Un inversor en empresas tecnológicas veterano y uno que acaba de llegar. Éstos son Tomás Guillén y Marcos J. Lacruz, dos business angels involucrados en el tejido emprendedor de la Comunitat y que forman parte de la red privada Big Ban, impulsada desde Valencia. Guillén, premio business angel del año otorgado por la asociación española Aeban, y Lacruz, presidente del vehículo de coinversión BSF, explican cómo es invertir en startups y arriesgar su dinero en empresas incipientes.
—¿En qué momento os planteáis invertir en startups?
—T. G.: Hace 23 años cuando montamos Ifedes, siempre por filosofía, nos planteamos quea final de año reinvertiríamos en un proyecto innovador o de base tecnológica. En algunosponemos dinero o dinero y servicios.
—M. J. L: Yo soy presidente de la Asociación Valenciana de Empresas del Sector de la Energíay coordinamos Climate Kic desde hace tres años, un programa de aceleración de startupsorientadas a la lucha contra el cambio climático. Al coordinar este programa entré en contactocon este mundo y veo que es una forma fantástica de ayudar a proyectos que son son innovadores y que tienen mucho que decir.
—Y para el retorno de los beneficios hay que esperar...
—T. G.: La media normalmente suele ser unossiete u ocho años. Por eso siempre hablamosde invertir en muchos proyectos, muy diversificados, y destinar un dinero que no necesitesen el corto plazo convertirlo en líquido. En los vehículos de Big Ban hay tickets desde 3.000euros. También hay que asumir que una parte de las invertidas va a cerrar.