VALÈNCIA. Apenas llevas una semana en el cargo, pero ya se acumulan las preguntas para Vicente Ordaz (València, 1969), el nuevo presidente del la Corporación Audiovisual de la Comunitat Valenciana (CACVSA), el ente que fusionará las dos sociedades que hasta ahora han operado À Punt, la radiotelevisión pública valenciana. Un punto y seguido que, en algunas cuestiones, supondrá un borrón y cuenta nueva, en otras continuará como hasta ahora, y en otras se destacarán asuntos enquistados desde su creación en 2018. El cambio orgánico tambien viene a reflejar el cambio de poder autonómico, con un Consejo de Administración sin la presencia de PSPV ni Compromís por decisión propia. Sobre el presente y futuro del ente, Ordaz responde, recién aterrizado a su despacho.
—Tanto usted como Francisco Aura [director general de À Punt] acceden al puesto sin presentar un proyecto concreto que haya sido valorado en un concurso público. ¿Tienen una visión clara para el corto, medio y largo plazo de la radiotelevisión o el diagnóstico se va a empezar a hacer ahora?
— En parte, llego con una idea previa. Yo ceso en Cope el 16 de diciembre porque Les Corts proponían los nombramientos el 19. Durante este mes, he intentado empaparme del proceso, hablar con gente y entender mejor la situación. He venido muchas veces aquí a lo largo de los años, conozco a muchos de los compañeros... Pero esa foto-fija que tenía es muy pequeña.
Ahora he empezado a reunirme con los jefes de departamento o con el comité de empresa; estoy en la fase de escuchar y ponerle cara a todo el mundo, así que no tengo todavía una radiografía completa de la situación. No puedo definir con exactitud por dónde va a ir nuestra hoja de ruta porque la imagen inicial que tengo puede cambiar conforme avancemos en este proceso de diagnóstico. Además, el director general, que es quien tomará las decisiones estratégicas más importantes, todavía no ha entrado en funciones.
—Sin contrato-programa, tampoco se sabe en base a qué se van a tomar las decisiones de esta transición…
— Es una de las primeras cuestiones que debemos abordar. Ahora mismo está prorrogado y sin una fecha determinada, pero tampoco se puede demorar demasiado. Será gestión y responsabilidad del director general negociar un nuevo contrato-programa. Mientras tanto, funcionamos con el actual.
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- Daniel García-Sala
—¿Va a pedir algún cambio concreto en ese contrato-programa que se tiene que aprobar?
— Como digo, eso es competencia del director general. A mí me gustaría que en el contrato-programa se dispusiera de más presupuesto, evidentemente.
—Cuando le ofrecen el puesto como presidente de la Corporación, ¿se le plantea que tenga más financiacion?
— A los diez minutos de aceptar el cargo ya estaba pidiendo más presupuesto, es mi trabajo. Sé que en este momento las prioridades de la Generalitat están centradas en la reconstrucción tras la Dana. Y, aunque no sabemos todavía si habrá o no presupuestos, entiendo que algunas partidas podrían verse afectadas por este tiempo diferente.
Pero yo no estaría haciendo mi trabajo si, como presidente de una empresa pública, no intento conseguir el mayor margen presupuestario posible. Mi petición está hecha y, hasta donde he podido palpar, hay buena voluntad. Si preguntáis por datos concretos, no los hay, pero la voluntad y la disposición es buena a que tengamos más inversión durante los próximos años.
—¿El Consell le ha dado garantías para que À Punt no viva tensiones presupuestarias que afecten su normal funcionamiento?
— No me han dado garantías, pero sí hay una buena predisposición a que el presupuesto de À Punt pueda incrementarse en los próximos años.
—¿Le preocupan los índices de audiencia?
— Me preocupan mucho. La razón de ser de À Punt es la de un servicio público, pero creo que eso no está reñido con intentar mejorar las audiencias. Si miramos otras televisiones autonómicas, más allá de que muchas de ellas tienen presupuestos mucho mayores que el nuestro, vemos que han logrado compatibilizar ambas cosas. Yo vengo de la radio privada, donde los índices de audiencia son esenciales. Mi objetivo es que el oyente y el espectador cuando enciendan la televisión o la radio elijan À Punt, ya sea para informarse, entretenerse o pasar un buen rato. Y creo que tanto en televisión como en radio tenemos mucho margen de mejora.
—En su primera entrevista en À Punt mencionó la posibilidad de aumentar los contenidos en castellano como una medida para elevar la audiencia, lo que generó cierta controversia. ¿Podría explicarlo?
— Si analizamos nuestros índices de audiencia de los últimos siete años, hay localidades y comarcas, muchas de ellas castellanohablantes, donde sistemáticamente obtenemos un cero técnico. Como servicio público, À Punt tiene dos razones de ser: ser un servicio público y promover y difundir el valenciano. Pero cuando vemos que en algunas zonas con cientos de miles de valencianos prácticamente no existimos, creo que tiene sentido estudiar la posibilidad de introducir ciertos contenidos en castellano. No estamos descubriendo nada nuevo: À Punt ya emite contenidos en castellano de manera puntual. Sin ir más lejos, anoche se emitió un documental sobre José Bretón, un programa producido por Canal Sur en castellano. El grueso de L’Hora Fosca, que se emite los martes, es en castellano… Yo lo que propongo es estudiar determinadas franjas o formatos específicos en los que pequeños cambios puedan ayudarnos a conectar con esas audiencias. Por ejemplo, que en las películas extranjeras la primera opción del dual sea castellano.
En cualquier caso, el valenciano seguirá teniendo un peso casi absoluto en la programación de À Punt, como no puede ser de otra manera, en televisión y en radio. Pero me gustaría encontrar cuestiones concretas que, con un pequeño guiño al castellano, podamos llegar a sitios que, históricamente, no llegamos. Y si conseguimos enganchar a ese público, a lo mejor logramos que À Punt sea una marca más cercana y con mayor presencia. Me preocupa la audiencia porque en un medio de comunicación —sea público o privado— el objetivo es que el espectador o el oyente te elija. Ahora revisar la programación formato por formato para analizar qué cambios pueden hacerse sin penalizar el servicio público.
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- Daniel García-Sala
—Otras radiotelevisiones públicas en comunidades con lenguas cooficiales han apostado por programaciones íntegramente en la lengua propia con buenos datos de audiencia, como TV3, TVG o IB3. ¿En qué se basa la intuición de que más presencia del castellano implica más audiencia?
— En que podremos llegar a comarcas y localidades donde sistemáticamente tenemos un cero técnico. La emisión del programa sobre el caso Bretón obtuvo un 3,9% de audiencia, bastante por encima de la media habitual en esa franja. Me puedo equivocar, pero creo que, haciendo pequeños guiños al castellano, podemos llegar a esos territorios donde ahora no tenemos presencia.
—El anterior director de À Punt, Alfred Costa, señaló el sistema de medición de audiencias como uno de los factores que lastraban los datos de share. ¿Comparte esa impresión?
— Alfred Costa sabe mucho más que yo de medición de audiencia y datos, así que yo lo tengo que suscribir. Lo que sí sé, por experiencia, es que cuando tienes audiencias bajas, el margen de error en las mediciones es mayor y que la ubicación de un audímetro puede hacer variar el share un punto arriba o abajo, en nuestro caso es muy significativo.
—¿Qué otras medidas tiene en mente para elevar la audiencia, más allá de la programación?
— Me gustaría sacar la televisión y, sobre todo, la radio a la calle, acercarla a los pueblos. Tengo claro que debemos estar presentes en todas aquellas fiestas, actos o eventos que sean importantes para cualquier localidad o municipio, porque eso también forma parte de nuestra misión como servicio público.
Por supuesto, también tenemos en mente una campaña de promoción. Cuando me preguntan por qué tenemos poca audiencia, no tengo una respuesta clara. ¿Hacemos malos informativos? Creo que no. ¿Hacemos malos programas? Tampoco lo creo, aunque todo es mejorable. ¿Es un problema de marca? Podría ser. ¿Es un problema de programación? También podría ser. Hay muchos factores que influyen en la audiencia, no solo la programación que ponemos en antena. Por eso es tan importante utilizar cualquier herramienta que nos ayude a acercar la marca À Punt a zonas de la Comunitat Valenciana donde tenemos testado que no llegamos. ¿Podemos acercarnos a esos lugares con más programas? La radio, por ejemplo, es más fácil de mover técnica y humanamente para hacer emisiones en directo.
—Usted viene del sector de la radio, que ha sido el patito feo del ente. ¿Qué cree que necesita para tomar impulso?
— Es un mal endémico. Cuando Ràdio 9 era un cañón, también era el hermano pobre. Es cierto que, en los últimos dos años, la radio ha crecido en audiencia, sobre todo en los programas informativos de primera hora y en los deportivos, pero sigue necesitando un impulso importante.
Por ejemplo, en la estructura actual, la radio no cuenta con la figura de un director. En el nuevo organigrama que se diseñe, me gustaría que estuviera, aunque me estoy metiendo en algo que depende de la dirección de Francisco Aura. También creo que el deporte debe jugar un papel clave, especialmente los fines de semana, porque el deporte y la radio han estado siempre muy vinculados.
En los próximos meses debemos establecer una nueva Relación de Puestos de Trabajo (RPT) y un nuevo organigrama. Dentro de mis posibilidades, haré todo lo que esté en mi mano para potenciar la radio. Primero, porque creo en ella, y segundo, porque la miro con unos ojos distintos.
—¿Está de acuerdo con poner en marcha una segunda cadena de radio, como se ha planteado en algún momento?
— Creo que primero hay que asentar bien la que tenemos. Si estamos de acuerdo en que À Punt Ràdio tiene un margen de mejora importante, no sería inteligente plantear, una semana después de haber tomado posesión, un segundo canal cuando el primero aún no está bien asentado en términos de audiencia y estructura. Si en el futuro funciona como esperamos, ya podremos plantearnos otras cuestiones.
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- Daniel García-Sala
—¿Qué papel debe tener À Punt en la plataforma Bon Dia TV, que comparte con TV3 e IB3? La cooperación con estas radiotelevisiones ha dado sus frutos estos años. ¿Incomodan estas alianzas al nuevo Consejo de Administración?
— No sé si incomodan o no y estudiado no lo tengo. Esa es una decisión que debe tomar Francisco Aura. Personalmente, no veo ahora mismo una alianza estratégica de gran importancia con TV3 o IB3, pero esto no es algo que dependa de mí, sino del director general.
—El Consejo de Administración sí decide con quién firmar ciertos convenios o con quién estrechar más lazos, ya sea con TV3 e IB3, la FORTA, RTVE o cualquier otra entidad.
— Mi opinión es que, de todo lo que planteas, creo que el socio prioritario es FORTA, antes que con socios concretos.
—¿Cómo valora la relación con las productoras audiovisuales valencianas que aportan contenidos a la radiotelevisión? ¿En qué aspectos ve margen de mejora?
— Uno de los datos que más me ha llamado la atención en estos días es que À Punt contrata producciones al sector audiovisual valenciano por valor de 34 millones de euros. A eso hay que sumarle otras contrataciones relacionadas con producción, aspectos técnicos y personal especializado. Sé que el presupuesto total de À Punt, unos 75 millones de euros puede parecer una cifra elevada, pero en comparación con otras televisiones autonómicas es realmente limitado. Que de esos 75 millones de euros, destinemos más de un 44% al sector audiovisual valenciano creo que es un esfuerzo muy importante y esa apuesta se va a mantener. No hay intención de reducir esa inversión.
—À Punt no es solo un medio de comunicación, sino también un agente clave para el cine valenciano. ¿Qué papel quiere que tenga el ente en este sentido?
— Este fin de semana, en los Premios Goya, las películas participadas por À Punt (a las que se han destinado 3,15 millones de euros) suman siete nominaciones. Es muy importante y ha sido fruto de una labor que no se ha hecho solo este año, sino que es fruto de un esfuerzo de los últimos años.
—¿Qué opinión le merece entonces que À Punt no retransmitiera el pasado sábado los Premios Lola Gaos, en los que la mayoría de las producciones nominadas y premiadas estaban participadas por el ente?
— La razón es muy sencilla: en la parrilla de À Punt no cabe todo. Me encantaría que cupiera, pero esa gala coincidió con una partida de pilota que teníamos obligación contractual de emitir, y también teníamos que cubrir la manifestación contra Mazón, de la que se ofreció un avance informativo. Intentar encajar todo en directo era imposible. Aun así, la gala tuvo repercusión en nuestros informativos, en la web y en todos nuestros soportes. Entiendo el malestar de algunos sectores, pero insisto: con un único canal no podemos emitirlo todo.
—Lo que sucede es que en otras ocasiones se han emitido galas culturales en diferido, con dos o tres horas de retraso. Y la organización nos ha confirmado que, cuando se reunió con À Punt, aún no se había determinado el horario, por lo que la gala podría haber comenzado a las 18:30 o a las 21:30, si hubiera hecho falta.
— Yo no participé en esa negociación. La parrilla de programación se cierra con bastante antelación y, además, cuando se tomó esa decisión yo aún no había asumido el cargo. Es Miquel Francés quien ostenta la dirección general hasta el lunes y quien tenía la responsabilidad sobre esa decisión. Lo que me planteas, lo desconozco.
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- Daniel García-Sala
—Comentó en la entrevista en Les NTC del Matí que las oposiciones se ajustarían a una nueva Relación de Puestos de Trabajo (RPT). El PP prometió que, en caso de convocarse de nuevo, no habría regresión en los compromisos adquiridos. ¿Puede garantizar eso tanto a la plantilla actual como a las personas que se inscribieron, prepararon y esperaron las oposiciones?
— No podemos hacerlo porque estamos sujetos a lo que establece la ley. La nueva ley de radiotelevisión valenciana marca que tenemos seis meses para negociar y aprobar una nueva RPT y un nuevo organigrama. Cuando el director general, Francisco Aura, lo decida, habrá que sentarse con los representantes sindicales y alcanzar un acuerdo. Una vez alcanzado, ese acuerdo deberá trasladarse a la Dirección General de Sector Público. Cuando tengamos la respuesta final, deberemos analizar si las oposiciones que convocaron las dos sociedades que van a ser liquidadas y disueltas se ajustan al nuevo formato de la RPT. Si encajan, se mantendrán; si no, habrá que anularlas y evaluar la posibilidad de convocar otros procesos. No es una cuestión de voluntad, sino de que encaje en el marco jurídico en el que debemos operar.
—¿Encajar significa que las convocatorias podrían reducirse?
— No lo sé. No tengo una respuesta en este momento.
—Respecto a las delegaciones como Alicante, ¿hay algún plan para reforzarlas?
— En esta fase de aterrizaje, quiero conocer de primera mano la situación de todas las delegaciones: Madrid, Alicante y Castellón. En el caso de Alicante, lo primero que hay que hacer es algo tan simple como importante como es cambiar su ubicación. Actualmente está en la Ciudad de la Luz y estamos buscando un espacio más céntrico en Alicante que facilite el trabajo. En la medida en que la nueva RPT lo permita, queremos reforzar todas las delegaciones, porque son fundamentales. Me han trasladado que en Madrid hay varias bajas, en Alicante también, y esta mañana un miembro del comité de empresa me ha comentado que en Castellón ocurre lo mismo.
—¿Va a cambiar la dirección de Informativos?
— Eso depende del director general. Es él quien nombra a su equipo directivo y, por tanto, quien decide sobre la dirección de Informativos.
—¿El Consejo de Administración no tiene nada que decir en una decisión como esta?
— No. Según la nueva ley de À Punt, la estructura funciona como la de la mayoría de medios de comunicación, tanto públicos como privados. Hay un Consejo de Administración, del que soy presidente, y un director general, que es quien nombra a todo su equipo directivo y adopta las decisiones estratégicas que estime oportunas.
Hasta ahora, en À Punt, el director general tenía que someter todas sus decisiones al Consejo. Eso ahora cambia radicalmente: el director general toma esas decisiones sin necesidad de autorización previa. Nosotros, como Consejo de Administración, lo nombramos y tenemos la potestad de cesarlo, pero no intervenimos en la gestión diaria.
—En la entrevista en Les NTC del Matí, valoró positivamente la marcha de los informativos. Son el tema central del debate político del ente, más aún tras la cobertura de la dana. ¿Cuál es su opinión personal sobre la dirección de Informativos?
— No fue un "capote", simplemente dije lo que pienso basándome en datos objetivos. Si un medio no ofrece buena información, la audiencia no lo elige. Durante la dana, si los informativos y programas de À Punt lograron los índices de audiencia y repercusión que tuvo, es porque se hizo un gran trabajo. Cuando acepté rapidamente este puesto es porque conozco el capital humano de esta casa y el valor de su redacción. Si no creyera en este equipo, con casi 56 años, me habría quedado donde estaba sin ningún problema.
¿Estoy cómodo? Llevo cinco días en el cargo. Aún no me he reunido con el actual director de Informativos. Lo que sí es incuestionable es que los profesionales de Informativos son buenos. Otra cosa es que el nuevo director general decida cambiar el organigrama. Eso será decisión suya, no del Consejo de Administración ni del presidente. Yo puedo trasladarle mi opinión, pero insisto: llevo solo cinco días aquí.
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- Daniel García-Sala
—À Punt nació con el peso del pasado de Canal 9, marcado por la telebasura y la falta de servicio público. Cuando escucha o lee que, con la nueva ley y el nuevo ente, "vuelve Canal 9", ¿qué le gustaría responder?
— Me sabe mal escuchar eso. Me gustaría que nos dieran una oportunidad y que se nos juzgara por nuestro trabajo y nuestras decisiones. No me gusta oír que en À Punt se han dado informaciones siguiendo directrices políticas. No es cierto. Aquí se trabaja con profesionalidad y, aunque a veces se acierte y otras se falle, los informativos han demostrado su credibilidad con datos de audiencia.
Tampoco me gusta leer que los que llegamos ahora lo hacemos con la intención de politizar la cadena en un sentido contrario al anterior. Me gustaría que nos dejaran trabajar y que se evaluara nuestro trabajo y con criterios profesionales.
Sé que esto es imposible, pero me gustaría que À Punt saliera del debate político. No es bueno, y sobre todo no es bueno para los trabajadores de esta casa. Lo expresé públicamente el otro día y sé que a algunos les sentó mal, pero lo dije porque de verdad lo creo.
—En cuanto a la conformación del Consejo de Administración, se ha constituido sin la participación de dos partidos políticos, ya que el PSPV y Compromís renunciaron a presentar candidatos. ¿Le habría gustado que el Consejo estuviera formado por representantes de todas las fuerzas políticas?
— Sí, directamente sí. Creo que habría sido positivo para todos: para los partidos políticos, para la sociedad valenciana y para esta casa. Dicho esto, hay que ser muy estrictos y concretos con lo que ha pasado y cómo se ha desarrollado el proceso. Me habría encantado que en esta mesa se sentaran los dos representantes del PSPV y el de Compromís que tenían derecho a estar. Y puedo decir que, cuando aún no formaba parte de la ecuación, se intentó negociar y se hicieron grandes esfuerzos para que así fuera.
Estoy orgulloso del Consejo que presido, pero insisto en que habría sido bueno que todas las fuerzas políticas con representación en Les Corts estuvieran presentes. Sin embargo, el PSPV y Compromís, en su libre decisión y derecho, eligieron no estar.
Se llegó a plantear la posibilidad de constituir el Consejo únicamente con los consejeros propuestos por el PP, Vox y la Federación Valenciana de Municipios y Provincias, dejando vacías las tres sillas correspondientes al PSPV y Compromís, para que pudieran sumarse cuando quisieran. Sin embargo, la ley no lo permite. Dada la situación de interinidad tras la dimisión de Alfred Costa, se decidió poner en marcha el nuevo ente con la ley aprobada en junio.
A mí me consta incluso que, dentro de esos partidos, ha habido debate interno sobre esta cuestión. Sé que no todos estaban de acuerdo con la decisión tomada, y algunos me lo han transmitido personalmente. No lo digo como un ataque ni para sacar pecho, simplemente me parece interesante que existiera esa diversidad de opiniones.
—¿Cuándo va a notar la audiencia de À Punt un cambio en la gestión del ente?
— Los cambios en medios de comunicación no se perciben de un día para otro. Juan Pablo Colmenarejo, solía decir que “los oyentes en radio se ganan de uno en uno y se pierden de mil en mil”. En televisión ocurre algo similar. La estrategia tiene que funcionar a medio plazo. Ahora mismo hay decisiones importantes que tomar, como la renovación de programas de productoras externas. El cambio importante, donde se podría nota esa nueva línea, debería ser en septiembre, con la nueva temporada.