MURCIA (Efe). El reconocido fotoperiodista Emilio Morenatti, ganador dos premios Pulitzer, que acaba de regresar de Oriente Medio, ha asegurado que la situación en la franja de Gaza es “peor que nunca” y ha lamentado la imposibilidad de que los medios de comunicación puedan acceder a la zona: “Hay un interés especial del ejército israelí por tener a la prensa controlada”. Morenatti (Jerez de la Frontera, 1969) ha hecho esas declaraciones en Murcia, donde este jueves ha participado en las Jornadas Nacionales de Comunicación y Defensa que organizan el Colegio de Periodistas y la Asociación de la Prensa de la comunidad autónoma.
Tras más de dos décadas cubriendo conflictos armados en todo el mundo, ha estado dos semanas y media trabajando en el área de Gaza, donde ya había estado hace 18 años, y ha lamentado las dificultades que ha encontrado en esta ocasión: “No somos bienvenidos en Israel”, ha resumido. Según ha explicado, esas dificultades se han visto agravadas por el hecho de ser español y la posición crítica con Israel que el Gobierno ha adoptado, sobre todo en los últimos meses, exigiendo el final de la guerra reabierta contra Palestina en octubre de 2023.
“En Gaza lo he visto todo peor que nunca: hay más banderas que nunca, más violencia que nunca, más mala hostia que nunca, más de todo que nunca”, ha apuntado, y ha lamentado que pese al endurecimiento del conflicto, la prensa no tenga permitida la entrada a la franja, ni siquiera a sus inmediaciones, porque Israel ha establecido una amplia zona de exclusión.
“Hay un interés muy especial del Ejército de tener a la prensa controlada”, ha dicho antes de reconocer que es algo que ocurre en la mayoría de conflictos bélicos, porque siempre hay partes interesadas que no quieren que se cuente lo que está sucediendo.
A lo largo de su trayectoria, el actual editor jefe de la prestigiosa agencia estadounidense Associated Press (AP) ha fotografiado guerras “empotrado” en ejércitos, principalmente el de ese país en Afganistán, donde trabajó 5 años, pero es un punto de vista que actualmente no le interesa, pues apuesta ahora por retratar “los rostros de los vulnerables, de quienes sufren la guerra”.
Entre ellos, destaca a los niños, protagonistas habituales de muchos de sus trabajos, que son “la expresión de la inocencia”, y las mujeres, “eje principal y pilar que soporta todo el sufrimiento” en las zonas de conflicto, no solo la violencia de la guerra, sino también la machista.
En 2009, recibió el Premio FotoPress de La Caixa por una serie de retratos de mujeres con el rostro desfigurado tras sufrir ataques con ácido en Pakistán y ha realizado numerosos trabajos que aglutina con el título de “El grito”: personas “en la máxima expresión del dolor tras haber perdido a sus familiares”.
"El dolor es el mismo en todas las guerras"
“El grito es común en todas las guerras. Da igual que quien grite tenga velo, sea occidental o negro. El dolor es el mismo y normalmente es expresado por mujeres”, ha dicho el exredactor gráfico de EFE, que ha conocido el dolor de la guerra en primera persona, pues en 2006 fue secuestrado en Gaza, y tres años después sufrió un atentado en Afganistán en el que perdió un pie, una experiencia que le ha llevado a fotografiar a numerosas víctimas de amputaciones, así como a personas que sufren discapacidad física.
Este hecho, ha narrado, fue un “punto de inflexión” en su carrera que le ha permitido acercarse a estas personas desde un punto “más empático”, una cualidad que ha considerado fundamental en este trabajo para poder ponerse en el lugar de quienes sufren la violencia y el dolor.
Ha reflexionado también sobre la forma en la que ha cambiado la profesión periodística con las nuevas tecnologías, que en el caso de la cobertura de conflictos bélicos son una ayuda, pero también ponen en peligro al profesional, porque aportan mucha información “al enemigo”.
“Antes publicábamos las historias cuando volvíamos de una guerra, pero ahora hay una necesidad de inmediatez que está matando al periodista y también a la información, porque implica un exceso de velocidad al publicar sin confirmar las cosas”, una práctica impensable hace años, cuando toda publicación era revisada antes de salir en los medios, ha reflexionado.
La consecuencia es que “se está matando la credibilidad” de los periodistas, cuando esta y la “reputación” es lo más importe que pueden tener, por lo que ha mostrado su sorpresa ante el hecho de que en España se haya abierto cada vez más el abanico de los que dan abiertamente su opinión política, cuando su neutralidad debería ser primordial para ser “serios”.
En ese sentido, ha defendido que puedan tener su propia opinión política, pero “no posicionarse” públicamente: “Yo no puedo tener ninguna bandera, porque si me posiciono en un extremo, el otro extremo ¿cómo lo voy a contar?”, ha concluido.