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la plaza de toros se rinde ante el genio de úbeda

Pata negra sabinera: un inmortal Sabina hechiza a Murcia

MURCIA. Contra todo pronóstico o no, Joaquín Sabina regresó a Murcia por la puerta grande y demostró que es inmortal. Eligió una abarrotada Plaza de Toros para celebrar "el milagro de estar vivo, como un tomate en la huerta murciana" con un concierto vibrante, pata negra sabinera, para goce de su incondicional público. Procedente de Bilbao, último destino de la gira Contra todo pronóstico, Sabina se entregó a Murcia, porque "yo no quiero París con aguacero, ni el Segura sin ti", como rubricó en su inolvidable Contigo. "Lo que yo quiero, murciana de ojos tristes, es que mueras por mí". Camisa negra de lunares y sombrero ocre (que no bombín), apareció espléndido, casi sin rastro de sus 74 años cumplidos, cuarenta y nueve dicen que aparenta. Su voz, aunque quebrada, no sonó tan apurada ni tan ronca. Lució vigorosa, llena de aguardiente, creíble. Y sobre todo sincera. 

Si había alguna duda de que el maestro de Úbeda sigue en plena forma y de que su voz nunca se apagará, se disipó enseguida. Seis años no son nada. Es el tiempo que pasó desde su última actuación en la capital del Segura para presentar Lo niego todo y, "como decíamos ayer", todo estaba igual o mucho mejor que aquella ocasión pese a su caída en el Wizink Center y "la puta pandemia", que empezó, como él mismo recordó, al salir del hospital tras su tropiezo.

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