MADRID (EP). El grupo terrorista Estado Islámico ha visto como sus líderes se sucedían a un ritmo casi vertiginoso en el último año, con tres relevos al frente de su 'califato', y pese a que estos siguen siendo unos desconocidos tanto para sus combatientes como para el gran público, sus filiales no dejan de crecer en África y sigue siendo una amenaza, sobre todo en países en conflicto.
Al contrario que Al Qaeda, que ha tenido solo dos líderes conocidos desde su creación a finales de los años 80, Estado Islámico ha concadenado ya más de media decena desde su origen como Al Qaeda en Irak tras la invasión estadounidense de este país y bajo la batuta del jordano Abú Musab al Zarqaui.
Desde la instauración del 'califato' en Irak y Siria a finales de junio de 2014, en plena expansión territorial del grupo terrorista, y con Abu Bakr al Baghdadi al frente, el ritmo en el que la lucha antiterrorista ha conseguido 'decapitar' al grupo ha ido en aumento. Y con ello, de forma paralela, se ha incrementado la opacidad en cuanto a los 'califas'.
Si de Al Baghdadi, muerto en una operación estadounidense en el norte de Siria en octubre de 2019, se conocía su verdadera identidad y toda su trayectoria en las filas yihadistas e incluso Estado Islámico se encargó de darle a conocer mediante audios y vídeos, no ha ocurrido lo mismo con quienes le han sucedido.