Hoy puede resultar curioso que en los juicios de Nuremberg se ahorcase a un periodista que no tomó parte en la ejecución de nadie, pero que firmó durante años el combustible que alimentó el antisemitismo en Alemania. En sus textos se pueden encontrar muchas lecciones. Primero, que escribía lo más simple posible para llegar a todos los públicos. Segundo, que cuanto más complicada fuese una noticia, más fácil era para él encontrarle una relación con los judíos. Desgraciadamente, no hablamos de un fenómeno del pasado.
El escritor e investigador Pascual Serrano, autor de libros como 'Paren las rotativas' (Akal) analiza el panorama comunicativo español