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crisis humanitaria

Rescate a bordo del aita mari

En febrero partió, desde el puerto de Vinaròs, un antiguo pesquero vasco, el Aita Mari, para iniciar su primera misión del año y la número doce de toda su historia. En ella se consiguió salvar a 43 personas

| 20/06/2024 | 2 min, 36 seg

VALÈNCIA.  El Aita Mari pertenece a la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), creada en 2015 y dedicada a «salvaguardar y cuidar la vida, la dignidad y los derechos de las personas en tránsito en las rutas migratorias usadas para su desplazamiento». Después de un gran «esfuerzo colectivo» y una campaña de crowdfunding, impulsada por la misma organización, se pudo dar por iniciada la nueva misión de rescate.

Con las fiestas del Carnaval terminando, el barco partió desde el puerto castellonense de Vinaròs con catorce personas de tripulación a bordo, de las cuales ocho eran profesionales marítimos. Tras varios días de navegación, llegaron a la zona SAR Líbia, en pleno Mediterráneo central. Atrás quedaron cuatro días de preparación y adaptación a la vida en el mar. Todo el equipo estaba listo y alerta, tan solo quedaba esperar y actuar.

Viernes 16 de febrero. 6:30 de la mañana. El fuerte grito de uno de los oficiales despertó a la tripulación del Aita Mari, que descansaba en sus camarotes: «¡Nos activamos en un minuto, los tenemos justo al lado!», gritó Oskar, miembro de la tripulación. Mientras trabajadores y voluntarios se preparaban, una patera con 43 personas se asomaba justo por el lado de estribor del barco vasco. Era el momento de activar los códigos y empezar las maniobras de rescate para salvar la vida a todos los migrantes que viajaban en el bote.

Después de un largo rescate, entre olas de más de un metro de altura, se pudo poner a salvo a las personas, en su mayoría de origen bangladesí —salvo dos egipcios y un sudanés—. Por su parte, y después de una primera revisión, el médico y la enfermera (Juanlu y Nekane) pudieron certificar que el estado general de salud de todos ellos era bueno, a pesar del cansancio extremo y la deshidratación.

Pasadas unas horas, las autoridades italianas ordenaban el desembarco de los rescatados en Ortona (Italia), a más de 700 millas naúticas del punto de rescate (1.200 kilómetros aproximadamente), habiendo decenas de puertos mucho más próximos y accesibles.

Las últimas tragedias ocurridas ponen de manifiesto la gravedad de la crisis actual en el Mediterráneo central, la ruta más mortífera del mundo para las personas en movimiento. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en lo que llevamos de 2024, al menos 367 personas, entre ellos ocho menores, han desaparecido o perdido la vida en el Mediterráneo central intentando cruzar hacia Europa. El año pasado, 2023, dejó una cifra aterradora: 2.476 migrantes muertos o desaparecidos en esta ruta marítima. 

* Este artículo se publicó originalmente en el número 116 (junio 2024) de la revista Plaza

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