MURCIA. Y como todos se preguntaran: ¿quiénes son los Fulgencios? Pues bien, aclaro la incógnita: me refiero a Fulgencio Saura Pacheco y su descendiente Fulgencio Saura Mira, ambos pintores por vocación pero de vida laboral muy distante de su don natural.
El primero de ellos nacería en el primer lustro del siglo XX en la calle San Nicolás de la capital de la Región. De profesión sastre y teniendo su taller en la calle San Pedro de Murcia, compaginaba trabajo con su afición pictórica en su estudio de pintura, sito en calle Alfaro. Pero no solo pintaba en él, era muy habitual verle por parajes de huerta y sobre todo muy cerca de su amado rio Segura, que inmortalizó en varias de sus obras.
Como narran varios biógrafos, entre ellos José Alberto Bernardeau, tuvo que buscar año a año el reconocimiento de los murcianos de la época, que conseguiría gracias a su perseverancia, puesto que logró un premio otorgado por la Asociación de la Prensa y un accésit de la Diputación Provincial. Pero su gran victoria, la consiguió cuando el Estado adquirió una obra suya para el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, tal como me narraría orgullosamente su hijo.
En el último lustro del siglo XX, recibió un homenaje del Ayuntamiento de Murcia, poniéndole su nombre a una calle; pero también en este periodo, llamó la muerte a su puerta, en concreto en 1999. Pero Saura Pacheco no murió, dejo su legado en Fulgencio Saura, su hijo, más innumerables obras de arte.
Fulgencio Saura Mira, al que tengo el grandísimo honor de conocer, puesto que es compañero cronista de Alcantarilla y Fortuna, ha seguido los pasos de su padre de forma muy parecida, no siendo la pintura su profesión. Fulgencio, profesionalmente fue secretario de Ayuntamiento, en primer lugar de Totana y después en Alcantarilla. Donó varias obras para actos de beneficencia y en algunas exposiciones compartieron pared con oleos de Bonafe, su padre, Muñoz Barberán, Pedro Flores... Los temas de sus pinturas, tanto acuarelas como óleos, van enfocados al paisaje de nuestra huerta, así como marinas y montes de la Región, sin olvidar los barrios capitalinos, plasmados también en sus lienzos. A principios del siglo XXI, realizó acuarelas de las pedanías de la capital, tanto de huerta como del campo, que después servirían al Ayuntamiento de Murcia para hacer callejeros de las mismas.