MURCIA. Yo nunca lo vi claro. Siempre tuve dudas y cuando las manifestaba me contestaban con prestancia. Se conoce que si el New York Times y diversos ensayos explicaban que HBO era lo más de lo más jamás habido y que su estrategia era maestra, había que adorar el tótem y callarse la boca. Sin embargo, con el tiempo ha resultado que el emperador iba desnudo.
No se me entienda mal. HBO no es que sea, como dice el tópico, mejor que el cine, es que nos ha dado la vida. Aquella época en la que llegaron a convivir Los Soprano, The Wire, A dos metros bajo tierra y Band of Brothers para el que esto escribe son las mejores experiencias vividas jamás delante de una pantalla. En toda la vida. Ni El Planeta Imaginario era mejor. Sin embargo, si exceptuamos Mad Men, obra de Matthew Weiner, procedente de Los Soprano, no ha vuelto a haber nada semejante. Hay buenas producciones de calidad equiparable, pero ya no tienen cinco temporadas.
Para mí, la edad dorada de la televisión tuvo un principio y un final. El actual aumento de la oferta no se ha traducido en obras que desatan pasiones como las citadas. Ocurre, como todo en la vida, que el éxito no dependía tanto de la calidad como de las condiciones tecnológicas y del mercado. Es bien conocido que el origen del rock and roll tiene que ver con la industria del plástico, concretamente con la fabricación de discos de vinilo de forma masiva. Luego a vino el talento. También, que con la desaparición del disco y la llegada del streaming los artistas son diferentes y su oficio ha cambiado. Es decir, son la tecnología y el mercado los que operan los grandes cambios.