Aunque normalmente son benignos y asintomáticos, algunos pólipos uterinos causan sangrados uterinos anormales, infertilidad e incluso cáncer.
MURCIA. Los pólipos uterinos afectan a un 10-24% de la población femenina. Aunque se han descrito casos entre los 12 y los 81 años, este tipo de tumoraciones son raras en adolescentes. Su principal incidencia está entre los 40 y los 50 años, siendo más comunes en mujeres pre menopáusicas.
Los pólipos endometriales o uterinos son masas tumorales benignas que se generan debido a un crecimiento anormal de las glándulas endometriales, el estroma y los vasos sanguíneos en el revestimiento del útero (endometrio).
Dependiendo de su base de implantación, pueden ser pediculares (tallo de inserción estrecho) o sésiles (base más ancha).
Respecto a su tamaño, varían mucho, pudiendo medir desde milímetros a centímetros.
A veces, estos pólipos se manifiestan como un pequeño bulto en el cuello del útero, mientras que, en casos excepcionales, pueden ocupar toda la cavidad uterina.
Aunque muchas veces la causa de los pólipos del útero es desconocida, su desarrollo suele estar relacionado con desajustes hormonales.
"Creemos que la aparición de pólipos en el endometrio se debe a cambios en los niveles hormonales, especialmente de estrógenos, así como a la inflamación crónica del endometrio", explica el Dr. Eli Pedro Monzón, especialista del Servicio de Ginecología del Hospital Quirónsalud Murcia.
Sobre los factores de riesgo, el Dr. Monzón enumera "la obesidad, el SOP (Síndrome de Ovario Poliquístico), la hipertensión y la edad".
El tamoxifeno, fármaco complementario para el tratamiento del cáncer de mama, también aumenta el riesgo de desarrollar pólipos endometriales.
Los pólipos uterinos pueden clasificarse según:
● Su composición histológica (el tipo de tejido del que están formados).
● Su localización dentro del útero.
● Su base de implantación (sésiles o pediculados).
Teniendo esto en cuenta, podemos diferenciar entre:
● Pólipos endometriales. Son los más comunes y se desarrollan en el endometrio. Están formados por células glandulares y estromales, que son dos componentes normales del endometrio.
● Pólipos cervicales. Se desarrollan en el cuello uterino. A menudo, están compuestos por tejido glandular o tejido conectivo fibroso.
Aunque la mayoría de los pólipos detectados en el útero son benignos (no cancerosos), no tratarlos adecuadamente puede tener como consecuencia «un crecimiento descontrolado que cause persistencia o aumento del sangrado uterino anormal o sea una causa de infertilidad», explica el Dr. Monzón.
En algunos casos, estos tumores pueden ser precancerosos o, muy raramente, cancerosos, siendo posible que "las células tumorales progresen, aumentando el riesgo de desarrollar cáncer de útero en el futuro".
La mayoría de los pólipos en el útero son asintomáticos, y su detección se produce de forma casual durante las revisiones ginecológicas.
A veces, su presencia se manifiestan con sangrados uterinos anormales, incluyendo "períodos menstruales más abundantes o prolongados, sangrado entre períodos menstruales o sangrado después de la menopausia", además de "sangrado después de mantener relaciones sexuales" si el pólipo se encuentra situado en el cuello del útero.
Respecto a la sintomatología de los pólipos malignos uterinos, ésta no difiere de los benignos.
Las pruebas utilizadas para detectar pólipos uterinos son:
➢ Ecografía transvaginal. Se introduce una sonda de ultrasonido por la vagina para obtener imágenes detalladas del útero y de los ovarios, y así sospechar la presencia de patología endocavitaria, incluido los pólipos uterinos.
➢ Histeroscopia. Consiste en insertar un dispositivo delgado y flexible, llamado histeroscopio, a través del cuello del útero. El histeroscopio tiene una cámara en el extremo para visualizar el interior de la cavidad y confirmar la presencia de cualquier anomalía, incluidos pequeños tumores.
Un diagnóstico preciso permite saber el tamaño, ubicación y características de los pólipos endometriales, algo fundamental para encontrar la mejor opción de tratamiento para cada mujer.
"El tratamiento de los pólipos uterinos depende de varios factores. Su tamaño y número es importante, pero también lo son la presencia de síntomas, la edad y los deseos reproductivos de la paciente", comenta el especialista en ginecología de Quirónsalud Murcia.
Las opciones si se confirma el diagnóstico son dos: observación vigilada o extirpación.
"Si los pólipos son pequeños, asintomáticos y no afectan a la salud o a la calidad de vida de la mujer, se puede recomendar un seguimiento sin intervención activa y controles periódicos con monitorización para alertar sobre cambios en los síntomas o el tamaño", comenta Monzón.
En pólipos grandes o que condicionan la calidad de vida de la paciente, se procederá a la extirpación mediante histeroscopia quirúrgica, una técnica rápida, común y muy segura.
En mujeres posmenopáusicas, con independencia de su sintomatología, la opción más recomendada es la extirpación, ya que existe un mayor riesgo de lesiones pre malignas y malignas.
"La detección temprana y el tratamiento adecuado pueden prevenir complicaciones graves de los pólipos», explica el Dr. Eli Pedro Monzón, siendo fundamental «seguir siempre las recomendaciones del ginecólogo".
En caso de no tratarse correctamente, los sangrados uterinos anormales pueden agravarse, provocando anemia.
"Un sangrado uterino excesivo puede llevar a la pérdida de hierro y anemia, especialmente si la causa no se aborda adecuadamente. La anemia puede causar fatiga, debilidad, mareos y otros síntomas que afectan la salud general".
Respecto a la relación entre pólipo uterino y embarazo, está clara, considerándose causa de infertilidad.
"Los pólipos uterinos pueden interferir con la implantación del óvulo, lo que dificulta el embarazo y aumenta el riesgo de aborto espontáneo", añade Monzón.
Además de la imposibilidad para concebir, si crecen anormal y masivamente y obstruyen estructuras como el canal cervical o las trompas de Falopio, este tipo de pólipos pueden ocasionar "retención del líquido menstrual e infecciones recurrentes", concluye el especialista de Quirónsalud Murcia.