CARTAGENA. Las lluvias de las dos últimas semanas han activado la presencia de mosquitos, a miles, en La Manga del Mar Menor. Este fin de semana, los vecinos, visitantes de la zona, describen como "espantoso" lo sucedido con la invasión de insectos, que está ocasionando un grave perjuicio en la vida de los habitantes, en los negocios hosteleros de la zona y en los que por allí se acercan, principalmente este fin de semana por Cabo de Palos

Los charcos se cuentan por centenares y se convierten en el principal caldo de cultivo para la cría de mosquitos, que están haciendo la vida imposible a cualquiera. "Detrás de la Iglesia Salvatore Mundi hay un charco de cien metros que mantiene los mosquitos incubando", explica un vecino de La Manga.

"A partir de las seis de la tarde, te ametrallan si sales a la calle y no se puede salir a hacer deporte, ni andar los más mayores", apunta. "Han sido nubes de mosquitos que nos han hecho la vida imposible durante todo el fin de semana", añade otra persona con casa en Cabo de Palos, quien añade que "la gente que estaba cenando en los restaurantes se ha levantado porque no lo soportaba", añaden. "La gente se estaba dando tortazos para quitárselos de encima, era imposible cenar en las terrazas, pero no solo en Cabo de Palos, también en la zona del Entremares", apostillaba otra vecina. 

Agotadas los repelentes en las tiendas

"Este sábado, en el restaurante Miramar -en Cabo de Palos- los clientes los trataban de espantar con las servilletas, pero era casi imposible. Se estaban levantando y se marchaban, porque no se podía cenar con la cantidad de mosquitos que les invadían", añade otra vecina quien explica que "los supermercados de la zona han agotado las existencias de repelentes, porque todos al final hemos tratado de evitar que nos entren en casa".

Desde la Asociación de Vecinos de Cabo de Palos han comunicado a la concejalía de Sanidad esta circunstancia, que se ha agravado por el temporal y son muchos los vecinos que han dado parte para que se solucione cuanto antes.

"Ni los bares funcionaban, es algo que nunca había pasado. Es brutal", añadía la presidenta de la Asociación de Mujeres de Cabo de Palos. "No se podía estar sentados en la puerta de casa o en un bar, no os lo podéis imaginar, porque a la gente mayor le está afectando mucho", añadía Isabel Belmonte.