CARTAGENA. Las obras en el Mercado de Gisbert están a punto de terminar, pero ¿y ahora, qué?, pues parece que no hay nada claro, porque este proyecto estrella -o estrellado depende de quien lo valore- de la anterior legislatura por parte del concejal Manuel Padín se ha quedado solo en el caparazón, al menos de momento.
Y es que su sucesora, Belén Romero, no ve eso de convertir este espacio ubicado en la calle Gisbert en un mercado gastronómico. Al menos así lo ha declarado en una entrevista reciente a otro medio de comunicación "no sería un éxito", apostilló la recién nombrada concejala de Comercio. Por tanto, a Gisbert 'hay que darle una vuelta', otra más en este doloroso languidecer de un edificio que fue despoblándose años atrás de tenderos y se ha quedado en simple fachada.
Las obras de primera fase -que han supuesto una inversión de 271.490,00 euros mas impuestos- y que deben acabar antes de que finalice este 2024 se centran en la fachada principal y por ello se han abierto más ventanas, con el fin demostrar el interior del mercado a la calle. El tipo de piedra con la que está pavimentada la calle se ha prolongado en la parte de fachada que se interviene para crear esa unidad de espacios y hacer más atractiva la entrada. Esta primera fase ha incluido varias actuaciones en el interior, como el desmontaje integral del mismo, incluidas las instalaciones, la demolición de techos, tabiquería y escaleras, así como reparaciones en el forjado interior y el tratamiento de humedades en los muros. También se han demolido rampas y alicatados y el suelo y se colocarán nuevas escaleras y rampas.
El BIC ha limitado tanto la forma de la fachada como los tipos de materiales, por lo que se ha pretendido dar una continuidad a esos dos elementos aprovechando al máximo la apertura de huecos y a su vez, utilizar la continuidad de los materiales persistentes de los ladrillos de la fachada y el suelo de las aceras.
"Aún no tenemos claro el enfoque", apostilló Romero en la entrevista antes mencionada. Primero, por tanto, se tiene que decidir uso, y las obras que se harían van en función de lo que se decida de explotación. Pero, sin proyecto no hay dinero. Padín preveía para la segunda fase un coste de cerca de 700.000 euros, pero para ello el Gobierno tenía que solicitar ayudas europeas. Ahora, sin objetivo definido no hay solicitud y sin solicitud no hay ayudas.
Hace ahora unas semanas, cuando se firmó el pacto entre PP y Vox para "garantizar" la gobernabilidad en Cartagena, en el capítulo de inversiones que el Partido Popular puso sobre la mesa un plan con 31 actuaciones durante la Legislatura y un total de 60 millones de euros. Del mercado de Gisbert no se dice nada, tan solo que se harán inversiones en "todas aquellas relacionadas con los fondos europeos obtenidos o que se puedan obtener".
