CARTAGENA. Poco más de nueve meses han durado las rampas de acceso proyectadas y ejecutadas a finales del pasado 2018 en la zona de Los Urrutias, Islas Menores y Playa Honda.
Tal y como se puede ver en la imagen, el dinero invertido en la instalación de las mismas, que fueron proyectadas para el acceso al Mar Menor para embarcaciones ligeras -cinco metros de manga- se ha diluido tan pronto como una obra que costó 124.000 euros y que fue cofinanciada entre la Comunidad y la Unión Europea, a través de los fondos Feder, y se enmarca en el Plan de Ordenación de Usos del Mar Menor que promueve el Gobierno regional, que, entre otros objetivos, pretende eliminar los fondeos irregulares de la laguna.
Las rampas están compuestas por dos tramos de diferente material, desmontables y unidas entre sí por argollas-grietes de acero inoxidable y llegan a las zonas donde existe arena no cohesionada y que pueda dificultar la entrada de los vehículos. El primer es de plástico extrusionado de material reciclado, en parte sumergido sobre el lecho marino hasta alcanzar los 0,5 metros de profundidad y el segundo una pasarela articulada de hormigón prefabricado.
Los usuarios de este servicio, aquellos aficionados con barco podrían tener un punto de acceso desde San Javier hasta La Manga ahorrándose el alquiler del punto en cualquier club de regatas, se han encontrado de nuevo en una situación nada diferente a la de hace poco más de un año.
Los temporales que han azotado al Mar Menor en los cuatro últimos meses de 2019 han sacado a la luz los defectos en la colocación de estas rampas de acceso: tablas de madera levantadas, rampas de cemento hundidas por la inconsistencia de las mismas, cenagales alrededor de los puntos y error de cálculo a la hora de la ubicación de las mismas.
Algunos usuarios afirman que la gran cantidad de agua caída ha provocado que dicha instalación quedara completamente destrozada por la llegada de torrentes de agua que iban a parar directamente al mar. En algunos casos, como los de Islas Menores y Playa Honda, se encuentran en un pequeño cauce en el que se agolpa el agua de lluvia, que, caída con intensidad como este pasado otoño, ha supuesto un destrozo incuestionable.
En el caso de Los Urrutias, más mermada por la arena y en mejor estado de conservación, algunos usuarios aseguran que al estar ubicada en un ‘cenagal’, es complicado acceder con el vehículo para depositar la embarcación en la rampa a riesgo de quedarse atrapados en la arena. La distancia entre las rampas y el suelo firme supone un hándicap añadido para los coches que transportan los pequeños barcos.
Es "una actuación prioritaria para el Ejecutivo regional", que se enmarca en el Plan de Ordenación de Usos del Mar Menor que promueve la Comunidad y que, entre otros objetivos, pretende eliminar los fondeos ilegales en la laguna manifestó el consejero de consejero de Presidencia y Fomento, Pedro Rivera durante la presentación de las rampas hace más de un año. "Ofrecemos una alternativa a los fondeos irregulares", añadía por entonces el consejero que indicó que el proceso de elección de los puntos se efectuaba recogiendo las propuestas de los distintos ayuntamientos, y tras un proceso de clasificación en función de las dificultades de cada uno (tráfico en verano, viabilidad de la rampa, disponibilidad de aparcamiento o condicionantes ambientales, entre otras).