rivera ante la aceptación de sociedades de oficio en sus filas, lo cual enlaza con la impronta sindical que hasta entonces había tenido el socialismo valenciano.

Proclamada la II Republica el PSOE valenciano el PS  se suma a la campaña de 1932 para reclamar un Estatuto de Autonomía para la Región, Socialistas valencianos destacados de la II República fueron Manuel Molina Conejero e Isidro Escandell (fusilados en 1940); Pedro García, líder de los trabajadores de la tierra,  que en 1944 sería secretario general de la UGT reconstruida en México por los partidarios de Prieto; Antonio de Gracia, tipógrafo, prietista, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Valencia en 1931 y Delegado de Trabajo durante la II República, Derrotada esta en la Guerra Civil, el PSOE quedó reestructurado en Toulouse cuando las principales facciones del exilio –largocaballeristas, besteiristas, prietistas- pactaron en 1944 para mantener una organización conjunta y Rodolfo Llopis se convirtió en su secretario general hasta el congreso de Suresnes El artífice principal fue Indalecio Prieto quien, desde México, controlaba los fondos que habían llegado en el Vita, nombre del barco que desde España trasladó el dinero y las joyas requisadas, o donadas, durante la Guerra Civil para el sostenimiento de los exiliados. Los dirigentes del exilio representaban el necesario hilo conductor con el pasado y el aval para la reconstrucción del partido en un sistema democrático. Pero surgió el enfrentamiento entre los exiliados y los dirigentes clandestinos del interior. La mayoría de los nuevos militantes que se incorporaron al PSOE a partir de 1976 tenían entre 20 y 35 años, con una cultura fundamentalmente oral o de manuales divulgativos sobre el socialismo o el marxismo. Después del XXVII Congreso del PSOE, celebrado ya en España en diciembre de 1976, se constituyeron las federaciones regionales o nacionales como estructuras orgánicas por encima de las provincias.

El I Congreso de la Federación Regional Valenciana de 1978, con Valencia, Alicante y Castellón incorporadas, se eligió secretario general a Joan Pastor, que representaba las posiciones más radicales del socialismo en aquellos años y que había sido secretario de organización de la Agrupación Provincial valenciana. Quizás los universitarios del PSPV, defensores de las tesis nacionalistas para el País Valenciano y provenientes del PSV o USPV, contaban, en teoría, con un bagaje intelectual mayor, pero las diferencias en aquellos tiempos no eran contrastables, Los socialismos surgidos en las última década del franquismo se integraron en el PSOE, y en la CV se configuró el PSPV.PSOE en 1978 .Los socialistas valencianos, como los del resto de España, fueron divididos al XXVIII Congreso del POSE, entre partidarios del giro socialdemócrata de Felipe González, parecido al de los socialistas alemanes en 1959 en Bad Godesberg, y los defensores del marxismo como ideología prioritaria. Los Congresos de Económicas (Extraordinario) y del Sidi- Saler (II) en 1979 y 1980 consolidaron a Joan Lerma como secretario general. Pero su despegue se fraguó en el III Congreso de Benicàssim de 1982 donde el sector nacionalista sale de los órganos de dirección.

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