CARTAGENA. El Mercado de Gisbert es un edificio situado en la calle del mismo nombre que se encuentra sin proyecto a futuro, al menos por ahora. La rehabilitación de su fachada exterior daba los primeros pasos para convertirlo en otro referente gastronómico-turístico del entorno del casco histórico, pero aquello, liderado por Ciudadanos en la Legislatura pasada, se ha quedado en el olvido.

Ahora hay una propuesta que, cuanto menos, parece muy interesante, dado la temporalidad de la misma y el éxito que ha venido cosechando allí donde se ubica: se denominan 'pop up store'. Lo definen los expertos en este tipo de negocios como "una forma de comercio minorista temporal que aparece repentinamente en un espacio y desaparece después de un período específico, creando una experiencia única y exclusiva". Los mismos han ido ganando adeptos por todo el mundo y no son pocos los ejemplos que se convierten en casos de éxito.

Suelen tener una duración limitada, desde unos pocos días hasta varias semanas. Este aspecto temporal crea un sentido de urgencia, incitando a los consumidores a visitar la tienda mientras está disponible. Por otro lado, la ubicación es clave en el éxito de una pop up store. Estas tiendas suelen aparecer en lugares con gran afluencia de gente, como centros comerciales, calles populares con mucha actividad comercial o eventos especiales. De esta manera, maximizan su visibilidad y atraen a un público diverso. Bien mediante productos exclusivos, colaboraciones especiales o experiencias interactivas, estas tiendas buscan sorprender y cautivar a los clientes de una manera que va más allá de la transacción comercial habitual.