Murcia

La Cárcel Vieja recupera sus elementos más singulares: de las celdas vis a vis a las rejas históricas

Estos elementos pasarán por un cuidadoso proceso para devolverles su estado original

  • La vicealcaldesa y concejala de Fomento y Patrimonio, Rebeca Pérez, en una visita técnica al taller
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MURCIA (EFE). La Cárcel Vieja de Murcia, oficialmente declarada Lugar de Memoria Democrática, se encuentra en pleno proceso de rehabilitación para preservar los testimonios del impacto de la guerra civil y el franquismo. Este emblemático edificio, construido a principios del siglo XX, será renovado para exhibir elementos históricos como puertas, rejas, garitas y pinturas murales, manteniendo su esencia original.

Estos elementos pasarán por un cuidadoso proceso para devolverles su estado original sin borrar las huellas del paso del tiempo y afectan al cuerpo del módulo de internos, donde se llevaban a cabo los ingresos, las visitas de los familiares o las charlas con los abogados, y también donde se ubicaban la cocina y despensa, aulas y talleres y dormitorios del personal de prisión.

En esta segunda fase de la rehabilitación, se han extraído cerca de un centenar de piezas originales que serán restauradas por un equipo especializado compuesto por María Victoria Mendía, Miriam García de Villoslada, Montserrat Pascual de Riquelme y Maravillas Noguera.

Las dos últimas reciben a EFE en el taller para mostrar el antes y el después de los elementos más espectaculares que han sido recuperados, como el portón de acceso al módulo de internos, que comunicaba el edificio administrativo, el primero que se restauró y que funciona actualmente como un centro de arte contemporáneo, con el que se está recuperando en esta segunda fase.

Se trata de una imponente puerta de dos hojas de madera tallada con motivos rectangulares en sus dos tercios inferiores y rematada por una reja en semicírculo elaborada en hierro y plomo.

El uso de esos dos metales, explican las restauradoras, creaba un adorno bicolor, más oscuro en las zonas de hierro y más claro en las de plomo, que ha llegado muy deteriorado a nuestros días por el óxido y por la aplicación de diversas capas de pinturas y barnices con el paso de los años.

Estos dos materiales eran de uso habitual en edificios de principios del siglo XX, cuando fue construida la cárcel, muy similar a otros penales de la misma época, como el de Málaga, que tenían una configuración y elementos similares.

Las dos restauradoras insisten en que su objetivo, tanto con estas puertas como con el resto de objetos que volverán a la cárcel cuando el edificio esté rehabilitado, ha sido devolverles su estado original sin llegar a “repararlos”, sino dejando evidencia del paso del tiempo, el uso que se les dio y la dureza de la vida de esta prisión, concebida para recluir a unas 300 personas y que llegó a contar con picos de hasta 2.500 reclusos en los años 40, justo después de la guerra civil.

Por ello, los elementos recuperados no van a ser pintados ni barnizados, se limitarán a incluir un tratamiento antióxido y conservador una vez tratados con la mínima intervención posible.

En el caso del metal, explican, el trabajo consiste en una primera limpieza y decapado con bisturíes y cepillos metálicos para eliminar las posibles pinturas o barnices, además de tratar el óxido.

Para la madera, se lleva a cabo primero una limpieza de polvo, seguida de un tratamiento de desinsectación y una limpieza más profunda con productos poco agresivos de manera progresiva para alterar el mínimo posible el elemento original.

Así, otras de las puertas restauradas, como las que separaban la zona de visitas y la de internamiento, con un enrejado similar al del portón de acceso, o las de las celdas, con una buena parte del cuerpo metálico, lucirán una vez terminado el proceso con la pintura verde que era el “color corporativo” de la mayoría de los elementos del penal.

Era, explican las restauradoras, un tipo de pintura fácil de limpiar y que a su vez disimulaba la suciedad, y que, aunque en muchos casos está muy deteriorado, se ha optado por no lijarlo ni aplicar de nuevo el color para mantener ese “sabor” del paso del tiempo por el penal.

Otro de los elementos más singulares que se ha recuperado es una pintura mural que representa el escudo franquista con el águila de San Juan y, en su parte central, aparecía un rostro, probablemente el del dictador Francisco Franco, si bien la cara no es del todo reconocible, puesto que los ojos y la boca fueron destruidos y arrancados de la piedra.

El mural se intentó tapar con pintura blanca y la restauración que se ha llevado a cabo ha dejado visible esa pátina que, para las restauradoras, narra también un intento de borrar lo que entre esos muros carcelarios había sucedido a lo largo de los años y que la decoración de Lugar de Memoria quiere preservar.

Otro elemento restaurado que suscitará a buen seguro el interés de quienes visiten la Cárcel Vieja una vez finalicen las obras, en febrero de 2026, serán los seis “vis a vis” que se han recuperado: una especie de celdas de madera que se articulaban en torno a un pasillo central para permitir las visitas de familiares a los presos.

Estas celdas tenían un espacio donde se colocaba el preso, que veía a sus familiares a través de una reja de hierro cubierta, a su vez, con una celosía metálica para evitar el contacto o el intercambio de pertenencias, siempre bajo la mirada de los guardias.

El proyecto de rehabilitación contempla colocar esos seis “vis a vis” restaurados en la que fue su ubicación original, justo a la entrada del módulo de presos, para dar una idea al visitante de la estampa que encontraban.

Una de las piezas de mayor envergadura, cuya restauración aún no ha comenzado, es la de una de las garitas de vigilancia que había en los patios carcelarios, de hierro, madera y vidrio y que una vez finalicen las obras, será un elemento decorativo de libre acceso desde la calle, ya que el muro que rodeaba el patio, como ya se hizo en la primera fase de las obras, será sustituido por pilares de acero, dejando abierta una nueva plaza pública.

Además de estos elementos de gran formato, en el taller se trabaja en otros de menores dimensiones: cartelería, azulejos con la numeración de los puestos en el comedor de la cárcel, pinturas murales, e incluso enseres como una silla o un altavoz del patio carcelario.

Las restauradoras insisten en el afán de recuperación de todo el material que había en el penal, incluso el que no va a ser restaurado: en el taller están utilizando para el trabajo diario caballetes y tableros que estaban en los antiguos talleres donde trabajaban los presos y en los que han aparecido curiosidades como cromos de futbolistas y etiquetas de postres y conservas. 

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