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Ocho niños bielorrusos de entre 7 y 17 años pasan la Navidad junto a familias murcianas de acogida

23/12/2019 - 

MURCIA. "Murcia os acoge con los brazos abiertos. En vuestro corazón, queremos que sintáis a Murcia como vuestro segundo hogar". Con estas palabras, la concejala de Derechos Sociales y Familia del ayuntamiento de Murcia, Pilar Torres, dio la bienvenida en el Salón de Plenos a los niños procedentes de Bielorrusia que están compartiendo la Navidad junto a familias murcianas, bajo el programa de acogida impulsado por la Asociación de Familias Solidarias con el Pueblo Bielorruso.

Torres añadió que "recordad siempre todo lo que estáis viviendo estos días pero, sobre todo, recordad el afecto de vuestras segundas familias, el cariño de las familias murcianas, que os dejarán una huella imborrable, como vosotros a ellas".

En total, 17 niños han sido acogidos por familias de Murcia y sus pedanías desde verano hasta ahora. En concreto, 8 han llegado en Navidad. Al acto asistió el presidente de la asociación, Pedro Javier Guevara. La estancia de los niños acogidos en verano fue de dos meses, mientras que los acogidos en Navidad pasarán un mes junto con sus familias de acogida. En la Región, en el programa participaron 100 niños durante los meses de verano. En Navidad están participando un total de 48.


El objetivo principal de este programa, que arrancó en el año 1998, cuando se fundó la entidad, es reducir los índices de radiactividad que experimentan los menores, como consecuencia del accidente nuclear de Chernóbil. La asociación se encarga de poner en contacto a familias españolas que acogen, de manera voluntaria, a los niños y niñas de las ciudades de Maguilov y a Gómel.

Cuando aterrizan en el municipio, los pequeños presentan niveles altísimos de radiactividad en el cuerpo, que oscilan entre el 20% becquerel/kg -unidad en la que se mide la radiactividad activa-y 70% becquerel/kg, lo que suponen un gran riesgo para la salud. Dicha radiactividad puede provocar desórdenes en el sistema nervioso y en los órganos sensoriales y digestivos, así como alteraciones en la circulación sanguínea y tumores malignos, entre otros problemas. Durante su estancia en el municipio, al recibir agua y alimentos no contaminados, los índices mencionados experimentan una significativa disminución, que fluctúa entre el 20 y 40%.


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