MURCIA. Su lema era una declaración de principios: "Comix para supervivientes”, para adultos que se encerraban gustosamente en la cárcel de papel, para consumidores de cómic que escapaban de las historias comerciales. Desde diciembre de 1979 hasta enero de 2005, El Víbora fue el estandarte de la línea chunga del cómic en España.
“Pero no fue hasta el cuarto o quinto número cuando aparece lo de 'Cómix para supervivientes', el subtítulo de los primeros números era ‘es goma -para el coco’. Esto es porque iba a llamarse Goma-3, en referencia al explosivo Goma 2 utilizado por ETA en sus atentados, pero no pasó por las fauces de la corrección política”. Matiza el divulgador cultural Álvaro Pons.
“La importancia de la publicación para el cómic underground español es total. Hay que remontar la historia: empieza a través de los fanzines, en Barcelona a trvés de los tebeos como El Rrollo enmascarado, Star o Butifarra!. Con Star aparece la primera revista española que nace como revista de cómic, a los pocos números se convierte en revista general de cultura. Como curiosidad, es Karmele Marchante quien la dirige. En esa época empieza a haber un buen movimiento alrededor del cómic underground, que no solo iba por la idea de hacer cómics, su intención era provocar a las mentes bienpensantes”.
Cómo comenzó ‘la línea chunga’ de El Víbora (y cómo acabó)
Habla Emilio Bernárdez, director de Ediciones La Cúpula: “El Víbora y La Cúpula son lo mismo. El Víbora existió primero, en ese momento se empezaba la revista, no se sabía qué vigencia iba a tener. Cuando se vio que tenía continuidad, los asesores sugirieron que nos convirtamos en editorial. Se llama así porque Josep Maria Berenguer, el editor, vivía en una cúpula. Durante veinticinco años fue la misma cosa, llamabamos por telefono y decíamos que llamábamos de parte de la cúpula, ahora se empieza a olvidar eso”.