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crónica política

Teodoro, en el ojo del huracán por la guerra abierta contra Ayuso

18/02/2022 - 

MURCIA. "Nunca pude imaginar que la dirección de mi partido iba a actuar de un modo tan cruel y tan injusto contra mí". A cara de perro y a tumba abierta. Así cargaba este jueves la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, tras hacerse público una presunta operación de espionaje en el seno del PP contra su familia. El ataque -o la defensa, mejor dicho- de Díaz Ayuso fue tan contundente como colérico, sin pelos en la lengua: "Sabía que estaban fabricando presuntas corrupciones contra mí". Y remataba: "Es muy doloroso que dirigentes de tu partido en lugar de respaldarte sean quienes te quieren destruir". Era la una y media del mediodía y Génova ardía, con todos los dirigentes escuchando atónitos a su baronesa de Madrid. Lo que hasta ahora era una guerra librada intramuros, con sus idas y venidas en forma de filtraciones a la prensa, se convertía en toda una batalla campal a la vista de toda España. Ya no se podía ocultar. 

Apenas dos horas después intervenía el apagafuegos del PP, el hombre más señalado de la dirección del partido: Teodoro García Egea, con rostro adusto, devolvía con la misma contundencia la diatriba a la vez que le abría un expediente informativo. "Díaz Ayuso ha vertido acusaciones gravísimas, casi delictivas, contra el presidente y toda la formación. Es algo nunca visto en nuestro partido", esgrimía. Culpaba a la presidenta madrileña de mantener una campaña masiva de "infundios y calumnias" al tiempo que negaba la mayor: "Desmiento de forma tajante y sin reservas que este partido haya contactado con agencias de detectives. Desmiento que haya elaborado ningún dossier sobre Ayuso". Y lanzaba, como obús final, un mensaje irónico, parafraseando a Ayuso: "Nunca pude imaginar que se atacara de una forma tan cruel y tan injusta a un partido que le ha dado todo".

El ciezano está en el epicentro del huracán. Si Ayuso embiste contra Casado, lo hace también, por consecuencia, contra su mano derecha. Y si el PP vive la mayor crisis interna que se recuerda en muchos años -superior incluso a la que se llevó por delante a Cristina Cifuentes-, el secretario general queda en la picota. García Egea debe toda su ascendencia política a Casado. Si el presidente avanza, Egea crece; si tiembla, Teodoro cae. Desde que en 2018 se volcara para alzar a Casado al frente del PP, el ciezano es el hombre estratégico, el dirigente que pilota las maniobras y el mismo que entra al fango, haciendo y deshaciendo. El fontanero número 1 del escalafón de Casado. Desde la victoria contra Soraya Sáez de Santamaría, ambos han ido de la mano. Su presente y su futuro están ligados como binomio. Pero la política no entiende de lealtades perpetuas. 

De nombrarla candidata a acusaciones de corrupción

El origen del conflicto se remonta al control por la Presidencia del partido en la Comunidad de Madrid. Ayuso quiere liderar también orgánicamente. Génova nunca vio con buenos ojos sus pretensiones de adelantar el congreso regional. Egea se siente traicionado: "Casado confió en Ayuso durante 17 años. La protegió en momentos de dificultad y soledad". No en vano, ella fue la arriesgada apuesta de Casado para las elecciones de Madrid en 2019. Nadie daba un duro por ella. Pero logró la Presidencia de la Comunidad madrileña (las elecciones las ganó el PSOE), se labró un nombre, un estilo propio de gobernar, y desde la pandemia se catapultó como una estrella de la política, con sus decisiones de no cerrar la Comunidad -una política, por cierto, contraria a la que ha aplicado en la Región López Miras, más restrictivo- y su frente abierto contra "el sanchismo". La victoria electoral de 2021, cuyo detonante fue la moción de censura murciana, confirmó el poder de Ayuso. Un hombre, además, sobresale en la sombra como factor clave en la transformación de la madrileña: Miguel Ángel Rodríguez, el exjefe de prensa de José María Aznar.

Las relaciones se enturbiaron en otoño. Según relataba el propio Teodoro ante los medios, en septiembre Génova recibió el aviso de un "supuesto cobro de comisiones" del hermano de Ayuso en un contrato sanitario que la Comunidad de Madrid asignó a dedo a un amigo de la familia de la presidenta. Aquel episodio se revela ahora como el posible casus belli del enfrentamiento entre Génova y Ayuso. Egea sostiene que en octubre el partido ponía en marcha "una averiguación interna, siguiendo el protocolo habitual y quedando emplazados a la espera de que Ayuso aportara más información". La presidenta madrileña, por su parte, calificaba la maniobra de la dirección como una acción "grave" por acusarla de corrupción "sin pruebas". "No puede haber algo más grave que acusar a alguien de la propia casa de corrupción y hacerlo sin pruebas metiendo por medio a mi familia", lamentaba en su comparecencia, si bien admitía que su hermano había mantenido con la empresa del contrato "una relación comercial, legal y declarada ante Hacienda".

El PP murciano apoya a Egea

Recientemente Egea y Ayuso escenificaban una tregua, un apretón de manos simbólico, a propósito de la campaña electoral de Castilla y León. Cerraron filas en pos del partido. Poco ha durado la paz. El PP queda abierto en canal. Y se desconoce cómo acabará la contienda. Quién ganará, quién perderá. Si habrá salidas o cabezas cortadas. El expediente informativo puede acabar en una expulsión. Viejos rivales de Génova, como Cayetana Álvarez de Toledo, piden la renuncia de Casado. Otros como Esperanza Aguirre exigen la cabeza del ciezano. Parte de la prensa nacional apunta directamente a Egea como el culpable. "La torpe rudeza del secretario general es el principal responsable del cisma", reprende el editorial de El Mundo. "Es hora de que Egea se vaya. Casado debe entregar la cabeza de su secretario general", señala ABC. Al mismo tiempo, dirigentes del partido publicaron mensajes en las redes sociales en apoyo a Génova, apelando a la lealtad en torno a Casado y Egea. En la Región lo hicieron pesos pesados como José Miguel Luengo (número dos del PP), Marcos Ortuño (mano derecha de López Miras en el Gobierno) y Miriam Guardiola (portavoz del PP).

En juego está el futuro de una presidenta que ha plantado cara a toda una dirección nacional pero que simultáneamente es uno de sus mejores activos electorales. También está en juego una crisis que complica el camino de los populares para las próximas generales. Ayuso es una marca ganadora, lo que no es (por el momento) Casado. El PP no se puede permitir una escisión en Madrid ni tampoco un trauma en su intento por desbancar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Mariano Rajoy ya vivió tensiones similares con Esperanza Aguirre, pero jamás traspasó las fronteras de un choque público. Resistió y al final ganó. La historia de la política está jalonada de guerras internas. Y un ciezano ocupa ahora el centro del choque de trenes más estruendoso que se recuerda en décadas.

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