MURCIA (EFE). En el último año, la mitad de las empresas familiares de la Región de Murcia aumentaron sus ventas, mientras que un 45 por ciento también incrementó sus inversiones y en un 35,7 por ciento creció el empleo, una cifras que contrastan con las malas expectativas que muestran los empresarios de cara al futuro.

Así se recoge en el último Barómetro del Observatorio de la Empresa Familiar 2025, que se ha presentado este lunes y que está impulsado por la Cátedra de Empresa Familiar de las universidades de Murcia y Politécnica de Cartagena y la Asociación Murciana de Empresa Familiar, Amefmur.

Según ha puesto de relieve el coordinador del estudio y director de la Cátedra, Ángel Meroño, este barómetro viene detectando desde 2023 que las cifras reales de las empresas familiares superan con creces las previsiones que estas hacen sobre cifras de negocios, empleo e inversiones.

Los empresarios familiares, ha apuntado, “han sido prudentes” a la hora de hacer sus valoraciones y han obtenido en los últimos años mejores resultados de los que preveían, todo ello a pesar de que el Índice de Confianza de la Empresa Familiar (ICEF) se ha situado este 2025 en el punto más ato desde que empezó ha hacerse el barómetro en 2010.

Este indicador, que se elabora a través de los valores reales y las expectativas previstas en la cifra de negocio, número de trabajadores e inversiones, arroja este año 28,5 puntos, 7,7 puntos más que el año pasado, y muy lejos de los 19,3, 22,2 y 30,5 puntos negativos que reflejaron los tres primeros años del estudio.

Los resultados de las empresas valorados para calcular este índice han subido 10,4 puntos con respecto al año pasado, y las expectativas han mejorado 5 puntos.

Y es que, para la mitad de las empresas consultadas, su cifra de negocios ha mejorado (sigue igual para otro 30 por ciento y solo ha empeorado en el 19,4 por ciento de los casos), y un 48,8 por ciento ha mejorado también sus precios de venta, frente al 38,8 que los ha mantenido y el 12,4 que los ha empeorado.

El 45 por ciento ha mejorado la inversiones realizadas en el último año y otro 41 por ciento las ha mantenido (solo un 13 por ciento las ha empeorado), y el empleo se mejoró en un 37,5 por cieno de los casos y se mantuvo en más de la mitad (55 por ciento), empeorando solo en el 9 por ciento.

Las inversiones se mantuvieron estables en un 65 por ciento de los casos, empeorando en un 18 por ciento y mejorando en un 17.

Las cifras están muy lejos de las expectativas que esas empresas tenían para este año, que marcaban un aumento de las exportaciones, un mantenimiento de las ventas y una caída de las inversiones, el empleo y los precios, según refleja el estudio, que contempla también una visión pesimista en cuanto a la percepción de la economía.

En concreto, casi la mitad de los encuestados (48 por ciento) cree que ha empeorado a nivel nacional, el mismo porcentaje que piensa que sigue igual a nivel regional y en el conjunto de su sector.

No obstante, la opinión sobre sus propias empresas es positiva: casi la mitad piensa que sigue igual y más de un tercio, que ha mejorado, frente a solo el 17 por ciento que opina que ha empeorado.

El barómetro analiza asimismo la orientación estratégica que siguen las empresas familiares murcianas, un 80 por ciento de las cuales asegura apostar especialmente por la calidad, seguido del 53 por ciento que destaca la excelencia del personal.

La eficiencia a través del centro de costes es esencial para un 62 por ciento, de lo que se deriva que excelencia y eficiencia son las dos principales estrategias de estas compañías.

En cuanto a los obstáculos que los empresarios familiares perciben que dificultan su actividades, prácticamente la totalidad de los encuestados (99 por ciento), subrayan las dificultades para encontrar personal cualificado, variable a la que otorgan la mayor importancia, seguida de las trabas burocráticas, la estabilidad política, la situación económica y la presión competitiva.

En el polo opuesto, los factores que les dan más confianza son el acceso a la financiación, la disponibilidad de materias primas y de energía y las mejoras de las infraestructuras.

El barómetro analiza también la dimensión familiar de estas empresas en cuando a objetivos, planificación y gobierno corporativo, y los empresarios señalan la rentabilidad como el objetivo prioritario, seguido de la satisfacción personal, el crecimiento, la contribución a la sociedad y la continuidad para la transmisión.

Sobre esta última variable, la mayoría (66 por ciento) se plantea la transmisión generacional a un familiar, frente al 57 por ciento que piensa en la venta del negocio.

La mitad se plantean también incorporar a personas externas a la dirección o, en menor medida (43 por ciento) a la propiedad, y solo un 24 por ciento contempla el cierre.

Quienes se plantean no seguir con sus negocios lo hacen por contar con una oportunidad de venta, por falta de rentabilidad, por falta de relevo o por “cansancio”, el segundo factor al que aluden con más intensidad por detrás de la falta de rentabilidad.

El barómetro cuenta con un último apartado monográfico que este año está dedicado a analizar la competitividad y del que se deriva que el 67,5 por ciento de los encuestados considera que la empresa española tiene un elevado problema de productividad que vinculan principalmente al absentismo laboral, con una intensidad de 3,49 puntos sobre 4.

Otras causas de esa falta de productividad las sitúan en la falta de simplificación administrativa (3,34 puntos sobre 4), la falta de flexibilidad de la legislación laboral (3,07 puntos) o la necesidad de mejorar la formación (3,06).

A nivel interno, el factor que consideran más determinante para esa falta de competitividad es la dificultad que tienen estas empresas para detectar los cambios a tiempo, seguido de los problemas de comunicación interna.