CARTAGENA. La plantilla del Jimbee Cartagena Costa Cálida celebró la consecución del segundo título de Liga en la Primera División de fútbol sala y lo hizo bañándose de madrugada ante unos 2.000 aficionados en la fuente de la Plaza de España, en el centro de la ciudad.

El equipo rojiblanco se proclamó campeón venciendo por 3-2 al Fútbol Club Barcelona en un partido disputado en un Palacio de los Deportes lleno a reventar con 5.000 espectadores en las gradas y que celebraron con euforia el resultado por la trascendencia del mismo y por la forma de llegar a él.

Los meloneros iban perdiendo por 1-2 ya dentro del último minuto pero los goles marcados por el brasileño Walter Fernandes "Waltinho", a 45 segundos de la conclusión, y por el malagueño Pablo Ramírez, a 15, ambos a pases del almeriense Fran Cortés, propiciaron una remontada exprés de campeón en el cuarto encuentro de la final.

La serie que ponía en juego el título liguero, que estaba programada al mejor de cinco partidos, deparó el nuevo éxito de los de Eduardo Sao Thiago Lentz "Duda", que se llevaron tres victorias seguidas después de haber comenzado perdiendo por 5-3 en el Palau Blaugrana.

El técnico hispano brasileño, que lo ha vuelto a hacer, fue elevado a los aires, por sus pupilos.

El desenlace, que además trae consigo la clasificación para disputar la próxima edición de la Liga de Campeones, desató la locura en el pabellón y la fiesta se trasladó a la Plaza de España.

Allí unos 2.000 aficionados festejaron con los protagonistas que el Jimbee, esta temporada también ganador de la Supercopa, sigue dominando en el fútbol sala español.
Miguel Ángel Jiménez Bosque, presidente de la entidad, otorgó mucho valor a lo obtenido.

"Lo conseguido es muy complicado pero el equipo hizo un partidazo y la afición estuvo de diez en un encuentro duro, jugado con mucho calor y tensión. Sin duda que esto es algo muy bonito que hay que vivir", manifestó en declaraciones a Onda Regional todavía sobre el parqué.

Por su parte, Waltinho, uno de los grandes protagonistas de este logro, no ocultó su satisfacción.

"Es la mayor alegría del mundo y nos enorgullece tener esta afición. Estamos aquí para competir y ganar títulos y, aunque se hace duro encontrarse lejos de la familia, que en mi caso está en Brasil, sentí su apoyo. Es una locura, una alegría infinita", declaró el pívot de Recife, de 33 años y que marcó el 1-1 con un penalti que forzó él mismo y el 2-2 en el choque definitivo, tras el cual Jesús Izquierdo, capitán del equipo, levantó el trofeo.