Entrevista

Salud y Vida

El cartagenero Javier Martínez Pallarés lleva el costumbrismo negro a su novela 'Girasoles Negros': "Necesito sorprenderme mientras escribo"

Esta inquietante ópera prima nace de las supersticiones de la España vaciada

  • Javier Martínez Pallarés
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MURCIA. "Porque algunas casas no olvidan. Algunas historias nunca terminan. Y algunos males oscurecen hasta las flores más bellas". Sobre todo esto habla en Girasoles Negros, su primera e inquietante novela, el escritor cartagenero afincado en Madrid Javier Martínez Pallarés, ingeniero de formación y escritor por vocación -y también por devoción a un padre que escribía poesía y que se emocionaba con sus relatos-. Lo de ser 'el pequeño' de seis hermanos también influyó para que el autor alimentase su imaginación de niño y tomase prestado un poco de todos ellos a la hora de inventar sus propias historias. 

La infancia y los recuerdos también son referentes importantes para la protagonista de Girasoles Negros, Alicia, quien tras la muerte de su padre, regresa con sus dos hija al pueblo de su niñez, buscando reencontrarse con sus raíces y alejarse de la sombra de su reciente separación. Pero la casa familiar, cerrada durante años, parece haberse congelado en el tiempo y viejas supersticiones hacen que nadie en el pueblo se atreva a cruzar el umbral. Alicia tendrá que enfrentarse a advertencias veladas, desapariciones, secretos y la maldición que se cierne sobre su familia.

Sobre esta ópera prima nacida de creencias arraigadas en la España vaciada hablamos con Javier Martínez Pallarés (Cartagena, 1979), quien encuentra en la escritura un refugio donde explorar historias que conectan con la esencia de lo cotidiano y la profundidad -muchas veces oscura- de lo humano. 

¿De dónde te viene el gusto por la escritura y cómo has sacado tiempo para poder escribir y publicar Girasoles Negros, tu primera novela?

Creo que ese gusto me viene de mi padre, a quien le gustaba escribir poesía. Y no es que él me animara a escribir, de hecho, durante mucho tiempo fue muy crítico con mis escritos. Pero también fue él quien, sin quererlo, me empujó a hacerlo cuando se emocionó al leer uno de mis relatos. En ese momento descubrí que la escritura es mucho más que contar historias. Desde entonces, he estado depurando mi estilo, primero en relatos y después en novela, con la ayuda de la Escuela de Escritores, en Madrid.

Girasoles Negros es producto de muchos años de trabajo, de fines de semana encerrado, de viajes con un bloc de notas en el que anotar ideas y de horas robadas al sueño. Pero sobre todo de ganas de mejorar y de volver a generar emociones, como con aquel relato.

¿Cómo describirías Girasoles Negros y en qué género la encuadrarías?

Si soy sincero, nunca me ha gustado poner etiquetas. Hay quien dice que se encuadra bien en el género negro y otros que es una novela de suspense. La verdad es que nunca pienso en ello cuando escribo, pero, hace bien poco, una buena amiga lo catalogó como costumbrismo negro, y me parece un término de lo más adecuado para describirlo.

¿Qué has querido contar en esta historia? ¿Qué sensación te gustaría dejar en los lectores?

Si hay algo que siempre me ha inquietado es tratar de comprender qué nos hace buenas o malas personas. Creo que en mi caso siempre he tenido buena fortuna en cuanto a la gente que me ha rodeado: padres, hermanos, mi mujer, mis amigos. He tenido la suerte de haber recibido buenos consejos en momentos críticos de mi vida que me han formado como persona. Y a veces me pregunto en qué persona me habría convertido si hubiese contado con otros ejemplos menos adecuados a los que seguir. Esta duda me lleva a otra más inquietante: ¿qué puede llevar a una buena persona a cometer un acto moralmente reprochable? O, ¿no realizan las personas objetivamente perversas actos de bondad en ocasiones?

Esta es la esencia de Girasoles Negros y, de hecho, de la mayoría de mis escritos. En este caso, además, lo aderezo con otro tema que me apasiona como son las leyendas propias de los pueblos pequeños, sus creencias locales, sus supersticiones. De ahí el epígrafe del libro, que dice así: "La superstición con que fuimos educados no pierde su poder sobre nosotros, aun cuando no lleguemos a creer en ella". Me atrae la idea de que haya algo escondido en nosotros, de lo que no seamos conscientes, y que nos empuje a tomar determinadas decisiones.

Con todo ello, busco generar intriga, tensión, inquietud, pero también la sensación de querer volver a leerlo, porque Girasoles Negros tiene varias lecturas.

Los escritores se nutren de sus propias experiencias, de lo que les rodea, de lo que leen... ¿Cuál ha sido tu inspiración?

Cuando era pequeño, mi familia tenía una casa en las afueras de El Palmar, en La Paloma. Esa casa tenía un palomar que estaba siempre cerrado y al que nunca subíamos. Recuerdo que mi hermano y yo fantaseábamos con que alguien pudiera asomarse a una de sus ventanas. También por esas fechas, solíamos pasar las Semanas Santas en Fortuna, donde nos escapábamos para colarnos en una casa abandonada próxima al pueblo. Creo que todo aquello me impregnó profundamente.

Más recientemente, aunque ya han pasado muchos años, conocí el pueblo de mi mujer, Carrascosa del Campo, en Cuenca, y he vuelto a revivir en mi cabeza todas aquellas historias. La inspiración me viene de todos esos lugares, porque ya me considero tan carrascoseño como cartagenero, de todos los pueblos en los que he tenido la fortuna de vivir y de escuchar las historias de los lugareños.

¿Por qué crees que te atrae este tipo de historias oscuras y misteriosas, que influencias has tenido?

Una de las protagonistas de Girasoles Negros es una niña de doce años dotada de una gran imaginación alimentada por el cine de terror y los libros de Stephen King que consume con el beneplácito de su padre. Visto con retrospectiva, creo que hay mucho de mí en ella. Soy el menor de seis hermanos y me llevo ocho años con el siguiente en edad. De pequeño pasaba muchos fines de semana con ellos y digamos que eran más dados a alquilar películas como Viernes Trece o Pesadilla en Elm Street, que a buscar películas de Disney para mí. Tengo mucha influencia del cine, pero también de los comics de los noventa, en los que descubrí esos personaje grises, esos buenos con puntos de maldad o esos malvados que protagonizaban historias y tenían sus propios códigos de honor. Quizás por este motivo esta novela sea rápida, sus descripciones palpables y sus personajes profundos y llenos de artistas.

Libertad creativa

  • Novela Girasoles Negros -

¿Cómo ha sido el proceso creativo: has disfrutado o has sufrido un poco?

Siempre he sido un escritor de brújula, de los que conoce el principio de la novela y el final, y va descubriendo el camino mientras escribe. En los últimos años he aprendido a planificar, aunque sea un poco. No me considero un escritor de mapa, que escaletan todos los capítulos con todo detalle, porque acabo aburriéndome. Necesito cierta libertad creativa, incluso sorprenderme mientras escribo y creo que para esta novela he encontrado un punto medio.

Mi relación con la escritura es de amor-odio. Por un lado, dar vida a nuevos personajes, enfrentarles a situaciones complejas y descubrir su evolución me genera mucha satisfacción y también desahogo. Por otro lado, es un trabajo muy demandante y muy solitario. Para escribir necesito silencio y muchísima concentración. Esto es muchas veces incompatible con la vida social y también con la vida familiar. Cuando fui padre dejé de escribir durante muchos años porque prefería emplear mi tiempo libre en disfrutar de mis hijos antes que encerrarme con el ordenador. Ahora que han crecido, dispongo de más tiempo y he aprendido a conjugar trabajo, familia y escritura.

Has logrado que una editorial apueste por tu novela, algo que no es fácil en estos tiempos de autopublicación...

No es sencillo. El mercado está saturado de escritores. Me temo que en eso no soy muy original. Pero ese tiempo me ha servido para mejorar la obra inicial. Suelo ser muy crítico conmigo mismo y cada vez que lo enviaba a una editorial, repasaba de nuevo el libro en busca de formas de mejorarlo.

En la sociedad actual, no se valora tanto la calidad artística como el número de seguidores que se tiene en redes sociales. Tengo la suerte de conocer a grandes artistas, fundamentalmente músicos y escritores, con un talento enorme que es menospreciado porque no son activos en redes. Afortunadamente, en mi caso he tenido la suerte de toparme con Aliar Ediciones, una editorial que apuesta por escritores noveles. Ellos me han dado la oportunidad de publicar y la verdad es que no puedo estar más contento con el producto resultante, en cuanto a diseño y acabado.

Ese es uno de los motivos por los que no he querido autopublicar. Hay un punto de satisfacción en que una editorial apueste por ti, por tu obra. Y además creo en la labor de la editorial, en cuanto a corrección del libro, diseño y distribución, y en lo que aporta para la obtención de un producto final, el libro, del que uno pueda sentirse orgulloso.

Respecto al diseño del libro, ¿Qué destacarías?

Repito que no puedo estar más contento. He tenido la suerte de poder trabajar una artista de grandísimo talento como la murciana Isabel Saavedra Martínez. Conocí su obra por Instagram y la contacté porque tenía claro desde el principio que quería que ella fuera la ilustradora de la portada. El resultado no puede ser mejor. En estos tiempos en los que da la sensación de que con la inteligencia artificial se puede hacer cualquier cosa (y sé de lo que hablo porque durante años me he dedicado a ello) me congratula descubrir que la visión humana en materia de arte sigue siendo fundamental. El modo en el que Isabel ha condensado el jugo de la novela, ha exprimido su alma y lo ha representado en una portada tan minimalista me parece tan admirable como alentador.

¿Dónde se puede adquirir? ¿Vas a hacer alguna presentación en Murcia?

Se puede encargar en cualquier librería. También está disponible en Amazon, pero a mi me gustaría más fomentar el consumo en el pequeño comercio, en las librerías de barrio. Así que, por favor, no lo dudéis y encargadlo allí. Lo tendréis en pocos días. En cuanto a presentación, claro que me gustaría. La Región de Murcia es mi tierra. Estoy en conversaciones con la editorial, pero ya será después de verano. Además, en octubre es la Feria del Libro en Murcia y espero poder acercarme a los lectores un día en la caseta de Aliar Ediciones.

¿Ya vas a por otro? Si puedes adelantar algo…

Siempre estoy pensando en nuevas historias, no solo cuando me siento a escribir. Aunque tengo varias ideas rondándome, donde ahora me gustaría poner el foco es en reescribir la novela que completé y me atreví a compartir con mi círculo más cercano. Siento que he evolucionado mucho desde entonces y me gustaría retomarla, mejorarla con nuevas ideas. En cualquier caso, mi proceso de escritura es lento, así que no creo que tenga nada antes de dos o tres años.

 

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