Entrevista

Murcia Plaza Cultura

Paco Plaza y Pablo Guerrero: "Se tiene que respetar, aunque nunca llegues a entender a la otra persona"

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  • Óscar Jaenada y Ricardo Gómez con Paco Plaza.
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Paco Plaza (Verónica, trilogía REC) se estrena en televisión con una serie que no dejará indiferente al espectador. De la mano de Pablo Guerrero, veterano de la televisión (Alba, La Otra Mirada, Los Protegidos: A.D.N ), y con la tauromaquia como contexto de la trama, construyen una historia en la que dos personas que vienen de mundos opuestos, se entenderán por azares del destino. Un relato que habla de la diferencia, del respeto al otro y de la diversidad que existe en España, tan plural como su gente. 

 

¿La suerte se busca o aparece?

 

Paco Plaza. Es buena pregunta, ¿eh?

 

Pablo Guerrero. Es muy buena.

 

P. P. Yo creo que la suerte existe. Quiero creer que la suerte se merece o que la suerte se trabaja, pero no estoy muy seguro de ello porque creo que hay gente que ha trabajado mucho y tiene mucho talento y no ha tenido suerte y, desgraciados, que han tenido muchísima suerte en la vida. Creo que la suerte y la justicia no siempre van en paralelo.

 

Paco, es tu debut en una serie. ¿Te ha tenido que guiar mucho en el rodaje Pablo?

 

P.P. Pablo es un maestro. Creo que no hay nadie en España que tenga la cantidad de horas de emisión que tiene Pablo Guerrero. Especialmente, en toda esta última etapa de su trayectoria con las series en primetime como La Otra Mirada, Alba, series que han conectado con millones de personas en todo el mundo.

 

He aprendido muchísimo de Pablo. Ha sido mi primera experiencia en lo que es una serie de televisión y me daba mucha tranquilidad tener a alguien tan experimentado al lado.

 

¿Pero qué diferencias hay entre un rodaje de cine a una serie?

 

P. G. Esta es una serie un poco particular, pero, básicamente, la gran diferencia está, primero, en de dónde sale la historia y, digamos, quién tiene la línea editorial de esa historia. En el cine, hay mucha más autoría, y más en este país, que muchas veces los guionistas son también los directores.

 

En televisión, desde las productoras se ofrecen cosas, pero se ofrecen proyectos adecuados o a la parrilla, o que están buscando. Si están buscando una comedia, ya viene condicionado. Por eso no nacen por libre expresión. A veces sí y a veces funcionan, pero la supervisión de las plataformas o cadenas es mayor y, al fin y al cabo, la producción delegada es un producto que tienes que entregar y es tu cliente.

 

Creo, y siempre he hablado con Paco de esto, que hay muchísimo talento en este país, en el audiovisual, directores, equipos. Lo que tenemos es menos tiempo para escribir. Aquí hemos tenido tiempo para hablar, para escribir, para desmenuzar la historia, para que esté clara la seriealización y el diseño de producción. Pero muchas veces las series te obligan a que haya varios directores, hasta tres y cuatro dobles unidades. Todo eso va desmembrando un poco la matriz de la autoría de la serie y se diluye un poco más. Hay mucha más gente escribiendo, mucha más gente opinando, mucha más gente dirigiendo, y ahí se pierde, digamos, esta cosa de la dirección, que es, al final, nuestro trabajo.

 

En el caso de La suerte hemos hecho una serie muy particular y planteada ya desde origen con esta particularidad de formato, de desformato, por así decirlo, de ausencia de fórmula. Afortunadamente, con Sofía Fábregas y su equipo hemos trabajado con mucha libertad. Es una serie que sí tiene algunos elementos de serie, tiene algunas cosas de cliffhanger, pero está hecha de la manera de que no parezca una serie al uso.

 

Repasando vuestra trayectoria, se aleja un poco de lo que habéis hecho hasta ahora.

 

P. P. No. Primera y supongo que última aproximación al mundo de la tauromaquia.

 

P. G. Es que tampoco conozco mucha gente en este país que se haya aproximado al mundo del toro desde Juncal, hace 40 años ya. Las temáticas me vienen dadas y yo me muevo, digo, en mi trabajo normal, me puedo mover de un género a otro, de una temática a otra, pero el que sí que ha debutado ha sido Paco. Cuenta tú.

 

P. P. Sí, creo que desde que empezamos a pensar en hacer algo juntos, para mí era muy importante hacer algo que no fuera repetir una fórmula heredada de los policíacos nórdicos, de la comedia americana, sino hacer algo que tuviera sentido que saliera de aquí. Especialmente utilizando una plataforma como la de Disney, que es un altavoz mundial. Creo que lo que queríamos era enseñar quiénes somos, enseñar nuestra cultura, enseñar algo que fuera producible únicamente en España y ahí de alguna forma natural llegas a la tauromaquia, que es una anomalía en el sistema.

 

Es algo, es una rareza. Es como hacer una serie sobre sumo. La pueden hacer los japoneses, pero sobre toros podemos hacerla nosotros y en algún país de América Latina, pero poco más.

 

¿Por qué elegís el mundo del toreo como telón de fondo?

 

P. G. Estábamos buscando algo para hacer juntos y con esta premisa de intentar hacer algo un poco, bueno, especial, un poco alejado y muy nuestro. Para ir de lo local a lo universal y por casualidades acabamos Paco y yo un día en una fiesta de un torero en una habitación de hotel y claro, aquello nos pasó por encima.

 

Nos impactó y fascinó ese mundo que no tenía que ver con nosotros, que no está en nuestra vida, que no está en nuestro círculo de amigos y ese mundo fascinante con unos personajes como están en la serie. Están e un extremo de la vida, en una cosa que parece que están... Parecen viajeros del tiempo. Parece que están fuera de nuestro mundo, del nuestro, claro. Es su mundo y hay muchísima gente que está metida en el mundo taurino, pero nosotros no.

 

Nos pareció un material dramático que nos despertó mucha curiosidad. Al mismo tiempo, como ha dicho Paco, nos parecía algo que solo se podía hacer aquí y empezamos a investigar. A partir de ahí ya descubrimos la forma de meternos, que es con el personaje de David (Ricardo Gómez) y que es un poco nuestra mirada y empezó a surgir la historia de David y el maestro, pero empieza por la suerte, por una casualidad.

 

La serie habla mucho de la empatía y del respeto al otro.

 

P. P. Totalmente. Es una serie que habla de la tolerancia y de vencer prejuicios. Hay que entender algo que para mí es fundamental: nosotros somos quienes somos y pensamos lo que pensamos por unas circunstancias azarosas que nos han rodeado. ¿Dónde has nacido? ¿El colegio al que has ido? ¿Cómo te han educado tus padres?

 

Entonces realmente la persona que tienes enfrente que ni piensa como tú, ni vive como tú, ni tiene tus valores, ni tu cultura, en realidad eres tú en otras circunstancias. Entender eso creo que es lo que nos hace mejores y acercarnos sin prejuicios a personas que son diferentes o nos parecen diferentes, pero en el fondo es lo epidérmico, lo que les rodea. Queríamos hablar de llegar a respetar sin entender.

 

Muchas veces decimos que necesitas entender las razones de otra persona para respetarla. Yo creo que hay que dar un paso más allá: hay que respetar, aunque nunca llegues a entender a la otra persona. En el caso de David y el Maestro, llegas a quererlos y a establecer una relación que pasa por encima de todo lo que te rodea, que va al corazón de dos seres humanos que encuentran puntos en común y acaban compartiendo unas vivencias y aprendiendo a quererse.

 

Trabajáis en un entorno laboral, el panorama audiovisual, que yo no sé hasta qué punto es azaroso porque hay muchísima gente que quiere vivir de esto que no puede. ¿Con el paso del tiempo el trabajar en esto se da por hecho o seguís sintiendo ese privilegio de poder vivir de esto?

 

P. G. Yo siento absolutamente ese privilegio. Siempre que estoy en un proyecto, que voy a trabajar, me siento afortunadísimo y un privilegiado de poder estar dedicándome y viviendo de lo que a mí me apasiona del mundo que es construir ficciones. Entonces, es lo que decíamos. Tiene que ver la suerte y tiene que ver la suerte en origen de las personas que conocí, pero evidentemente esto es una carrera de fondo. Seguir viviendo de ello, hay que seguir peleándolo y es un oficio, como otro cualquiera, en el que tienes que hacerlo bien. Tienes que demostrarlo, tenemos que esforzarte.

 

Ahora hay un escenario en el panorama audiovisual que ha cambiado muchísimo respecto a hace 10 años. Se hacen muchas más series, muy diferentes pero la competencia es mucho mayor que antes. ¿Tenéis más inquietud ahora respecto a antes cuando lanzáis un proyecto?

 

P. P. Esos nervios nunca se quitan. Es verdad que ahora mismo hay una avalancha de producción que cualquiera de nosotros experimenta en casa. Cuando abres cualquier plataforma, de repente han aparecido 7 series nuevas y te empiezan a hablar de una y no te ha dado tiempo a empezarla y viene otra. Creo que hay una especie de bulimia de la que nos hemos contagiado todos. Las plataformas sienten, supongo que, de forma estudiada, que necesitan constantemente estar renovando su catálogo y creo que eso a veces puede incluso abrumar al espectador. La sensación de que te estás perdiendo algo. No te da tiempo. No te da tiempo material.

 

Lo que anhelas es que lo que tú ofreces al mundo de alguna forma pueda perdurar. Que no simplemente lances los dados a una semana en la que se estrenan 20 series y decir ojalá escojan ver la nuestra, sino creer en lo que has hecho más allá de ese fin de semana o de esas dos semanas de exhibición primeras. Que quede ahí como una obra a la que puedes acudir en cualquier momento a descubrirla o redescubrirla.

 

A mí a veces me pasa que veo una serie que se estrenó hace cinco años, que se te pasó en el momento. Esas cosas están ocurriendo ahora porque simplemente es humanamente imposible estar al día. Yo la verdad es que cuando veo a los periodistas que cubren estrenos de series y pienso, ¿pero esta pobre gente? Porque es que literalmente no te da tiempo a ver ese input constante de novedades.

 

Creo que tiene que ver con el momento social en el que vivimos de sobreestimulación constante. Parece que son tiempos no muy buenos para la reflexión, sino que se premia lo instantáneo, lo eléctrico, el impacto inmediato. Yo recuerdo cuando empecé a trabajar en cine y hacíamos los lanzamientos de las películas y se hacía con mucho tiempo. Dos meses antes planeabas algo para el mantenimiento de segunda semana, de tercera. Ahora eso son utopías. Ahora parece que las cosas duran 15 minutos.

 

P. G. En televisión pasa igual. Yo vengo de mis primeras series, eran semanales. El martes, qué día se emite. Ahora lo que pasa es lo que dice Paco, se pierden cosas. Es muy difícil perdurar o instalar alguna historia en el animalario o en el bestiario del espectador. No hay tiempo como de posarla. Pero es verdad que hay muchísimo trabajo y hay que estar muy atento porque se te escapan cosas. De repente veo series de hace 8 años y la estoy viendo como si fuera absolutamente actual.

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