Bodegones, paisajes parisinos, escenas quijotescas, tipos populares, músicos callejeros, barcos en la Bretaña... Las temáticas habituales en la obra del pintor murciano Pedro Flores se darán cita en la exposición que se inaugurará este jueves 10 de abril (a las 20.30 horas) en el Museo Barón de Banifayó de San Pedro del Pinatar bajo el título Pedro Flores. Un murciano en la escuela de París. Óleos, acuarelas o gouaches componen esta muestra, donde se podrán contemplar -hasta el 31 de mayo- un total de 27 obras, muchas de ellas inéditas al proceder de colecciones particulares.
Detrás de esta cita con una de las figuras imprescidibles de la pintura murciana, está el galerista y comisario Darío Vigueras -experto en su obra-, quien recuerda que Pedro Flores se exilió en París a finales de los años 30 -donde vivió la ocupación nazi- y allí formo parte de lo que se llamó 'la Escuela de los pintores españoles de París', un grupo que contó entre sus miembros con artistas tan reconocidos como Clavé, Borés, Celso Lagar, Peinado, De la Serna o Ginés Parra, todos ellos bajo el manto de Picasso.
Asimismo, Vigueras añade que Pedro Flores -junto con Luis Garay, Bonafé, Joaquín y Ramón Gaya- conformaron "esa simiente de pintores murcianos de los años 30 que dejó una huella imborrable en el panorama artístico murciano". El artista murciano perteneció a "los pintores del rompimiento" que, tras la puerta abierta que dejó el impresionismo, decidieron romper con las normas decimonónicas en el arte. Destacándose por un trazo vital y apasionado, la pintura fue también un espejo de la añoranza que sentí por su tierra.
Expuso junto a Picasso y Solana
Pedro Flores (Murcia, 1897- París,1967) es uno de los artistas murcianos que ha tenido más proyección nacional e internacional. Con 10 años entró de aprendiz en el taller de pintura decorativa de J. M. Medina, con el que decoraría el Teatro Circo Villar y los cafés Moderno y El Sol. Allí conoció a Luis Garay, con el que volvió a coincidir en la Academia de Bellas Artes de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, según recoge la Fundación Integra de la Región de Murcia.
A partir de los años 20 comienza su etapa más activa, ya que participa en numerosos concursos y exposiciones colectivas. En 1927 obtiene un gran éxito de crítica en la exposición colectiva que realiza con Ramón Gaya y Garay en la Galería Dalmau de Barcelona. Desde 1928 hasta 1933 reside en París gracias a una beca concedida por la Diputación Provincial para completar su formación artística. Cuando regresa de Francia su primer destino es Madrid, donde realiza diversas exposiciones. Su obra aparece expuesta en la Sala de Honor del Salón de Otoño de Madrid junto a reconocidos artistas: Picasso y Solana. Más tarde se traslada a Barcelona, donde trabaja hasta 1939 como profesor de Dibujo del Instituto Balmes.
Al final de la Guerra Civil tuvo que exiliarse en París por motivos políticos, llevando a cabo allí numerosos trabajos -ilustración de publicaciones, cartones de tapicería para la manufactura de los Gobelinos y para Ascher de Londres o escenografías para el Teatro Nacional del Parque en Bruselas y para la Ópera Cómica de París, además de sus propios óleos-. En 1962 regresó a Murcia para realizar la decoración de la cúpula del Santuario de la Fuensanta, donde plasma el tradicionalismo murciano y sus raíces. Años más tarde regresó a París, donde murió en 1967.
