MURCIA. Cada vez más viajeros se interesan por el enoturismo, una modalidad que une la experiencia del vino con el descubrimiento del patrimonio, la historia y los paisajes de cada territorio. En la Región de Murcia, este tipo de turismo se articula en tres rutas del vino —Jumilla, Bullas y Yecla— que permiten recorrer viñedos, visitar bodegas y adentrarse en la cultura local.
Ruta del Vino de Jumilla
La Denominación de Origen Jumilla, reconocida en 1966 y una de las más antiguas de España, abarca más de 27.000 hectáreas de viñedo. Sin embargo, la visita a esta localidad no se limita al vino: Jumilla conserva un rico patrimonio que refleja el cruce de culturas a lo largo de los siglos.
El Castillo del siglo XV, levantado por el Marqués de Villena, domina la ciudad desde lo alto y se ha convertido en su símbolo más reconocible. A sus pies se extiende un conjunto histórico declarado Bien de Interés Cultural en 1981, con monumentos como el Casón —un mausoleo tardo-romano del siglo V, considerado uno de los mejor conservados de Europa—, el Teatro Vico, obra del arquitecto Justo Millán en el siglo XIX, o el Convento de Santa Ana del Monte, en plena sierra.
La ruta también permite conocer museos, iglesias y espacios vinculados a la tradición local, además de recorrer calles donde conviven arquitectura popular, plazas y casas señoriales. En conjunto, Jumilla ofrece una inmersión en la historia, la cultura y el paisaje del Altiplano murciano con el vino como hilo conductor.
Ruta del Vino de Bullas
Bullas mantiene una larga relación con el vino, documentada desde hace siglos. En su casco urbano se conservan más de 200 bodegas tradicionales excavadas en piedra, muchas de ellas datadas entre los siglos XVIII y XIX, que recuerdan la importancia histórica de la viticultura en el municipio. La cultura del vino ha moldeado tanto el paisaje como la economía y las costumbres locales, convirtiendo a Bullas en un referente de enoturismo en la Región de Murcia.
El centro histórico invita a pasear por calles que combinan arquitectura popular con edificios singulares. La ruta puede comenzar en la Plaza de España, donde se encuentran la iglesia barroca de Nuestra Señora del Rosario y el Palacete de los Melgares, un destacado ejemplo del modernismo local. Más adelante, las plazas Vieja y del Castillo permiten contemplar rincones tradicionales, y no falta la oportunidad de descubrir museos, talleres artesanales y espacios que recuerdan la vinculación de Bullas con el vino.
Además de la ruta urbana, el entorno natural ofrece alternativas para el visitante: senderos entre viñedos, miradores y pequeñas excursiones que permiten apreciar el paisaje característico de esta comarca, donde la vid se integra con la geografía y la historia local. En conjunto, Bullas combina patrimonio, tradición y naturaleza en una experiencia de enoturismo completa.
Ruta del Vino de Yecla
Con más de 7.000 hectáreas de viñedo, la Denominación de Origen Yecla combina visitas a bodegas con actividades culturales, gastronómicas y formativas. Pero recorrer esta ruta también permite adentrarse en un patrimonio que va mucho más allá del vino.
El Monte Arabí, con 1.068 metros de altitud, es uno de los principales atractivos naturales y arqueológicos de la zona. Sus pinturas rupestres forman parte del Patrimonio Mundial del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo, y en sus alrededores se encuentran yacimientos como Los Torrejones, una villa romana dedicada a la agricultura, así como la antigua Vía Romana y el castillo islámico de Hisn Yakka.
En el casco urbano, Yecla conserva monumentos civiles y religiosos que reflejan su historia. La Capilla del Santísimo Cristo del Sepulcro, de planta octogonal, y el Museo Mariano “Virgen del Castillo”, donde se conservan trajes, objetos y obras pictóricas vinculadas a las fiestas locales, son paradas destacadas. Pasear por el centro permite además descubrir plazas, calles y edificios tradicionales que muestran la relación de la ciudad con la viticultura y la cultura local.
