Murcia Plaza

LA LIBRERÍA

El placer es poder: 'Historia universal del after', de Leo Felipe

MURCIA. Y ahora qué. La noche ha empezado cuando todavía había luz, unos rayos escasos de la tarde que desaparecían en el horizonte mientras pedías la primera cerveza en la terraza de un bar, el que te gusta, el de siempre. Ahí ha caído la gente poco a poco, no has escrito a nadie, no hace falta: todos los días hay homilía en el templo. El momento es al salir de trabajar. Salir de trabajar implica ambivalencia: cansancio y euforia, derrota y renacimiento. Evasión y planes. Quienes han tenido un buen día y quienes no lo han celebrado o arreglado con lo mismo. Cervezas, copas, chupitos, ganas de ir al baño. Estaba claro que hoy nadie iba a cenar, fuera del chiste del cenar en vaso. Habéis hecho comunidad allí unas horas, y después habéis seguido la ruta, la del barrio. Otra terraza, en el cruce de caminos de una plaza: para saludar. Los animales sociales gustan de ver y dejarse ver. Para eso estamos. Nadie se ha ido, pero sí se han sumado algunos. El tiempo ha comenzado a acelerarse perceptiblemente. La luz del Sol ha desaparecido: habéis entrado en el reino de las farolas y las estridencias de las luces de neón ajenas a cualquier sentido de lo estético, o a cualquier pudor por la armonía del vecindario. No todas, claro. Conviven neones históricos y discretos, con reclamos luminosos para turistas. No tenéis nada en contra de los turistas, salvo alguna cosa. No es contra los turistas, es contra la turistificación de las masas. Bueno, que nos despistamos. En el mismo lapso de tiempo antes habrían pasado cuarenta y cinco minutos, pero ahora han pasado dos horas.

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