MURCIA. Mula está decidida a poner en valor su patrimonio histórico, donde la villa romana de Los Villaricos cuenta con un brillo especial. Para ello, ha contratado los servicios de la empresa lorquina Salmer Cantería y Restauración SL, que será la encargada de poner a punto este enclave.
No en vano, ha sido la empresa que ha salido triunfante de la licitación puesta en marcha por el Ayuntamiento para restaurar, conservar y revalorizar esta villa romana. En consecuencia, recibirá 2,4 millones de euros por sus trabajos, que tendrán una duración estimada de 12 meses.
Salmer ha logrado imponerse a sus otras competidoras gracias a una puntuación de casi 90 puntos, 20 por encima de las otras dos empresas que han participado en este proceso. Para ello, ha resultado clave tanto la oferta económica como la memoria técnica de la actuación, donde la firma lorquina ha detallado la organización previa de los trabajos, así como el análisis y la comprensión del proyecto, entre otros.
Este contrato ya se encuentra formalizado, de manera que las actuaciones podrían comenzar próximamente con el objetivo de que estén finalizadas de cara al otoño del 2026.
En concreto, el objetivo de estos trabajos es la recuperación, mantenimiento, conservación y la mejora del patrimonio histórico para su uso turístico. Por tanto, la inteción es adaptar los recursos culturales para permitir la visita, conocimiento e interpretación de esta villa romana.
En consecuenia, se fomentarán aspectos como la musealización, la incorporación de oficinas de información, nuevos servicios, la eliminación de barreras arquitectónicas, la incorporación de medios audiovisuales y tecnológicos y el uso tecnologías de realidad virtual, entre otros.
La villa romana de Los Villaricos, está ubicada en el paraje conocido como “El Arreaque”, localizado a 5 km al este de la ciudad de Mula. En ella se encuentran restos de estructuras en superficie, entre las que destacaban instalaciones termales, una instalación para producción de aceite, una necrópolis, así como restos de pavimentos de opus signinum, materiales cerámicos diversos, teselas de caliza de diferentes colores y monedas
Los trabajos arqueológicos realizados, que comenzaron en 1985, han permitido ir descubriendo un complejo rural, que puede identificarse como una villa, organizado en dos áreas bien diferenciadas. Por una parte, la pars urbana o zona residencial, a la que se adscribe el balneum documentado y aquellas habitaciones destinadas a la estancia, bien temporal, bien permanente, del propietario y su familia. Por otra, se encuentra la pars frumentaria o área destinadas a dependencias de trabajo, almacenamiento y manufacturación de productos agrícolas, donde se alzaban sendos torcularia para la producción de aceite y vino.
Tras el abandono de la villa entorno al siglo V, el área residencial fue ocupada por una serie de enterramientos vinculados a una población de carácter residual establecida en la zona y que al parecer rendía culto en una de las grandes salas de la villa, que fue transformada en basílica. Hasta ahora se han documentado junto a la basílica unos 50 enterramientos.
