MURCIA. La respuesta es obvia: no. Porque, en cuanto a dotes actorales, Ricardo Darín ha demostrado sobradamente que es insuperable en el drama y desternillante en la comedia, y que nadie como él puede encarnar de forma más natural y creíble a un tipo corriente que se enfrenta a todo tipo de situaciones. Y, en cuanto a lo de 'bonico' -que es como llamamos también en Murcia a la buena gente-, no cabe duda de que el actor argentino no solo es que nos caiga bien, es que ha sabido ganarse el afecto del público español por conducirse por la vida como lo que tantas veces ha interpretado en el cine: una persona de lo más normal, que es algo que a su vez lo hace extraordinario.
Así lo recibió el publico murciano la tarde del jueves en el Teatro Romea de Murcia, donde se respiraba la ilusión de ver sobre las tablas a uno de sus actores más admirados y queridos. Porque es verdad que sus películas han hecho de él una figura casi 'familiar' para muchos y que con la serie de Netflix El Eternauta se coló en más vidas todavía -es raro que un actor le guste a la abuela, a la madre y a la hija (el género usado es aleatorio)-; pero verlo sobre un escenario en Murcia interpretando Escenas de la vida conyugal, obra basada en la película del director sueco Ingmar Bergman, era una oportunidad única. Así lo ha demostrado el hecho de que las entradas se agotaron desde hace meses para las cinco funciones que van a tener lugar en el Romea (hasta el domingo 26 de octubre).
Ricardo Darín comparte protagonismo con otro pedazo de actriz (aunque menos conocida en España), como es Andrea Pietra -curiosamente ambos coinciden también en El Eternauta-. Juntos dan vida a este clásico moderno que no requiere apenas de escenografía, ya que son las interpretaciones -a veces con tintes de humor y otras descarnadas- las que se comen el escenario. Ellos son Juan y Mariana, que cuentan a través de varias escenas la historia de un matrimonio en el que no hay buenos ni malos, solo humanos que aciertan o yerran, que se caen y se levantan.
Algunas de las alusiones empleadas podrían parecer desfasadas, pero lo cierto es que, por desgracia, determinados 'clichés' siguen vigentes en la sociedad y en la naturaleza humana que queda retratada de fondo. Ellos, por su parte, se manejan sobre el escenario y dominan el texto tan bien, que no temen improvisar en algún momento, en un guiño con un público entregado desde el minuto cero y dispuesto a dejarse arrastrar por la montaña rusa de emociones que experimentan los protagonistas, que aprenden que el amor puede ser vivido de muchas maneras.
Escenas de la vida conyugal -que lleva ya más de 700 funciones y más de un millón de espectadores- enfrenta al público con escenas cotidianas, que despiertan la carcajada o te encogen el corazón, porque simpatizas y empatizas con los personajes, unas veces más con uno que con el otro. Y es que puede que más de uno se identifique con alguna de las situaciones representadas. O no. Da igual, porque se reirán y sufrirán un poco de igual manera. Lo cierto, es que la obra da que hablar y tras la representación se formaron corrillos con opiniones diversas.

- Ricardo Darín y Andrea Prieta -
Cabe recordar que esta historia fue concebida por Bergman en 1973 como una miniserie para la televisión sueca, con Liv Ullman y Earlan Josephson como protagonistas. Fue una versión de cinco horas de duración que despertó tanto interés que en su último capítulo congregó frente a los televisores a más de la mitad de la población sueca. Con igual éxito se presentó en numerosos países. Pasó luego al cine, obteniendo importantes premios como el Globo de Oro o el Bafta. En 1981, Bergman la estrenó en teatro en Munich, donde se encontraba exiliado voluntariamente.
Norma Aleandro, primera dama de la escena argentina y directora de esta versión, protagonizó la obra en 1992 junto a Alfredo Alcón, en lo que se recuerda como uno de los hitos teatrales de la cartelera porteña. Escenas de la vida conyugal se estrenó en 2013 en el Teatro Maipo de Buenos Aires y desde entonces se ha presentado en las principales ciudades de Argentina, España, Chile, Uruguay y Perú, agotando las localidades en todas las funciones.
Como ha ocurrido en Murcia, donde el público del Romea despidió en pie, con una sonrisa y un largo aplauso a Juan y Mariana; a Ricardo Darín y Andrea Pietra, dos grandes actores (y, además, bonicos).

- Ricardo Darín y Andrea Prieta -