MURCIA. Sintetizar la Historia, y allanarla para todos, es privilegio de sabios. Escribir la Historia, plena de citas, notas a pie de página y alusión continua a documentos es oficio de eruditos. Ángel Luis Molina, catedrático emérito y académico, sabe jugar en ambos bandos. Ha escudriñado la Historia, aprendiendo de su maestro, el añorado Juan Torres Fontes, guía de tantos y tantos historiadores de Murcia y su amplio entorno geográfico.

Ahora, tras dar a la imprenta su magnífica panorámica de la Murcia musulmana nos ofrece Murcia, Reino de fronteras (1242-1504), recientemente reeditada. El devenir del Reino, desde los albores de la Baja Edad Media hasta los inicios del resurgir renacentista. Y lo hace como divulgador, escribiendo para la mayoría, sin descrédito alguno del rigor científico en su prosa, traída y llevada por un trillar los documentos, interpretarlos y ponerlos en combinación con otros, en pos de la verdad histórica, que siempre será incompleta.

Parte Molina del pormenor del repartimiento previo del reino, de los tratados en los que castellano-leoneses de una parte y aragoneses de otra se adjudicaban, a priori, los territorios musulmanes que -el maestro dice- los cristianos peninsulares consideraban suyos, dando un espaldarazo así a la idea de Reconquista, tan puesta en entredicho en estos tiempos de ahora. Recuperado el reino y la diócesis, el territorio, siempre impreciso de límites hasta nuestros días, se convierte en Reino de Fronteras. De ahí los castillos de la actual bandera autonómica; uno por cada frontera, o raya; incluida la vasta frontera del mar. 

Es un libro para subrayar, para anotar en el margen, para consultar en adelante. Es muy bueno tener presente la Historia chica, siempre en conversación con la Historia grande, en todos los niveles. Libros como éste son muy necesarios, pues tienen capacidad de llegar a la masa desinformada o mal informada, para ponerles delante de los ojos cómo fuimos, qué fuimos y cómo nos dejaron ser, sin aldeanismos ombliguistas, ni con disoluciones en esa masa informe de la Historia Grande, a trompicones, que, desprovista de alma, en tantos cerebros anida aún.

Los amenes bajomedievales se confunden e intrincan con los introitos renacentistas. Pero, a pesar de todo, el Reino de Fronteras fue, hasta tiempos modernos, territorio de inseguridad. De todas partes podían llegar ataques. La última frontera fue la marítima, magníficamente descrita en el último capítulo, memorable de dato y síntesis. 

La editorial Nova Cartago Espartaria, en colaboración con la Real Academia Alfonso X el Sabio han dado vida editorial a este necesario libro, que está escrito para todos.