MURCIA. Leí una vez que los españoles somos los únicos que nos sentamos a la mesa hablando de comida. No me pudo arrebatar esta afirmación más que una carcajada. De pequeño, cuando terminaba de comer, preguntaba qué iba a comer al día siguiente. Soy planificador a pesar de luego no hacer caso. Cuando mis amigas me arrastran del teclado a la calle y entramos en un bar cualquiera siempre terminamos hablando de lo mismo: de comida. De lo que comeremos y de lo que podríamos comer otras veces, de las hamburguesas que no hemos probado todavía allí y de todo lo que nos queda por descubrir en la ciudad. Hablamos de todo lo que importa realmente. ¿Qué hay más sencillo que planificar lo que vamos a comer diariamente y a la vez tan complejo?
En un mundo donde la extravagancia y la ostentación roban el centro de atención en la industria de la moda, Moisés Nieto se ha atrevido a redescubrir la belleza en la simplicidad. A salirse del tiesto. Partiendo de la esencia de lo cotidiano, se ha creado una colección que se eleva a través de su enfoque en las formas más sutiles. Era como una sábana blanca colgada en mitad del campo, recién lavada y con ese aroma a fresco. A limpio.