CARTAGENA. La constante y paulatina desaparición del pequeño comercio en los centros históricos de las ciudades es preocupante y Cartagena ha empezado a sufrir sus consecuencias. En los últimos años, se ha producido un aumento significativo de la cantidad de bares y restaurantes en estas zonas, mientras que los comercios tradicionales, como las tiendas de ropa, calzado, decoración, entre otros, han ido desapareciendo progresivamente.
Este fenómeno se debe a varios factores, entre ellos el aumento del turismo, que ha generado una mayor demanda de establecimientos de hostelería en estas áreas. Además, también influye en el cambio de hábitos de consumo de los ciudadanos, que cada vez compran más a través de internet y en grandes superficies comerciales.
El problema de la despoblación del pequeño comercio es grave, ya que estos negocios suelen ser negocios familiares que forman parte del tejido social y cultural de la ciudad. Además, su desaparición puede generar efectos negativos en el entorno urbano, como el aumento de la inseguridad, la disminución del atractivo turístico y la pérdida de identidad de la zona.
Por ello, es importante que se tomen medidas para apoyar a los pequeños comerciantes, como incentivos fiscales y subvenciones para modernizar sus establecimientos y mejorar su competitividad. También es importante fomentar el turismo sostenible y la diversificación de la oferta comercial en estas áreas, para evitar la saturación de bares y restaurantes y favorecer la diversidad de negocios.
Antonio Sánchez, presidente de Centro Comercial Abierto y de la Federación de Pequeños Comerciantes de Cartagena, afirma que toda la atención que genera en estos momentos el centro de Cartagena se centra en los establecimientos hosteleros. "De cada diez locales que pueden abrirse, nueve son para bares y restaurantes", indicaba.
Explicó que Cartagena, y más concretamente su casco antiguo, no es una salvedad, pero que el comercio tradicional pasa por un momento de muchas dificultades "es el que más debilidades ofrece", admitía, a la vez que añadía que hay que prestarle mucha más atención, "no solo en subvenciones, que se pierden por el camino, sino en ayudas directas que pueda aguantar esta marea que hay, tanto de compra por internet como de grandes superficies". "La venta por internet nos está haciendo mucho daño", indicó, "por lo que hay que ponerse las pilas para contrarrestarlo".