MURCIA. La iniciativa para hacerle un monumento a Antonio Gálvez comenzó en el año 1899 a petición de los republicanos de Murcia. En ese mismo año, los federales alicantinos, comandados por Vicente E. Miquel, proponen un homenaje, que sería presidido por Vicente, en tierras murcianas. Fue en 1932 cuando el pueblo natal del revolucionario, Torreagüera, tomó la firme decisión de levantar un monumento, en honor a este ilustre personaje que vería nacer nuestra región en el siglo XIX.
Muestra de la admiración y simpatía del pueblo de Cartagena hacia Antonio, ese mismo año el comité republicano federal de esta ciudad envió una carta dirigida al Consistorio y publicada en los medios escritos locales de la época, solicitando colaboración. Esta consistía en una donación económica a los vecinos de la falda del Miravete para este fin. En este escrito se exponía la entrega de Gálvez con la ciudad en tiempos pasados.
El comienzo de la Guerra Civil en 1936 y los años precedentes, que no fueron de los más tranquilos en el panorama político español, fueron el primer tablacho con el que se encontró el proyecto pro-monumento a Gálvez. El segundo, sería la dictadura de Franco que se alargó hasta 1975, año en el cual comenzó la transición hacia la democracia.
La segunda intentona del proyecto se produje en diciembre de 1977, cuando el comité local torreagüereño de la UCD, siendo secretario del mismo Francisco Perona Martínez, se hizo eco de una publicación de Ricardo de la Cierva en el diario Línea para levantar un monumento a Antonete.Hace una petición general al Gobierno civil, Diputación provincial, Ayuntamiento, Delegación de los Ministerios de Cultura, Educación y Ciencia, partidos políticos regionales y en general a todas las personas interesadas en honrar la memoria de uno de los muchos hijos ilustres, que ha dado nuestra tierra murciana.
También Francisco hace público que se han abierto para este menester dos cuentas bancarias, una en el Banco Popular Español y otra en la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, para que el que lo desee haga un ingreso voluntario. Así, se abría el segundo tablacho, dejando correr el agua de la acequia hacia su destino final, que no era otro que la ejecución de tan ansiado proyecto en Torreagüera.
Y, ¿quien fue Ricardo de la Cierva? Fue un historiador, escritor, político, profesor universitario y catedrático de universidad nacido en Madrid en 1926, falleciendo en esa misma ciudad en 2015. Su tío era el inventor del autogiro, Juan de la Cierva. Fue miembro del partido político UCD llegando a ser senador por Murcia en las Cortes Generales, diputado en el Congreso por Murcia y ministro de cultura en 1980.
El monumento finalmente tras colecta popular, como se ha reseñado anteriormente, se encargó al imaginero murciano José Antonio Hernández Navarro entre los años 1980 y 1881; e inaugurado después de una gran dilatación en el tiempo, en diciembre de 1984, por las autoridades de la época, tanto capitalinas, capitaneadas por el alcalde Antonio Bódalo, como de Torreagüera. Llegando el agua tras la apertura de los tablachos a su meta, que es el riego de los huertos donde se producen las ricas frutas y verduras que nos da nuestra tierra.
Raúl Jiménez y Lorca. Cronista de Torreagüera.