MURCIA. A veces, cuando la realidad nos desborda y lo que vemos nos resulta difícil de concebir, el cine viene en nuestra ayuda. Estos días lo hemos oído muchas veces: es un escenario apocalíptico o parece una zona de guerra. Los escenarios apocalípticos, está claro, solo los hemos visto en la pantalla. Y la mayoría de nosotros, los de guerra, afortunadamente, también: en algún documental o informativo y en la ficción de una película o una serie bélica. Y sin embargo, sin tener la experiencia directa, no dudamos en definir así lo que tenemos ante nuestros ojos.
Entre las primeras imágenes que llegaron de los destrozos de la DANA están las que muestran decenas de coches amontonados en la calle. Una imagen mil veces repetida en películas, series, videojuegos o cómics como Soy leyenda (I am Legend, Francis Lawrence, 2007), Mad Max (George Miller, 1979), The Walking Dead, The Last of us o Estación Once. De hecho, cuando vi la primera de esas fotos, me parecía tan inverosímil que pensé que era un fake y que qué mala sombra quien se hubiera dedicado a hacerla en plena tragedia. Pero no, era dolorosamente real. Y, de hecho, luego llegaron muchas más.
La ficción se cuela, aunque no queramos, en nuestra percepción de la realidad. Y mucho más cuando sucede algo fuera de lo común que nos descoloca y nos desarma; algo inédito que antes no hemos experimentado. Lo que vemos resuena con las imágenes que están en nuestra cabeza y esa rima ayuda a gestionar la sensación de irrealidad y a digerir lo que está ante nuestros ojos. Y se produce un movimiento de ida y vuelta, del cine a la realidad y de nuevo al cine, porque la nueva realidad vivida dota de sentido y verdad a imágenes que antes eran solo cinematográficas, ficciones, ilusión. Algo parecido sucedió durante la pandemia: vivimos algo nuevo, pero resonó en nuestra memoria audiovisual.
Un cliché de las películas de catástrofes, el del científico o la experta ninguneados o atacados por los representantes políticos, ha sido ampliamente recordado estos días en redes y artículos: el alcalde minimizando la importancia de la amenaza en Tiburón (Jaws, Steven Spielberg, 1975) o el vulcanólogo intentando que impere la razón en Un pueblo llamado Dante's Peak (Dante's Peak, Roger Donaldson, 1997). Cierto es que los clichés tienen una parte de verdad, surgen de algo que ha sucedido, así que, a lo mejor, ya no toca llamarlo cliché, porque bien real y trágica ha resultado estos días la lamentable y esperemos que punible actitud de Mazón y su (des)gobierno.