MADRID. Es un tipo afortunado. Eso dice Rodrigo Ruiz Gallardón, director y productor de la nueva serie de Atresplayer, que este domingo estrena Santuario. Más de diez años después, Rodrigo Ruiz Gallardón disfruta de la profesión, asentado en Pokepsie Films junto a dos gigantes de la producción cinematográfica como son Carolina Bang y Álex de la Iglesia. Junto a ellos ha creado y dirigido la nueva serie de Atresplayer, la plataforma de streaming del grupo Atresmedia, que aborda temas como la maternidad, el miedo a las nuevas tecnologías o el cambio climático en un futuro indeterminado.
¿Cómo estás a punto de estrenar la serie?
Te mentiría si te dijera que no estoy muy nervioso. Ha sido un trabajo largo y tortuoso el camino de la construcción de Santuario y también muy gratificante. Ahora es el momento en el que se va a ver ese trabajo. La gente tiene la posibilidad de ver la serie y disfrutarla. Tengo muchas ganas y estoy muy ilusionado, para eso lo hacer, para que lo vea la gente, pero a la vez estamos muy nerviosos y expectantes para ver cómo se recibe.
Tengo serias dificultades para realizar la entrevista sin destripar la trama. La prensa ha podido ver los tres primeros episodios únicamente. Al espectador le aconsejo que vea, al menos, los tres primeros episodios.
Estoy de acuerdo y creo que es un buen consejo porque es verdad que hay como dos tesis dentro de la serie. La primera se establece en los dos primeros capítulos, pero la segunda tesis no llega hasta el tercero. Ahí es cuando ese mundo se expande y se abre y, entonces, empiezas a entender las reglas y las dinámicas que hemos desarrollado en Santuario. Es verdad que es en el tercer episodio cuando empiezas a entender muchas pistas que se habían dado en los dos primeros episodios y que es en el tercero donde se revelan y a partir de ahí crecen. Los primeros episodios están trufados de claves que en el tercero empiezas a descifrar.
¿Cómo se puede explicar la serie y su trama sin contar nada relevante?
La serie trata de muchos temas. Sobre el miedo a las nuevas tecnologías, la maternidad, el peligro del cambio climático…Pero eso son como excusas. Me gusta pensar que Santuario es como una investigación de la naturaleza de la realidad. Que es verdad, que no lo es. ¿Compartimos una única verdad? ¿O cada uno de nosotros a la hora de percibirla la corrompemos y por lo tanto se crean verdades subjetivas de cada uno? Todo eso lo contamos con el truco narrativo que se hace al contar un universo nuevo. Convertir a tu protagonista en espectador.
Esto sucede, por ejemplo, en Harry Potter. La primera vez que llega a Hogwarts, él es ajeno a ese mundo y lo va descubriendo, y el espectador con él, igual que sucede en Alicia y el país de las maravillas…Aquí convertimos a nuestra protagonista, Pilar (interpretada por Lucía Guerrero), en espectadora. Ella está embarazada, llega al ‘Santuario’, que sabemos, por la tecnología que vemos, que estamos en un futuro indeterminado. Ese ‘Santuario’ está cerrado porque el resto del mundo tiene un aire tan contaminado que las mujeres no pueden desarrollar sus embarazos. De esta forma, cuando se quedan embarazadas, tienen la posibilidad de entrar en estos santuarios, que se suponen que son espacios diseñados de paz y tranquilidad en los que, cuando te quedas embarazadas, vas a estos sitios a desarrollar tu embarazo.
¿Qué sucede? Desde el principio este mundo te resulta artificial. Tanto al espectador como a nuestra protagonista. Ella empieza a ver que hay elementos que no funcionan, que no tienen una correspondencia con sus recuerdos, con su realidad. A partir de ahí se van generando incógnitas que, ya te digo, se van resolviendo a lo largo de la serie. Si contara más estaría como se dice ‘spoileando’.
A Pilar, como dices, empieza a ver que ese mundo que le han vendido no es tan idílico como creía. Una metáfora de la vida que muestra como nada es tan ideal como puede parecer. Y si es tan idílico, cuidado.
Exacto. Esa es un poco la idea. Intentar mostrar un mundo que se supone que es tan perfecto que enseguida te chirría. Todo el mundo está tan feliz, que el propio espectador siente rechazo. Uno de los retos más importantes que teníamos a la hora de desarrollar este universo era conseguir, dentro de esta pulcritud, de este minimalismo de espacios y de colores, generar una tensión. Una artificialidad que el propio espectador sintiera como opresiva y angustiante.
La serie es una adaptación del podcast homónimo creado por Manuel Bartual y Carmen Pacheco. ¿Qué os atrajo del argumento? ¿Cómo nace la idea de llevarlo a televisión?
El inicio del desarrollo del proyecto es mérito de Atresplayer. Ellos escuchan el podcast, yo no lo había escuchado, se ponen en contacto con nosotros (Pokeepsie Films). Nos dicen que creen que esta historia tiene una traducción al audiovisual muy potente y queremos que la hagáis vosotros. A partir de ahí escuchamos el podcast, nos reunimos con Carmen y Manuel, y establecemos una mesa de trabajo para traducir ese podcast, esa traducción sonora al audiovisual.
Son lenguajes muy diferentes el del podcast y el de la televisión y todos los proyectos tienen necesidades diferentes. Ellos (Manuel y Carmen) se encargan de la escritura del guion, haciendo un trabajo excepcional, porque sin renunciar a la idea del podcast, potencian ese mundo y generan ese universo. Una vez aprobamos los guiones, arrancamos el rodaje y de ahí hasta ahora.
Uno de los temas que aborda la serie es la maternidad. En este caso, la maternidad significa renunciar a tu vida por completo, aislándote en este ‘Santuario’. Lo que, por un lado, puede llevarte a renunciar a la maternidad y, por otro, da todavía más relevancia a la figura de la mujer que quiere ser madre.
Sí, totalmente. Dentro de la exageración que supone la ficción, dentro de los arquetipos que formamos en la ficción, hay una base real de renuncia a tu propia identidad en el momento en el que tú tienes un ser dentro de ti, o de completar tu identidad. No estoy seguro, lo que sí hay es un sacrificio y una dedicación absoluta en el proceso del embarazo y los primeros meses de la maternidad. Eso es una base que está en nuestro mundo pero que nosotros la exageramos hasta el punto de que para ser madre tienes que separarte de tu familia, tus amigos, renunciar a tu trabajo…Todo para desarrollar tu embarazo. Eso, que, en un principio, así verbalizado, suena bastante fuerte, lo rodeamos de un entorno que se supone que es el spa donde más a gusto vas a estar y uno más feliz va a ser con su renuncia. Ahí, en esa artificialidad, en ese subtexto, hay un dilema que existe en el desarrollo de la maternidad que cualquier mujer embarazada tiene hoy en día.
El otro tema que aborda es la crisis climática. Hay una frase que menciona uno de los personajes muy directa: “Estamos respirando mierda”. Aunque es una exageración, no estamos tan lejos de eso.
Totalmente. Si te basas en los datos reales, las enfermedades respiratorias están creciendo de una manera abismal año tras año. El problema existe, no es un cuento chino. Ignorar los datos científicos sería de necios. ¿Para que nos sirve la ficción? Para alertarnos de los caminos a los que nos puede conducir esta situación si no tomamos una solución al respecto. Mostramos una versión más radical de problemas que ya tenemos, pero los problemas están ahí.
No quería dejar de preguntarte como empezaste en esto. ¿Cómo llegas a trabajar con Carolina Bang y Álex de la Iglesia? Es muy complicado vivir de esto.
Me considero muy afortunado. Yo empiezo a trabajar con Álex de meritorio. Yo era su conductor. La primera película que hago con él es Las brujas de Zugarramundi. Yo le recogía en su casa y, hasta las localizaciones de esa película, teníamos una hora. Conversábamos en ese trayecto sobre la película, explicándome cual iba a ser desarrollo del rodaje de ese día. Durante todo el rodaje estuve llevándole y trayéndole de vuelta a su casa. Al final del día me contaba como había ido y me explicaba los problemas que él, previamente, me contó que intuía que le darían problemas, y que luego efectivamente le habían generado problemas.
Eso para mí fue un masterclass en la que durante las 9 semanas que duró el rodaje aprendí una barbaridad. La siguiente en la que trabajo con él es Mi gran noche. Ambas son producidas por Enrique Cerezo. Ahí escalo un poco y paso de conductor a auxiliar de dirección. Como tenía muy buena sintonía con Álex, estaba atendiéndole y un poco en su entorno.
Después de Mi gran noche, Álex y Carolina deciden fundar su propia productora. Necesitan gente para arrancar el proyecto y me ofrecen unirme a ellos. De esto te hablo hace 11 o 12 años. A partir de ahí empezamos a trabajar un poco cada uno desde nuestra casa o reuniéndonos en cafeterías. Ahí empezamos a construir Pokepsie. Ahora tenemos una oficina en la que tenemos unos 20 empleados fijos más los que se unen en cada proyecto. De equipo fijo somos más de 20.
Más de 10 años después estamos de enhorabuena porque, justo este mes, estrenamos 1992 en Netflix, el 22 de diciembre Santuario en Atresplayer y el 28 de este mes Culpa con Amazon. Tenemos en un mismo mes tres estrenos muy potentes con tres plataformas diferentes, probablemente las más relevantes e interesantes que están financiando el audiovisual español. Hemos pasado años duros y años mejores, pero ahora es una época muy feliz para la productora.
Si conoces el trabajo de Álex de la Iglesia y los trabajos de Pokepsie, en Santuario se nota el sello vuestro.
Sí, desde luego lo que tiene es el sello de calidad que Álex intenta establecer en todos sus proyectos. Me ha dado total libertad a la hora de desarrollar el proyecto. Ha tenido una supervisión muy cercana. Hablaba con él, discutía con él, dejándome a mí que tomara la decisión. Sobre todo, para que la propia empresa vaya creciendo y tenga unas alternativas a su propia visión. Tengo la sensación de que dirigir es como la caligrafía. Tú escribes de una manera y diriges de una manera. Puedes imitar una caligrafía, pero en este caso a Álex no le interesaba una copia de lo que él hace. Si no, sería una mala copia. Me decía que en ese caso la hacía él. “Quiero que cuentes la historia como tú la concibas y como creas que son los mejores elementos”, decía Álex. De hecho, el ritmo de la serie es un ritmo más pausado y más opresivo que el cine de Álex.