MURCIA. ¿Qué se necesita para ser icónica? Siempre me lo he preguntado. “Una es más auténtica cuando más se parece a lo que ha soñado de una misma”, decía la voz en off de aquel anuncio de cerveza que rescató a Lola Flores y ese audio en el que “el brillo de los ojos no se opera”. “Bueno, ser icónica es una tontería. Se es icónica porque te rodeas de gente que lo es”, me afirmó alguien. Y yo le di la razón.
La rebeldía me da años de vida. Es curioso. La muerte de Jane Birkin el 16 de julio de 2023 a los 76 años ha conmocionado al mundo. Al del cine, al de la música y, por supuesto, al de la moda. La británica más francesa rompió moldes en una época en la que ir a contracorriente era necesario. De su Je t'aime... mais no plus a su matrimonio con Serge Gainsbourg, todo lo que hacía Jane Birkin servía de espejo en el que mirarse a toda una generación. Incluso llevar una cesta a modo de bolso y, así, convertirse en un icono de estilo que ha traspasado décadas y fronteras.
Y es que, si hablamos de estilo, Jane Birkin ha sido, es y será un icono transgeneracional que ha influido en millones de mujeres. De nuestras madres, a nuestras hijas. Sus trajes masculinos con toques seductores, sus pantalones acampanados de tiro bajo, sus entonces escandalosos naked dress –ese que se dedica a reinventar la anatomía a través de transparencias y superposiciones. Si no os hacéis idea, pensad en Marilyn cantando cumpleaños feliz–, su esencia boho con toques british y ese maravilloso chic francés, su elegancia innata... Y sus inseparables cestas de mimbre que inspiraron el bolso más deseado, icónico y exclusivo de la historia de la moda: el Birkin de Hermès.