MURCIA. El meteorito somos nosotros (Astiberri, 2022) es el demoledor título del último cómic de Darío Adanti. El ilustrador argentino, cofundador de la revista Mongolia, trata con su habitual sentido del humor un tema que no es sencillo de contar, pero que en el que merece reparar con atención: el cambio climático y todas sus consecuencias para la humanidad. Frente a la ecoansiedad, eso sí, optimismo. A fin de cuentas, dice el dibujante y autor de otras obras como Disparen al humorista o La Ballena Tatuada, no hay otra forma de encarar el porvenir más próximo. Así nos lo traslada en esta entrevista para Plaza.
-¿Cómo surge El meteorito somos nosotros?
-En realidad me gusta mucho la ciencia. Soy muy fan del científico Jared Diamond y uno de sus libros más importantes, El colapso, que se publicó alrededor de los 2000, habla del cambio climático. Analiza sociedades del pasado que han caído precisamente por cómo han desequilibrado los ecosistemas en los que vivían por sobrepasar su gestión de los recursos. Habla de la isla de Pascua, de los mayas...
He estado concienciado totalmente sobre este tema, pero, como todo el mundo en general, siempre he pensado que el cambio climático era algo que “no me iba a tocar”, que iba a pasar en mucho tiempo, a las próximas generaciones. Incluso siendo consciente de todo, vivía como si no fuera conmigo.
El caso es que hace un par de años, hice un folleto de unas 30 páginas para Fnac que se centraba en los resultados del último informe del IPCC. Se repartía de forma gratuita, tenía también mucho humor... Después de esa experiencia tan interesante, decidí hacer un cómic más largo, con más narrativa (porque los seres humanos, además, necesitamos relatos, historias), y lo hablé con Lucía, mi editora de Astiberri. El tema del cambio climático es tan complejo, tan aterrador y tan inmediato, nos sobrepasa tanto, que también hay que contarlo con humor.
Quería hablar de nuestra relación con el clima, con la energía (y los combustibles fósiles)… tenemos un montón de ventajas con las que antes no contábamos, pero ¿a qué precio? Hay tecnologías que nos han hecho vivir mejor, pero hemos hipotecado nuestro planeta. Decía Nietzsche que “lo que no nos mata nos hace más fuertes”, pero lo que estamos demostrando como especie es al revés: lo que nos hace más fuertes nos puede terminar matando. Tenemos que aprender, por tanto, a ser menos fuertes.
No hay un malo malísimo, sino que todo tiene que ver con una industria que produce bienes porque nosotros los consumimos. Quería apelar, en vez de a la culpa, a la responsabilidad, a que no criminalicemos a nadie porque todos somos responsables y lo que hay que hacer es ver cómo podemos actuar ahora. Ese era mi objetivo, además de desgranar un tema desde el criterio científico, pero de forma que pudiera entenderlo la gente.
Y ahora era el momento de publicar El meteorito somos nosotros. Rápidamente. Tenemos por delante 10 años muy relevantes. Y cada uno puede aportar su granito de arena.
-¿Cómo se traduce un tema tan complejo en algo divulgativo, atractivo e interesante?
-El cómic tiene una gran ventaja para la divulgación, porque tienes que intentar reducir y sintetizar muchas páginas. Eso te obliga, como autor o autora, a hacer un esfuerzo para explicar lo que quieres contar. A lo mejor tardo dos años en hacerlo, pero luego alguien se lo puede leer en un viaje de tren. Eso es de lo que más me gusta del cómic, es ilimitado a nivel estilístico.
El tema de los dibujos, además, permite que mucha información te entre directamente por los ojos. Para hacerlo de forma amena y divertida, me basé en cómo se lo contaba a mis amigos y amigas en los bares, cuando me iba de cañas [ríe], lo que estaba leyendo, todo lo que iba conociendo sobre el cambio climático. Quería trasladar ese tono desenfadado al cómic. Ese era el reto, de alguna manera.